Nueva versión de la obra homónima de Shakespeare ambientada en la Escocia del siglo XI en la que el protagonista no se dentendrá ante nada ni nadie con tal de convertirse en rey. Dirigida por Justin Kurzel y protagonizada por Michael Fassbender y Marion Cotillard.
ESTRENO RECOMENDADO POR CINEMANET Título Original: Macbeth |
SINOPSIS
Tras ganar una batalla decisiva, y recién ascendido por el rey Duncan, el fiel Macbeth, duque de Escocia, recibe de tres brujas denominadas las Hermanas Fatídicas la predicción de que será rey, aunque sin dejar descendencia. Decidido a apresurar el vaticinio, e instigado por su esposa Lady Macbeth, la pareja invita a Duncan a celebrar la victoria en su morada. Aprovecharán la noche para asesinarlo, inculpando a sus guardias y consiguiendo así que la corona recaiga en la cabeza de Macbeth. Será entonces cuando la culpa y la paranoia comiencen a corroerlos, sobre todo a él, que pasará de glorioso guerrero a oscuro rey. La traición, el poder, la ambición y la culpa entrarán en escena, en un contexto donde todos a su alrededor serán sospechosos de conspiración.
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CRÍTICAS
[Mª Ángeles Almacellas. Colaboradora de Cinemanet.]
Macbeth y Banquo, generales del ejército del rey de Escocia Duncan victoriosos en la guerra contra el rey de Noruega, reciben de boca de unas brujas la profecía de grandes honores: para Macbeth una predicción de nobleza y de que será rey, para Banquo que será padre de reyes. Lady Macbeth, ciega de ambición, insta a su marido a asesinar a Duncan. Finalmente, no sólo mata al rey, sino también a los guardianes para inculparlos. Más tarde, Macbeth ya proclamado rey, manda asesinar a Banquo y a su hijo Fleance para evitar que se cumpla la profecía.El nuevo rey parece haber enloquecido mientras siente despavorido cómo se desliza irremisiblemente por la pendiente de su destrucción personal. Mientras tanto, el noble Macduff acude a la corte de Inglaterra a pedir ayuda para liberar a Escocia del tirano. Un ejército con Macduff al frente ataca el castillo de Macbeth, que descubre entonces cómo las brujas y las apariciones lo engañaron con frases de doble sentido. El tirano asesino cae muerto y el orden queda restablecido.
La tragedia de Macbeth ha sido llevada al cine en repetidas ocasiones. Entre ellas destaca sin duda la versión de Orson Welles de 1948. Con esta nueva adaptación, el australiano Justin Kurzel nos ofrece un espectáculo fascinante, con una fotografía absolutamente espectacular que deja traslucir la horrible locura de furia y destrucción y hasta el infierno que avanza dispuesto a engullir a los personajes. Kurzel suaviza la violencia de los planos bélicos con extensas ralentizaciones. Los dos ejércitos avanzan casi imperceptiblemente, uno frente al otro, en total simetría, como dos cuadros casi inmovilizados que, al llegar a encontrarse, cobran vida y adquieren el ritmo normal de movimiento. El resultado es de tal belleza que deja sin aliento.
Kurzel sigue fielmente el texto de Shakespeare, sólo suprimiendo algunos fragmentos para ajustarse al tiempo propio de una película. Así, la película, como la tragedia original, nos va describiendo el proceso de vértigo de ambición en el personaje de Macbeth, cómo desde una exaltación inicial por obtener de forma inmediata el objeto de su deseo –el trono–, pasa a un profundo sentimiento de tristeza. Un vértigo engendra otro vértigo, un crimen lleva a otro crimen, y Macbeth, sumido en una angustiosa soledad, despojado de toda esperanza, se ve engullido por un torbellino que lo lanza a la destrucción de cuanto encuentra a su paso.
Son bellísimos los planos fijos en algunos monólogos, que concentran la atención en los discursos como si no estuviéramos ante una pantalla sino en una representación teatral. Merece destacarse la escena en que Macbeth conoce la muerte de su esposa, pero ya no se impresiona porque forma parte del sinsentido total al que se ha abocado su vida. En un soliloquio estremecedor, con el cadáver de su esposa en los brazos, musita terribles palabras: «La vida es una sombra tan sólo que transcurre; un pobre actor que, orgulloso, consume su turno sobre el escenario para jamás volver a ser oído. Es una historia contada por un necio, llena de ruido y furia».
Michael Fassbender y MorionCotillard están magistrales en los personales de Macbeth y su esposa. Ella nos hiela la sangre con la frialdad con la que proyecta el asesinato del rey y Fassbender nos eriza el vello con su locura destructiva. El resto del reparto cumple debidamente. Y la música de Jed Kurzel ambienta perfectamente el horror de la tragedia que se está desarrollando. Los amantes de Shakespeare y del buen cine harán bien en no perdérsela.
Crítica cedida por la fundación López Quintás
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