Sinopsis
Durante su estancia en el Hotel Tokatlian de Estambul, el detective belga Hércules Poirot recibe un telegrama que solicita su regreso urgente a Inglaterra. Deberá tomar el Orient Express de esa noche, donde conocerá a un americano llamado Ratchett, quien le pide que le ayude a conservar su vida, pero rechaza el trabajo. A la mañana siguiente se descubre que Ratchett ha sido asesinado y Poirot deberá investigar el caso. Según vaya averiguando algunos detalles, descubrirá que el tren está lleno de sospechosos, no pudiendo confiar en absolutamente nadie de los que se encuentran a bordo.
Crítica
Una investigación moral
La presencia de Agatha Christie en las carteleras, por sí sola, ya es una buena noticia. Recurrente hace unas décadas, es difícil cuando no imposible dar con algún relato suyo que no haya cobrado imágenes en carne y hueso. Esta vez se ha revisitado una de sus novelas más famosas, Asesinato en el Orient Express, que publicara en 1934 inspirada por el caso Lindbergh y que cuenta en las filmotecas con una excelente versión realizada por Sidney Lumet en 1974, tanto como para convertirse en la favorita de su autora, si bien no le dio tiempo a ver demasiadas. Kenneth Branagh, ‘shakespeareano’ militante, avanza unos cuantos siglos, posa la mirada en otra compatriota, toma las riendas de la dirección y se reserva el personaje protagonista.
Éste no es otro que Hercule Poirot, a priori tan distante del actor en base a las descripciones de su creadora y la imagen que de ellas han poblado las sobrecubiertas de determinadas ediciones y el trabajo interpretativo de otros actores anteriores. Branagh obliga al espectador a adaptarse a esta nueva imagen del detective, sin duda distinta al exhaustivo y pomposo retrato de Albert Finney —en la previa adaptación cinematográfica de esta novela—, el sibaritismo jocoserio de Peter Ustinov y la sobria sutileza de David Suchet. No le cuesta al nuevo intérprete lograr su personal identificación, aunque no esté libre de los fogonazos que vienen a la memoria una vez tras otra refrescando su predecesora. Lo cierto es que, en uso legítimo de su autoridad y autoría, se toma licencias —algunas de las cuales chirrían—, por fortuna en momentos aislados para actualizar y marcar al investigador. De todas formas, este debate abierto sobre si se ha amoldado el personaje al actor o el actor al personaje —para quien suscribe, Branagh sale notablemente airoso—, la razón de las posibles reticencias no se basa tanto en la caracterización como en el conjunto de la película.
Repitiendo esquemas, de nuevo el reparto es el plato fuerte. Poblado de nombres de mucho peso tales como Michelle Pfeiffer, Judi Dench, Willem Dafoe, Derek Jacobi o Johnny Depp, se completa con actores menos conocidos, tampoco puede decirse que ni unos ni otros tengan muchas oportunidades de lucirse. De nuevo la promoción de 1974 —con Sean Connery, Lauren Bacall, Ingrid Bergman, Richard Widmark, Anthony Perkins, John Gielgud, Jacqueline Bisset, Wendy Hiller, Vanessa Redgrave, Martin Balsam…— sale victoriosa. Donde no hay reproches es en el apartado visual: elegancia de escenarios y vestuario y recuperación del celuloide para su rodaje —en formato 65 mm— con vistas a la mejora de nitidez de las imágenes.
En lo relativo a la trama, conviene poner en valor la imaginación de Agatha Christie al reunir en la soledad del temporal, cuando la nieve interrumpe el viaje, el descubrimiento de un cadáver y doce sospechosos con un investigador que no tardará en descubrir que el muerto es también el malo, lo había sido en vida. A estas alturas, esto no debería ser sorpresa ni para bibliófilos, ni para cinéfilos ni para nadie. Las circunstancias enfrentan a Poirot con la triste realidad de que la Ley y las autoridades se pueden burlar y, más grave, que la Ley y la Justicia no tienen por qué coincidir. La separación se presenta más a menudo de lo deseable, bajo el disfraz de variadas situaciones. Habrá de ser la conciencia la que guíe al detective.
Un ejercicio de abstracción supone valorar las virtudes y el esfuerzo del equipo, pero la sombra de su precedente es demasiado tupida y alargada. Tal vez quien inventara que “las comparaciones son odiosas” es porque salía perdiendo. No es una cuestión de nostalgia —al menos, no en exclusiva— sino acaso un zarandeo a una realidad tan distinta en tantas cosas a tiempos pasados. Asesinato en el Orient Express (2017) cumple su función como película policíaca realizada con esmero y proporciona la ocasión de acercarse al ambiente de antaño con los medios de hoy. Entretenida y agradable, si pretendía superar otro listón no lo ha conseguido. Éste es su sitio y no está nada mal. Por si acaso y con los riesgos acomodaticios que pudiera conllevar, deja la puerta abierta a nuevas adaptaciones. ¿Tal vez por el Nilo? No lo descarten…
Ficha técnica

- Título Original: Murder on the Orient Express
- Dirección: Kenneth Branagh
- Guión: Michael Green, a partir de la novela de Agatha Christie
- País: EE.UU.
- Año: 2017
- Duración: 116 min. min.
- Género: Intriga
- Interpretación: Kenneth Branagh, Penélope Cruz, Willem Dafoe, Judi Dench, Johnny Depp, Michelle Pfeiffer, Daisy Ridley, Josh Gad, Derek Jacobi, Leslie Odom Jr., Lucy Boynton, Sergei Polunin, Tom Bateman, Olivia Colman, Miranda Raison, Chico Kenzari, Manuel García-Rulfo
- Productora: 20th Century Fox
- Música: Patrick Doyle
- Fotografía: Haris Zambarloukos
- Estreno en España: 24 de noviembre 2017