Agradable propuesta, quizás ligera y previsible, pero sin duda emotiva y estimulante. Rinde homenaje a la tercera edad y al voluntariado, al tiempo que reflexiona certeramente sobre el cariño conyugal, las relaciones paterno-filiares, la lucha contra los propios defectos y la necesidad de afrontar la enfermedad y la muerte con sentido positivo, disfrutando de la vida y dejándose ayudar por los médicos, familiares y amigos.
ESTRENO RECOMENDADO POR CINEMANET Título original: Song for Marion. |
SINOPSIS
Arthur es un jubilado gruñón cuya esposa Marion le anima para que se una a un coro local que, desde luego, no tiene nada de convencional. A pesar de la testaruda oposición de Arthur, la joven directora del coro intentará convencerle para que forme parte del grupo y, de esta forma, aprenda a aprovechar lo bueno de la vida. Poco a poco descubrirá que las mejores armas para enfrentarse a los momentos más complicados son la música y el amor de los que le rodean.
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CRÍTICAS
[Jerónimo José Martín, COPE]
Arthur (Terence Stamp) es un jubilado gruñón, felizmente casado con Marion (Vanessa Redgrave), una anciana cariñosa y vitalista pero gravemente enferma. El hijo de ambos, James (Christopher Eccleston), educa solo a una espabilada niña pequeña, Jennifer (Orla Hill). Arthur no conecta con su hijo desde hace años y, aunque cuida a su esposa con esmero, lleva fatal su enfermedad y no soporta su afición por formar parte de un divertido coro de jubilados, que ensayan a diario bajo las órdenes de Elizabeth (Gemma Arterton), una joven, alegre y paciente profesora de música, que colabora desinteresadamente con el centro de mayores. La situación se extrema cuando los médicos anuncian a Marion que le quedan pocas semanas de vida, y ella decide seguir ensayando con su coro, que va a intentar participar en un concurso regional.
En esta grata tragicomedia, el poco conocido cineasta inglés Paul Andrew Williams (London to Brighton, The Cottage, Cherry Tree Lane) dirige con vigor y emotividad a un reparto espléndido, encabezado por la joven Gemma Arterton —luminosa en todo momento— y los veteranos Terence Stamp y Vanessa Redgrave, que bordan sus personajes y hasta se marcan un par de preciosas versiones de canciones famosas.
Ellos y el resto del reparto llenan de humanidad el fresco guion del propio Williams, quizás un punto sensiblero y poco abierto a la trascendencia, pero que rinde homenaje a la tercera edad y al voluntariado, al tiempo que reflexiona certeramente sobre el cariño conyugal, las relaciones paterno-filiares, la lucha contra los propios defectos y la necesidad de afrontar la enfermedad y la muerte con sentido positivo, disfrutando de la vida y dejándose ayudar por los médicos, familiares y amigos. O sea, en las antípodas —para bien— de la sobrevalorada y nihilista Amor, de Michael Haneke.
Además de con las divertidas versiones del coro de ancianos y con los bellos solos de Marion y Arthur, la animante banda sonora de Laura Rossi se completa con varias espléndidas canciones de Etta James, Charlie Rich, Stevie Wonder, Celine Dion y otros. Es la guinda de esta agradable propuesta, quizás ligera y previsible, pero sin duda emotiva y estimulante.
[Joaquín Guitart, TAC Online]
Este nuevo film del director y guionista Paul Andrew Williams, con London to Brighton y Cherry Tree Lane en su historial, ha sido Nominado al Premio del Público como Mejor Película en el Festival de Toronto 2012 y presentado en la Sección Oficial a Concurso en la Seminci de Valladolid del mismo año.
Sensibilidad. Una cálida y extraordinaria lección de sensibilidad es el benefactor poso que esta película deposita en nuestra conciencia. Todos los componentes del coro se encuentran en una fase avanzada de la vida, pero les gusta reunirse, comunicarse, reírse, extraer todo el jugo de las mil y una sensaciones gratuitas que cada día revolotean a su alrededor. Una sonrisa, un comentario, una chanza o una pequeña burla… Y una canción.
Hay que ver con qué alegría se entregan a los consejos de la joven profesora que desea hacerles competir en el próximo concurso regional.
Terence Stamp, una sobria interpretación en el papel de esposo de Marion, es el contrapunto de esta historia. Es un hombre duro, vive otra realidad más comprometida y no se deja arrullar por los cantos de sirena. De momento, no muestra ningún interés en abandonar su propia circunstancia ante la inmediatez de sus propios problemas.
Maravillosa, una vez más, la genial Vanesa Redgrave (Marion) en otra singular muestra de su acreditada carrera artística. Y un rayo de luz, la joven actriz Gemma Arterton, el ángel que da alas al singular coro, animándoles a seguir en su lucha contra la edad y sus circunstancias y, en ocasiones, beneficiándose para sus adentros con las lecciones aprendidas de los demás.
En esta época, cuando el cine suele ofrecernos un notable grado virtual de visiones apocalípticas, es de agradecer el paréntesis de esta Canción para Marion. Una canción que todos deberíamos aprender a cantar para tenerla presente en algún primordial momento de nuestras vidas.