Plantados

Javier Companys

Plantados nos asoma a un mundo donde ser antirrevolucionario es delito, morir por tus ideas es lo normal, y plantarse no es que sea una opción, sino que es la opción. La película nos muestr un impactante reflejo de los efectos del comunismo en Cuba a través de una historia jamás contada: la de unos presos políticos encerrados por estar en contra del régimen de Fidel Castro, aprisionados por la marca de ser antirrevolucionarios.

La fuerza de voluntad, el compañerismo, la tolerancia y las ganas de mantenerse en las ideas correctas resumen esta cinta. A esto se le suma el perdón, el perdón de quién tuvo que sufrir la falta de un padre, y el perdón del torturado durante años. Una imagen cruda se refleja en la narrativa de la época, una imagen familiar desde el presente en la vuelta a la realidad.

En términos de fe, me gustaría destacar una escena en especial. En un momento donde todos van a morir fusilados, lo único a lo que se agarran, a lo que sé reflejan, es a Dios. Al grito de «¡Viva Cuba libre, viva Cristo Rey y abajo el comunismo!», las balas silbaban sin poder ahogar el grito de quién muere convencido de lo correcto. A esto se le acompaña el rezo del rosario por parte de los compañeros en las celdas por sus compañeros caídos. Una prueba firme de la voluntad de tener a Dios en los momentos finales de la vida.

Respecto a lo técnico, chapó. Una concepción de las paletas de colores impecable, oscuro y frío para la cárcel, cálido y vivo para el presente. Ideal. Súmale a esto los planos tan acertados que se utilizan en cada momento; no hay ni uno que no sea el adecuado para reflejar de forma inmersiva la realidad.

En definitiva, una película que se basa en el reflejo de las consecuencias que tuvo el comunismo en Cuba para recordar a todos aquellos que sufrieron lo vivido, y recordar a las generaciones actuales que lo que acompaña este tipo de movimientos.