Cementerio de animales

Eloi Bigas

Eloi Bigas es ingeniero de profesión, pero su carrera siempre ha ido acompañada de una fuerte pasión y compromiso con el cine. Formado en el ámbito a través de diversos cursos y talleres de análisis y crítica, Eloi escribe ocasionalmente en algunos medios digitales (como CinemaNet) y se pasa el año viajando por festivales de todo el mundo. Fue miembro del Jurado Joven de Sitges en 2020, y entre 2014 y 2017 co-dirigió el CinemaClub de la UPC-ETSEIB, la asociación de estudiantes más antigua de la escuela.

“Hay un lugar en el bosque,
más allá del cementerio de animales…
Trae a las cosas de vuelta”

Cementerio de Animales es una película de terror americana basada en la novela homónima de Stephen King de 1983, considerada una de sus más crudas y deprimentes. Es la tercera película del dúo de directores Kevin Kölsch y Dennis Widmyer, cuyo anterior film Starry Eyes (2014) tuvo un exitoso recorrido por algunos de los festivales de género más importantes de Norteamérica y se alzó con diversos premios de la industria del cine de terror.

La película se centra en los Creed, una familia americana normal y corriente que se muda a una casa cerca del bosque buscando un nuevo comienzo; allí se encontrarán con algo sobrenatural que los llevará a situaciones extremas y les planteará enormes dilemas morales. Con esta premisa, nada innovadora y usada en múltiples obras de terror, el film encuentra algo nuevo y construye con ello una historia sobre la muerte y la imposibilidad de despedirse de los seres queridos. Si bien el conflicto principal está bien planteado, hay varios aspectos del conjunto de la película que no acaban de funcionar y que la convierten en una oportunidad desaprovechada.

El film es la segunda adaptación de la novela de Stephen King de 1983, y la atmósfera no podría recordar más aquella época. En ocasiones, tiene un aire a aquellas adaptaciones televisivas (o cinematográficas de serie B) de novelas o relatos de King que se producían como churros en aquél entonces, como Cujo (1993), Los ojos del gato (1985) o It (1990). Esto provoca, en ocasiones, un efecto nostálgico que funciona. Sin embargo, en muchos momentos es inevitable desear que la película fuera un poco más arriesgada técnicamente; más absorbente y desgarradora.

El problema no es de la historia (correcta e interesante) ni de las interpretaciones (excelentes en el caso de Jason Clarke y Amy Steinmetz, dos actorazos que elevan el material hasta cotas muy altas) sino más bien de los directores Kölsch y Widmyer, que parece que no tienen claro qué tono quieren darle a su película. El caso es que, después de lo que hizo Avi Arad el año pasado con el género del terror familiar en la excelente Hereditary, es muy difícil ver una película de estas características sin hacer comparaciones a nivel tonal y atmosférico.

En última instancia, Cementerio de animales se queda a medio camino entre la nostalgia ochentera y la crudeza realista y dramática de Hereditary, lo que convierte sus estallidos de intensidad en algo ridículo que no encaja bien en el conjunto. Cuando, durante una escena que debería ser asombrosa y desgarradora, la mitad de la sala se está riendo, es que algo no funciona. Es este contraste entre la brutal historia de King y la falta de crudeza visual lo que desequilibra la película y hace que posiblemente acabe cayendo en el olvido- esta vez de manera definitiva.

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