Este sentido melodrama responde plenamente a los planteamientos de su productora, fundada con el objetivo de realizar películas de bajo presupuesto que difundan valores positivos, sobre todo cristianos, pero válidos para cualquier religión. Le pesan su factura televisiva y un guión a menudo sensiblero y discursivo, pero sus virtudes lo compensan dando lugar a una película amable y optimista que gustará al gran público y a los aficionados del cine romántico de siempre.
ESTRENO RECOMENDADO POR CINEMANET Título original: My last day without you. |
SINOPSIS
Niklas, un joven y exitoso ejecutivo alemán, viaja por un día a Nueva York. Su misión es bastante sombría: debe despedir a toda una división de la empresa a la cual pertenece. Leticia acaba de entrar a esa empresa, es su primer trabajo y ha dejado la casa de su padre. La idea es tener un sueldo estable y por las noches perseguir su sueño de ser cantante. A lo largo del día, Niklas y Leticia se encuentran en varias ocasiones. El joven ejecutivo la perseguirá hasta convencerla para que pase la tarde con él, antes de su regreso a Alemania. Leticia le enseñará su mundo de Brooklyn y una serie de emociones que nunca antes había sentido.
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CRÍTICAS
[Jerónimo José Martín – COPE]
Niklas (Ken Duken) es un joven y agresivo ejecutivo de Fráncfort, al que envían a Nueva York para que cierre la sucursal de su empresa en la Gran Manzana, con el consiguiente despido de más de 300 empleados. Uno de ellos es Leticia (Nicole Beharie), una guapa secretaria afroamericana, que aspira a ser cantante y que acaba de independizarse de su padre, el viudo Pastor Johnson (Reg E. Cathey), cuya iglesia protestante de Brooklyn pasa por graves dificultades económicas. Casualmente, Niklas conoce a Leticia en una cafetería, y se enamora perdidamente de ella. Así que intentará ganarse su corazón durante las once horas que permanecerá en Nueva York antes de volver a Alemania. Pero los dos tienen planteamientos vitales antagónicos, y desconocen el traumático vínculo que une sus vidas. Un vínculo que antes o después saldrá a la luz.
Este sentido melodrama responde plenamente a los planteamientos de su productora, Cicala Films, fundada en 1997 por el estadounidense Stefan C. Schaefer (“Confess”, “Arranged”) con el objetivo de realizar películas de bajo presupuesto que difundan valores positivos, sobre todo cristianos, pero válidos para cualquier religión. Como desgraciadamente es habitual en este tipo de productos, la película se ve lastrada por una cierta factura televisiva, un argumento demasiado previsible y un guión a menudo sensiblero y discursivo. Aquí, además, el romance del Pastor Johnson con su portorriqueña feligresa Luz (Marlene Forte) resulta excesivamente infantil y artificioso.
De todas formas, la puesta en escena de Schaefer es fluida, el alemán Ken Duken (“Gran Paradiso”, “Karol, el hombre que llegó a ser Papa”, “Malditos bastardos”) y la estadounidense Nicole Beharie (“American Violet”, “Shame”, “42”) dotan de veracidad y hondura dramática a la emotiva y estimulante trama principal, y ella se luce como cantante en varias bellas baladas, que completan la romántica partitura original de Scott Jacoby. Además, el desconocido Laith Nakli aporta unas oxigenantes gotas de humor costumbrista en su divertida caracterización del chófer musulmán Mahdi. Todas estas cualidades compensan bastante los defectos antes citados hasta dejar una película amable y optimista, certeramente crítica con el modelo ‘yuppie’ de triunfo a cualquier precio y elogiosa de la familia, el amor responsable, la religión, la solidaridad, la integración racial y la creatividad artística. Así que dejará un buen sabor de boca en el gran público, sobre todo entre los aficionados al cine romántico de siempre.
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