[Julio R. Chico – Colaborador de CinemaNet]
La Filmoteca del País Vasco, en su colección “Nosferatu”, acaba de publicar un libro monográfico sobre Krzysztof Kieslowski en el que he sido invitado a participar. Lleva por título “La doble vida de Krzysztof Kieslowski”, donde Joanna Bardzinska coordina el trabajo de trece escritores que recorren la vida y producción del director polaco, con un análisis formal, social y existencial de quien veía en la cámara un medio para hacerse las preguntas fundamentales sobre el mundo y sobre el hombre.
Introduce Bardzinska el libro con unas palabras de Agnieszka Holland y de Stanislaw Zawislinski, para seguir después con una breve carta del propio Kieslowski.
Se da paso después al recorrido que el director hace desde documental a la ficción, desde realismo a la metafísica, y desde la prosa a la poesía, con firmas ilustres que nos lo presentan como alguien que trataba de filmar y representar lo inabarcable, como un rebelde metafísico que se exasperaba en una sociedad de injusticias, como un pensador que indagaba en el secreto de la vida y en los límites de la conciencia humana. Después de abordar “Decálogo” y “La doble vida de Verónica”, le llega el turno a la trilogía “Tres Colores” donde se ofrece a quien escribe en este blog –Julio R. Chico– la posibilidad de articular el pensamiento de Kieslowski sobre los anhelos de libertad e igualdad del individuo, que encuentran respuesta en el amor.
En 237 páginas hemos viajado desde la Polonia natal del cineasta hasta Francia, Suiza o el Paso de Calais, para regresar al país centroeuropeo de la mano de Sebastian Smolinski, y asomarnos al legado que Kieslowski dejó en el ámbito cinematográfico. Unos apéndices con textos del propio director, junto a la filmografía y bibliografía pertinentes se completan con una excelente selección de fotografías y unos prácticos índices de todo tipo. Estamos, por tanto, ante un libro que viene a rellenar el vacío existente en castellano sobre el director polaco y que, sin duda, contribuirá a colocar al cineasta entre aquellos que entendieron el cine como una manera de decir algo al espectador, de interrogarle por su vida y de hacerlo desde las emociones más sutiles.