PERLAS CINÉFILAS
Pocas experiencias hay más estimulantes, conmovedoras y maravillosas que la contemplación y el disfrute de esta oda al amor y la amistad según los cánones de un pueblecito de la Irlanda rural en los primeros años del siglo XX. Una imprescindible obra maestra a cargo del genial John Ford.
Nunca hubo en la historia del Cine una tierra tan hermosamente verde como las praderas de Innisfree, ni personajes tan pintorescos y fascinantes como sus lugareños. Nunca hubo un combate tan épico y cómico a un tiempo, tan revelador y reconciliador, tan intenso y tan real (incluidas contusiones y costillas rotas) como el de Thornton y Danaher.
Nunca hubo un borrachín tan entrañable, sabio y hábil celestino como el inolvidable Michaleen Flynn: «Cuando bebo agua, bebo agua; y cuando bebo whisky, bebo whisky». Nunca hubo una melena pelirroja tan ardiente e indomable como la de Mary Kate, ni unos ojos tan arrebatadores… y tan peligrosos.
Nunca hubo un beso tan apasionado bajo la tormenta; ni un amor tan accidentado y perseguido —y recompensado—; ni una redención tan poética y elegante; ni un canto a la tradición, a la familia, a las costumbres y a las raíces tan nostálgico y magistral, sabiamente bañado de baladas irlandesas y pintas de Guinness en el Cohan. No hubo, en fin, un maestro Ford tan maestro, ni tan enamorado de sus personajes, de sus escenarios, de su obra.
Nunca hubo en la historia del Cine una película tan entrañable y hermosa, tan idílica y tan cercana, tan romántica y tan perfecta como El hombre tranquilo. ¡Homérica!
PELÍCULA RECOMENDADA POR CINEMANET Título original: The Quiet Man |