La ganadora del Goya 2015 a Mejor Película Hispanoamericana llega a los cines españoles: una historia de un hombre torturado por su pasado -abusó de una menor cuando era militar- que encuentra una posibilidad de redención.
Título Original: Magallanes |
SINOPSIS
La anodina vida de Magallanes (Damián Alcázar) da un vuelco el día en que Celina (Magaly Solier), una mujer que conoció en los violentos años en que fue soldado del Ejército peruano y luchaba contra Sendero Luminoso, se sube a su taxi en plena calle de Lima. Este inesperado reencuentro tras 25 años con el oscuro pasado que los une impulsará a Magallanes a embarcarse en un arriesgado plan para intentar ayudar a Celina a conseguir dinero, y al tiempo encontrar quizá una forma de redimirse por el pasado.
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CRÍTICAS
[Víctor Alvarado. Pantalla 90]
Magallanes fue un militar al servicio de un Coronel peruano, que abusó de una menor en los enfrentamientos armados entre el ejército de Perú y el grupo terrorista Sendero Luminoso. Un día, Magallanes, que trabaja de taxista, transporta a esa chica, casi por casualidad, varios años más tarde. Al conocer su agobiante situación personal por las deudas, éste intentará redimirse haciendo algo por ella que, por supuesto, no vamos a desvelar.
Esta coproducción de varios países hispanoamericanos y de España viene avalada por la Academia de las artes y las ciencias cinematográficas de nuestro país que le otorgó el premio Goya a la Mejor Película Iberoamericana, lo que se percibe en el sesgo ideológico de la cinta que suaviza todo lo que puede al grupo terrorista Sendero Luminoso de tendencia comunista, autor de más de 60.000 asesinatos. No obstante, se agradece la elegancia del cineasta Salvador del Solar porque este largometraje va más en la línea del thriller que del drama político.
Nadie puede dudar de la escasez de medios, y el trabajo mantiene la intriga hasta el final, pero las transiciones musicales se hacen interminables -como tratando de alargar una historia que no da para tanto-. Lo agrava el hecho de que los diálogos son escasos y además nos permite hacer nuestra la frase de «esto me suena», ya que hace relativamente poco tiempo se han estrenado producciones de corte similar con un acabado superior. Es de agradecer que no haya escenas inverosímiles de acciones imposibles del protagonista que hubiesen interrumpido la trama. Las buenas interpretaciones de Magaly Solier y Damián Alcázar hacen el resto.
Esta producción refleja las barbaridades que pueden llegarse a cometer en una contienda armada y que acaba sufriendo la población civil. Por otra parte, esta historia deja entrever la fragilidad de la memoria en el personaje con Alzheimer, interpretado por Federico Luppi, que podría entenderse como una metáfora, si se mira más allá de la simple enfermedad. Se trata de un relato ficticio, basado en la novela «La pasajera» de Alonso Cueto, que sirve para recordar que el que olvida su historia la vuelve a repetir. Eso sí sería importante conocer los desmanes y los aciertos de todo el arco ideológico sin distinción y no sólo del que interese al político de turno, labor que corresponde a los historiadores.
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