Buena fe y poco cine en el duro retrato de la vida de un indigente con muy pocas oportunidades de enderezar su camino. La película huye del sentimentalismo hasta resultar carente de emoción, pero pretende utilizar la crítica poco beligerante como su mejor altavoz. En cualquier caso, una oportunidad fallida por su falta de alma.
SINOPSIS
Tras quedarse sin ninguna opción en su vida, y en plena decadencia personal, George Hammond se ve obligado a hospedarse en un refugio para personas sin hogar. La ciudad en la que vive es Nueva York, un lugar donde ser vagabundo significa ser invisible para la sociedad. Sin recursos y deprimido por su situación, luchará por encarrilar su antigua vida, viéndose obligado a pedir en la calle. Gracias a la ayuda de otro vagabundo, Dixon, George se sentirá con fuerzas para tratar de arreglar su relación con Maggie, su hija, de la que está muy distanciado.
¡Debate esta película en nuestros foros!
CRÍTICAS
[Enrique Almaraz. Colaborador de Cinemanet.]
Richard Gere afronta uno de sus proyectos más personales con la historia de un indigente olvidado por el sistema y con la angustia continua por la supervivencia cuando todos los elementos luchan en su contra. Famoso también por su compromiso humanitario, el actor consigue por fin ver reflejado en pantalla un trabajo meticuloso que le ha llevado doce años de preparación, reescritura y demás, con el objetivo de mostrar la realidad de manera franca y sin efectismos desde ninguno de los lados de la balanza. Así, con una propuesta barata, simplemente expositiva hasta el punto de una nula personalidad, se adentra en el día a día en el invierno neoyorquino, los albergues y, ante todo, la invisibilidad que experimenta este desgraciado colectivo de aislados y solitarios a los ojos del resto de la población.
En todo momento el enfoque, demasiado parcial, intenta afrontar las soluciones a la mayor brevedad posible, pues cada segundo cuenta en la degradación. Poco tarda en mostrarse como un fallo de planteamiento al considerar tan sólo el presente y afrontar el futuro inmediato, sin valorar las causas para estas consecuencias. No disculpa al protagonista por sus malas decisiones —aunque apenas incida en ellas—, pero el hecho de equiparar a todos los menesterosos deja incompleta la ecuación cuyo principal lema “mejor prevenir que curar” ha de lucir en lo más alto. La película naufraga en algo tan elemental como la emoción, que con una película de este tipo no debería faltar. Por supuesto existe compasión hacia los desfavorecidos, pero nunca fomentada por unas imágenes carentes de sentimiento y con escasa autocrítica. Salvando las lejanas distancias, sí consigue la identificación para quienes hayan sido víctimas de determinados funcionamientos burocráticos, con la impotencia que supone verse reducido a un número y papeles.
Richard Gere, en el incoherente por lujoso escenario donde tuvo lugar la comparecencia ante los medios, expuso una serie de reflexiones sobre factores merecedores de atención en esas duras circunstancias: los tiempos, los lugares, la despersonalización y la esperanza. También merece ser tenida en cuenta su vivencia sobre cuán rápido se deteriora la persona al ser excluida y la fragilidad de la mente humana. Volviendo a lo fílmico, Gere se enorgullece de la fidelidad de su interpretación con el día a día de los afectados, opiniones favorables que ha recabado tras una serie de pases. Y eso a pesar de ser el suyo un personaje sin techo pero con jabón, que incluso dice ser limpio por si las imágenes no lo demostraran ya…
En definitiva, se trata de una película sin alma, una oportunidad desaprovechada desde el punto de vista fílmico, sobre una situación que en tal grado sólo afecta a algunos, pero el problema es de todos. Por de pronto, el actor y productor ya ha cedido de manera gratuita los derechos de exhibición a las organizaciones locales y animó a trabajar entre todos para mejorar estas penosas situaciones. Algo es algo.
¡Debate esta película en nuestros foros!