También en estrenos, una entretenida película familiar sobre un pequeño inventor de juegos soñador que a pesar de no ser una obra maestra, deja un puñado de valores y reflexiones para mayores y pequeños.
Título Original: El inventor de juegos |
SINOPSIS
El tímido Iván Drago vive feliz con sus padres tratando de practicar deportes como le insta su progenitor. Cuando por casualidad decide participar en un concurso de invención de juegos su mundo infantil se abre y descubre sus mejores habilidades. Desde ese momento se iniciarán aventuras llenas de fantasía que completarán su carácter e incluso a su propia familia.
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CRÍTICAS
[Pilar Madrigal. Colaboradora de Cinemanet]
“El inventor de juegos” hace honor a su título: es una invención fantástica para niños, repleta de imaginación, escenas oníricas y aventuras trepidantes. Basada en la trilogía del escritor argentino Pablo De Santis, el guión incluye todo el argumento de los tres libros -lo que provoca que algunos saltos sean demasiado trepidantes y que la película quiera abarcar mucho en poco metraje-.
El tema central de esta entretenida película son los juegos y el efecto en la personalidad de un niño sumamente tímido. El pequeño Iván Drago parece delicado hasta que decide poner en juego su propia mente, y entonces su vida se llena de momentos inolvidables. Toda su creatividad trabajando desde el secreto se abre de golpe al comprender que puede inventar algo nuevo y atrayente para los demás. Su capacidad de liderazgo se desarrolla y encuentra la manera de salir adelante y de afrontar retos difíciles.
“El inventor de juegos” incluye muchos temas para reflexionar. Habla de las relaciones dentro de la familia y el respeto a la diferente personalidad de cada uno de sus miembros. Expone las dificultades que las mentes geniales pueden tener para socializar con el resto de personas sin llamar demasiado la atención precisamente al poseer más brillantez o capacidades excepcionales. Va descubriendo el desarrollo interior del niño, cómo aprende del ejemplo de sus mayores, del estudio y también de sí mismo al enfrentar lo que la vida le va poniendo delante.
La película es también un alegato al valor como gran virtud, para saber apreciar lo bueno que tenemos cada uno y ver lo que tienen los demás que puede ser diferente y también valioso. Valor discreto unas veces y operativo otras. También ensalza la paciencia cuando pasan cosas que no nos gustan o convivimos con aquellos a los que no gustamos y el empuje para cambiar, como Iván florece al inventar sus juegos. En este sentido esta película entre tanta fantasía y acción aventurera es bastante didáctica.
Desde el punto de vista cinematográfico, aun siendo entretenida, no consigue llegar a obra maestra. Tiene un relato variado y la ambientación es correcta y a ratos asombra, pero “El inventor de juegos” no termina de convencer del todo. El pequeño protagonista, David Mazouz, interpreta su papel con credibilidad y medida, y otro tanto el consagrado Tom Cavanagh en el papel de su abuelo. Otros personajes, sin embargo, chirrían: tanto el padre como el malvado Morodian se pasan de histriónicos. Con Joseph Fiennes, que encarna a este último, no ves a un malvado de cuento clásico sino a un histérico pomposo.
En conjunto es buena, una de las más cuidadas producciones argentinas. Respeta la base literaria en la que se inspira y llevará a toda la familia a vivir juntos experiencias variadas. Si “El inventor de juegos” sirve además para que al salir todos queramos recuperar la buena costumbre de poner nuestras mentes a jugar en torno a una mesa o en nuestras propias vidas, habrá cumplido la intención que parece subyacer en su fondo.
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