Otro espectáculo audiovisual apabullante, pero con alma y certeras reflexiones morales en torno al heroísmo de las personas corrientes y el trabajo en equipo. Ojalá se mantenga o incluso se eleve este alto listón en la culminación de la trilogía, El Hobbit: Partida y regreso, cuyo estreno está previsto para el 17 de diciembre de 2014.
ESTRENO RECOMENDADO POR CINEMANET Título original: The hobbit: The desolation of Smaug. |
SINOPSIS
Tras sobrevivir al inicio de su inesperado viaje, la Compañía sigue hacia el este y se encuentra por el camino con Beorn, el cambiador de piel, y con un enjambre de arañas gigantes en el peligroso monte Mirkwood. Tras evitar que los Elfos del Bosque los capturen, los enanos prosiguen su viaje hacia Ciudad del Lago, y finalmente llegan a la Montaña Solitaria, donde tienen que enfrentarse al mayor de los peligros, una criatura más terrorífica que cualquier otra que pondrá a prueba no solo lo profundo de su valentía sino también los límites de su amistad y la sabiduría del viaje: el dragón Smaug.
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CRÍTICAS
[Jerónimo José Martín – COPE]
Tras convertirse en el rey del gore cutre —a través de películas como Mal gusto, Meet the Febles o Braindead—, el neozelandés Peter Jackson se moderó bastante en Criaturas celestiales y Agárrame esos fantasmas. A continuación, sorprendió a todos con sus tres excelentes adaptaciones de El Señor de los Anillos (2001-2003), la magistral saga de fantasía heroica del británico J.R.R. Tolkien. Después, dirigió la notable King Kong y la decepcionante The Lovely Bones, antes de rozar su mejor nivel en El Hobbit: Un viaje inesperado, primera de las tres partes en las que Jackson ha fragmentado la novela juvenil que Tolkien escribió para sus hijos en 1932, enriquecida con diversos elementos de El Silmarillion, los Cuentos inconclusos y los Apéndices de El Señor de los Anillos, con el fin de darle un mayor vuelo mitológico. Más de mil millones de dólares recaudó en todo el mundo El Hobbit: Un viaje inesperado, a la que ahora da continuidad El Hobbit: La desolación de Smaug, más sólida y entretenida que su antecesora, y que incluye un divertido cameo del propio director al más puro estilo Hitchcock.
En esta segunda entrega, prosiguen las aventuras en la Tierra Media del hobbit Bilbo Bolsón (Martin Freeman), el mago Gandalf el Gris (Ian McKellen) y los trece enanos liderados por Thorin Escudo de Roble (Richard Armitage) en su épico viaje para recuperar el Reino Enano de Erebor. En su avance hacia el Este, la Compañía se encuentra con Beorn (Mikael Persbrandt), el hombre-oso, y con un enjambre de arañas gigantes en el peligroso monte Mirkwood. Tras ser capturados por los Elfos del Bosque Negro, y escapar de ellos, los enanos se dirigen hacia Ciudad del Lago, ya muy cerca de la Montaña Solitaria, dominada por el terrorífico dragón Smaug (voz de Benedict Cumberbatch).
A nivel técnico, además de la nitidez que proporciona su rodaje a 48 fotogramas por segundo —sólo apreciable plenamente en pocos cines—, lucen especialmente la impactante animación digital del dragón Smaug y los sugerentes efectos estereoscópicos de perspectiva, generados por la novedosa técnica de motion control (moco), que permite integrar en la misma imagen pares de diferentes decorados. En este sentido, es sencillamente antológica la trepidante escapada en barriles del Bosque Negro. Por su parte, los actores reales y los dobladores de los personajes animados despliegan de nuevo un alto nivel interpretativo, que les permite encarnar los diversos matices dramáticos y cómicos de los numerosos personajes. Y también mantienen su altísima calidad la banda sonora de Howard Shore, la fotografía de Andrew Lesnie, el diseño de producción de Dan Hennah y el vestuario de Ann Maskrey y Richard Taylor. Además, esta vez el guion goza de un ritmo excelente, casi sin caídas de intensidad, desde el sereno arranque hasta el abrupto desenlace abierto, aunque esta última parte se alarga en exceso, al igual que la paralela búsqueda del Nigromante (voz de Benedict Cumberbatch) por parte de Gandalf y Radagast (Sylvester McCoy). Mejor dosificada está la inventada subtrama romántica —que no aparece en la novela de Tolkien— entre la elfa Tauriel (Evangeline Lilly) y el enano Kili (Aidan Turner).
Queda en todo caso otro espectáculo audiovisual apabullante, pero con alma y certeras reflexiones morales en torno al heroísmo de las personas corrientes y el trabajo en equipo. Ojalá se mantenga o incluso se eleve este alto listón en la culminación de la trilogía, El Hobbit: Partida y regreso, cuyo estreno está previsto para el 17 de diciembre de 2014.
[Lourdes Domingo – TAConline]
Segunda entrega de la saga, que sigue la aventura del personaje principal, Bilbo Bolsón, y su viaje con el mago Gandalf y los trece enanos liderados por Thorin Escudo de Roble para reclamar la Montaña Solitaria y el reino enano perdido de Erebor. Después de haber sobrevivido a su viaje inesperado, la Compañía continúa hacia el este, encontrando en su camino al cambiapieles Beorn y a una multitud de arañas gigantes en el peligroso Bosque Negro. Después de escapar de las manos de los Elfos del bosque, los enanos emprenden su viaje hacia la Ciudad del Lago, y finalmente a la Montaña Solitaria, donde deberán enfrentarse al mayor de los peligros –una criatura más terrorífica que ninguna otra, que pondrá a prueba no solo su valor, sino los límites de la amistad y la sabiduría del viaje en sí–, el dragón Smaug.
Como era de esperar, pues se rodó simultáneamente a la primera y tercera parte, esta segunda entrega ofrece un estilo en continuidad con El Hobbit: un viaje inesperado. Aunque se estructura con un breve prólogo (un flashback novedoso en contenidos), el resto del film da continuidad al relato de Tolkien, al que Jackson ha añadido algunos apéndices de El señor de los anillos (libro) para alargar lo que podría haber sido una o, como mucho, dos películas; y también algo de su propia cosecha como el personaje de la elfa Tauriel (en una tímida incoación romántica nada encajada en el estilo tolkiano). Además de estos aspectos más polémicos que entretendrán a los puristas, quedan 160 minutos de filmación a 48 fotogramas por segundo, que junto al efecto 3D, producen una sensación de espectáculo de feria que a veces traiciona el interés innato de la trama de la Tierra Media y consigue marear a las neuronas más sensibles.
Sí que es cierto que Jackson logra mantener un pulso más equilibrado entre acción, emoción y valores; algo que en la primera parte se descolgó parcialmente a favor de la acción por la acción, en una emulación de la experiencia de los videojuegos. En este sentido, El Hobbit: la desolación de Smaug juega con mayor frecuencia con tramas paralelas que dotan al guión de un ritmo más dramático y menos artificioso.
A la espera de la conclusión, El Hobbit: partida y regreso, prevista para diciembre de 2014, queda tiempo para profundizar en toda la inteligencia del universo de J.R.R. Tolkien, en el que se alaba la valentía de actuar y tomar decisiones a pesar del miedo, la sinceridad y una despojada afectación en el trato con los demás.
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