Un macabro y angustioso chantaje bajo amenaza de asesinatos a cambio de 150 millones de dólares durante un vuelo transoceánico es el argumento de esta película de acción y suspense, basada en arquetipos en ambos bandos, pero que no por ello deja de ser emocionante ni atractiva. Su visión será más favorable desde la perspectiva del simple entretenimiento, sin más, que con pretensiones más elevadas.
ESTRENO Título original: Non-stop. |
SINOPSIS
Durante un vuelo transoceánico de Nueva York a Londres, el agente Bill Marks recibe una serie de mensajes de texto anónimos exigiendo que haga que la aerolínea transfiera 150 millones de dólares a una cuenta extranjera. Hasta que no consiga el dinero, matará a un pasajero cada 20 minutos.
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CRÍTICAS
[Jerónimo José Martín – COPE]
Divorciado, alcohólico y quemado, Bill Marks (Liam Neeson) se dispone a realizar su enésimo vuelo directo Nueva York–Londres como agente del servicio aéreo de los Marshals. Al poco de despegar, recibe en su móvil una serie de anónimos mensajes de texto exigiendo que la aerolínea transfiera 150 millones de dólares a una cuenta extranjera. Si no lo hacen, morirá un pasajero cada veinte minutos. Se inicia así un angustioso juego del gato y el ratón a nueve mil metros de altura, a casi mil kilómetros por hora y con las vidas de 150 pasajeros y tripulantes pendientes de un hilo.
El barcelonés Jaume Collet-Serra (“La casa de cera”, “¡Goool 2!”, “La huérfana”, “Sin identidad”) consigue su película más redonda en este thriller de intriga y acción, en el que vuelve a dirigir con vigor al norirlandés Liam Neeson, bien secundado por Julianne Moore, Lupita Nyong’o y otros actores mucho menos famosos. La trama no es muy original, pues actualiza los típicos relatos de Agatha Christie con numerosos sospechosos en un espacio cerrado. Además, si se piensa un poco, el guión de John W. Richardson, Chris Roach IV y Ryan Engle seguramente tenga unas cuantas trampas e incoherencias.
Sin embargo, la película capta la atención del espectador de principio a fin, se enriquece con varias leves subtramas dramáticas y goza de una sostenida progresión narrativa. En este sentido, es fundamental la brillante puesta en escena de Collet-Serra, de inquietante planificación y agresivo montaje, muy a lo Hitchcock. Queda así, una entretenida película de género, sin desagradables concesiones a la galería.
[Enrique Almaraz – Colaborador de CinemaNet]
Crear alarma en un avión suele ser una vía bastante usual para producir emoción por la vía rápida. Si a eso se suma la figura del héroe denostado, depresivo y con una gran falta de credibilidad sobre su persona por parte de sus superiores, la ventaja del mal sobre el bien se acentúa y la situación a remontar se vuelve mucho más cuesta arriba. En este producto de acción sin más ambiciones se dan cita los ingredientes anteriores y, con el chantaje millonario como objetivo de un amenazador anónimo a bordo entre los pasajeros del avión, comienza el macabro juego de los, aquí, 150 negritos y una bomba de por medio.
El protagonista es un policía aéreo cuyo prestigio está por los suelos debido a la depresión ahogada en alcohol que arrastra desde varios años antes. Cuando el chantajista comienza a actuar comunicándose con él por una ‘vía segura’, empieza la búsqueda del intruso y potencial asesino, con las consecuentes muestras de descrédito por parte de sus aliados que no hacen sino jugar a favor de las pretensiones criminales. El planteamiento es quizá demasiado largo y no exento de tramas ya conocidas, pero aun así, desde un punto de vista meramente evasivo, también interesante. A partir de ahí, entretenimiento simple y vacuo, con la baza de que en este tipo de películas, el espectador acostumbra a dar por sentados o por buenos determinados elementos. Pero no todos. Liam Neeson se ha acomodado en —o mejor dicho, parece que conformado con— este tipo de roles, fotocopias unos de otros y que proporcionan el citado entretenimiento, sí, como hicieron otros actores de menor categoría —aseveración unánime— pero que, en el caso de Neeson, incomoda más, por ese tono caduco y acartonado de este héroe-antihéroe-héroe… [la longitud de esta cadena queda a gusto del consumidor] en particular. Un protagonista que haría bien en añorar los papeles y tiempos por él vividos en la Primera División en lugar de desaprovecharse en productos repetitivos y tópicos que no aportan nada nuevo ni al género ni a su carrera.
Desde luego, esta película está a una considerable distancia de la, sin duda, mucho mejor “Decisión crítica” (1996), donde la situación era muy parecida y la tensión del espectador se mantenía siempre en alza. Si en “Non-stop (Sin escalas)” la intención era elevar el listón de la historia con los ‘motivos’ —nunca los hay, nunca lo son— de los malos, no lo han conseguido. Por eso debe ser vista bajo la simple etiqueta del subgénero aéreo dentro del género de la acción, donde como tal, poco o nada aporta, pero no deja de ser entretenida, emocionante y propicia para el consumo de palomitas con una mantita, una noche en el sofá, con la que desconectar durante 106 minutos. Sin más.
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