Detrás del elemento crítico y satírico de la obra de Lubitsch hay que destacar la poética expresión visual y la literatura del autor, que convierten esta película en una de las más reconocidas dentro de los clásicos.
PELÍCULA RECOMENDADA POR CINEMANET
Título original: To be or not to be
País: Estados Unidos
Año: 1942
Dirección: Ernst Lubitsch
Intérpretes: Carole Lombard, Jack Benny, Robert Stack, Felix Bressart, Lionel Atwill, Stanley Ridges, Sig Rumann, Tom Dugan, Charles Halton, George Lynn, Henry Victor, Maude Eburne
Guión: Edwin Justus Mayer (Historia: Melchior Lengyel)
Música: Werner R. Heymann
Fotografía: Rudolph Maté (B&W)
Distribuidora en cine: Romaine Film / Alexander Korda
Duración: 99 min.
Género: Comedia
Estreno en Estados Unidos: 06 de Marzo de 1942
Estreno en España: 19 de Diciembre de 1970.
SINOPSIS
Tras la invasión alemana a Polonia, un grupo de artistas polacos de teatro se deben hacer pasar por nazis para introducirse en el cuartel general de las SS y detener el informe que el espía al servicio de la Gestapo quiere entregar.
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CRÍTICAS
[Marta Gª Outón – Colaboradora de CinemaNet]
Ser o no ser… El espíritu de William Shakespeare impregna la película de Ernst Lubitsch y una de sus citas más conocidas titula la obra y nos da la clave para entenderla: el juego de identidades en una trama donde se confunde la realidad y la ficción.
Ernst Lubitsch encontró en el panorama de la Segunda Guerra Mundial el mejor escenario donde representar tanto el drama como lo absurdo. Su lirismo visual y el significativo poder de sus narraciones lo convirtieron en El bardo de Hollywood. El lenguaje de sus películas, satírico y crítico con la realidad política y social, lo convirtió en uno de los preferidos de la compañía alemana UFA para expandir propaganda contra las ideas revolucionarias y liberales de Francia e Inglaterra, pero tras su acogida en América, su postura crítica hacia los totalitarismos que habían emergido en Europa durante el siglo XX (ataca al comunismo en Ninotchka) fue incesante.
La película To Be or Not To Be resultó controvertida en su tiempo, ya que fue rodada pocos años después de la invasión de Alemania a Polonia. Aquí, el director se atreve a burlarse del absurdo del nacionalsocialismo y su adoración al individuo equiparándolo al orgullo y a la vanagloria de los artistas; por utilizar una postura demasiado cómica y satírica con el drama que se estaba viviendo en Europa no fue muy bien acogida por la crítica; no obstante, la defensa al director es merecida, ya que Lubitsch escogió resaltar lo absurdo de las ideologías, de cada persona, de cada momento… subrayándolo sin malicia, sin dobleces, aunque con una sinceridad tan exagerada que culmina en lo burlesco.
Sin embargo, detrás del elemento crítico y satírico de la obra de Lubitsch hay que destacar la poética expresión visual y la literatura del autor, que convierten esta película en una de las más reconocidas dentro de los clásicos. Encontramos similitudes con Hitchcock en la narración, dominada por el drama y el suspense, pero también juega con las emociones del espectador, empleando el humor y la intriga, que ayuda al público a introducirse en la historia y a jugar un papel dentro de la trama, acompañando al director tras la cámara y a los personajes en sus engañosas identidades para camuflar su nacionalidad polaca y su condición de espía, lo que nos recuerda a Charlie Chaplin en El Gran Dictador.
Su lenguaje en esta película, así como en otras muchas a largo de su carrera (a destacar Bluebeard’s Eighth Wife o The Shop around the Corner), adquiere la sutileza de la sátira, la convicción del periodismo y la pasión del arte, donde el director, cronista y crítico, se convierte en el héroe que se enfrenta a dos escenarios dispares: el de la realidad –la comprometida situación histórica de las guerras de ideologías- y el la de la ficción –la vida traducida en el lenguaje del arte. Encontramos una narración escrita con la misma armonía que una sinfonía, donde todos los elementos artísticos se entrelazan y conducen al espectador a lo largo de la historia mediante una elaboración perfecta y equilibrada del montaje, con los movimientos de los actores de unos decorados a otros, entrando y saliendo por las puertas que los conducen por los diferentes decorados como si fuera un amplísimo escenario de teatro. Una historia presentada como la cara de una moneda, donde se presenta oposición constante en la que vemos que la realidad contradice a la ficción y que la ficción engaña a la realidad, sin violar su diálogo simbólico y su sentido direccional, con una banda sonora que se funde con la narración y ensalza esas situaciones y personajes que, insignificantes pudieran parecer en la sociedad o en la película, protagonizan momentos sublimes.
En esta obra, Ernst Lubitsch nos demuestra que el arte de la expresión remueve la historia y el verdadero ser –o no ser- de los personajes y burla a las políticas y a los espectadores, pero que, sin embargo, no es capaz de engañar bajo un disfraz a la mirada inocente de una niña polaca…
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