Sinopsis
A Jesper, el peor estudiante de la academia postal, le destinan a Smeerensburg, una gélida isla más allá del Círculo Polar Ártico, donde sus conflictivos habitantes apenas intercambian palabras y, mucho menos, cartas. Jesper está a punto de rendirse cuando encuentra una aliada, Alva, la profesora del pueblo. También descubre a Klaus, un misterioso carpintero que vive aislado en una cabaña repleta de juguetes hechos a mano.
Crítica
El origen de la Navidad
A veces, uno puede pensar que el cine español está de capa caída. Pero, de repente, aparecen historias animadas como Klaus, con la que uno dice: “No, seguimos teniendo grandes contadores de historias”. Porque eso es lo que muestra ser el director y guionista de esta película, Sergio Pablos: un gran contador de historias.
No en vano ha desempeñado distintos trabajos en películas de Disney como El jorobado de Notre Dame o Tarzán, además de ser el que aportó la idea original de la muy simpática Gru. Mi villano favorito. En esta nueva obra que nos ha regalado Netflix para Navidad, Pablos debuta como director en una historia que, muy originalmente, se pregunta cómo un tal Klaus llegó a ser el Papá Noel que todo el mundo conoce.
La trama empieza con el joven Jesper, hijo del propietario de una gran empresa de correos. Este chico tendría que ser el continuador lógico de la empresa pero, acostumbrado a vivir entre nenúfares, no es capaz ni de tan siquiera mover un dedo para trabajar. Vago hasta no decir basta, su padre se cansa de la actitud del hijo y lo manda a la gélida población de Smeerensburg, cerca del Polo Norte, donde debe poner en marcha una oficina de correos. Ahí se tendrá que quedar hasta que no haya logrado tramitar 6.000 envíos.
Pero en Smeerensburg, las cosas son aún peores de lo que se podía imaginar. Al frío y a lo tétrico e inhóspito del lugar, se le añade que el pueblo está en una pelea continua, entre los clanes de los Krum y los Ellingboe: enemigos desde siempre. Y si el pueblo está vivo es «gracias», precisamente, a esta eterna enemistad.
Con un panorama así, ¿cómo lograr hacer el primer envío, llama que avive el fuego de los siguientes 5.999? Todo parece imposible hasta Jasper conoce a Alva y al gruñón Klaus, alguien capaz de convertir un tarugo de madera en un auténtico juguete. Entonces, cambian las tornas y algo ocurre en esos extraños pobladores.
Lo mejor de Klaus ‒lo he dicho al principio‒ es la originalidad de la historia. Con ese título, uno espera ver a un Jasper que llega al Polo Norte y ahí conoce a Santa Claus y entonces cambia de modus vivendi porque ese Santa le hace pensar, etc., etc. Pero nada más lejos de la realidad. Ni “jo, jo, jo, feliz Navidad”, ni nada que se le parezca. Aquí, los dos principales personajes sufren ‒o, en este caso, ¿debería decir “obtienen”?‒ una transformación que ni en los mejores guiones de cine. Poco a poco: sin saltos ilógicos. Y los guionistas ‒con el mismo Sergio Pablos a la cabeza y dos novatos en estas lides‒ han sabido desgranar la información necesaria en cada momento, para que la sorpresa exista hasta el final.
Además, los personajes está muy bien trabajados. Los principales, sí; pero también los secundarios de quienes, como suele suceder a menudo en las buenas películas, salen los mejores gags. Especialmente la niña lapona Márgu que, sin entenderla, se gana el corazón del protagonista y del espectador. En este sentido, recuerda mucho los mejores momentos de la mencionada Gru. Mi villano favorito, que también hacía gala de tener unos secundarios muy buenos.
Por otro lado, Klaus es alegre, simpática, divertida…; una película para disfrutar y gozar en estas fiestas navideñas. O siempre. Porque habla de virtudes y valores; de la amistad, del amor, de la solidaridad, del trabajo bien hecho, de la infancia… Y de la familia: que también estaba presente en Gru.
Ahora bien, si tuviera que ponerle un “pero” sería el siguiente: se dice mucho que la Navidad es un tiempo de felicidad, pero no se dice el porqué. En realidad, es un momento más del año, ¿o no? Fría en algunos lugares; caliente, en otros. Lógicamente, la culpa no es de Klaus, sino del momento histórico actual. La felicidad de estas fiestas pienso que hay que buscarla en aquello que se celebra el 25 de diciembre y aquí ni se menciona. Tampoco es necesario; pero es que no hay ni una brizna de lo divino.
Sea como sea, Klaus es una película para disfrutar con toda la familia. Los más pequeños se lo pasarán en grande. Los más mayores…, también. E, incluso, podrán pensar un poco en las cosas que realmente valen la pena. Que a eso invita la historia de Sergio Pablos.
Ficha técnica
- Título Original: Klaus
- Dirección: Sergio Pablos
- Guión: Sergio Pablos, Zach Lewis, Jim Mahoney
- País: España
- Año: 2019
- Duración: 97 min.
- Género: Comedia fantástica
- Interpretación: (Animación) Quim Gutiérrez, Belén Cuesta, Luis Tosar
- Productora: Atresmedia Cine / The SPA Studios. Distribuida por Netflix
- Música: Alfonso G. Aguilar
- Fotografía: (Animación)
- Estreno en España: 15 de noviembre 2019