Wonka | Mucho más que una precuela

José Martín Goenaga

Cinéfilo por afición, me gusta seguir de cerca la actualidad cinematográfica para comprender mejor a la sociedad actual y valorar la idea que esta transmite sobre la persona humana y sus circunstancias.

Una delicia de película sobre los comienzos de la vida del famoso fabricante de chocolate Willy Wonka, conocido personaje de las historias del escritor británico Roald Dahl (Charlie y la fábrica de chocolate, Charlie y el gran ascensor de cristal). Divertida, ingeniosa, creativa, vistosa y con un abanico de consagrados actores británicos en papeles secundarios (Olivia Colman, Hugh Grant, Rowan Atkinson o Sally Hawkins). Y con Timothée Chalamet y una jovencísima Calah Lane, como brillantes actores principales.

Ya el comienzo resulta acogedor y nostálgico para aquellos que hayan tenido la suerte de ver la película de 1971 (Un mundo de fantasía o Willy Wonka y la fábrica de chocolate), que contaba con la excelente actuación de Gene Wilder, pues la música inicial es la misma: Pure imagination. Y a lo largo del film se van sucediendo escenas e imágenes que hacen referencia a esa deliciosa película, además de la caracterización del personaje de Willy Wonka, que es la misma que la de aquella.

La película es un cuento que rebosa alegría y esperanza, que toca con maestría el lado humano de los personajes, que sabe conjugar el musical con la historia, y que es visualmente creativa y atractiva. La historia personal de Wonka se entrelaza con la de la pequeña Noodle y consiguen crear una atmósfera de amistad y de ayuda mutua que llega a su punto culminante en el maravilloso final del film. Tanto Olivia Colman, en su rol de malvada posadera, como Hugh Grant como Oompa-Loompa, dan ese aire de autoridad cinematográfica a sus escenas que hacen que el espectador no pierda el interés en ningún momento de la narración.

Otro aspecto interesante en el que se apoya la narrativa es la ambientación tipo Oliver Twist, con la falta de recursos, la orfandad, la esclavitud laboral de los bajos fondos y una autoridad demasiado autoritaria y cruel. Pero, como he dicho, cuenta continuamente con ese hilo de esperanza, de humor y de alegría que hace que todo resulte algo pasajero, algo que sin duda sabemos terminará bien. También los personajes secundarios y menos conocidos juegan un papel importante en la historia, transmitiendo así ese espíritu de equipo que hace que todo salga adelante porque todos colaboran y están unidos.

Aunque la película es altamente recomendable por los valores humanos que transmite, sí que tiene algún matiz que, bajo mi punto de vista, podría haber realizado de otra manera. Uno sería la idea que transmite de la Iglesia Católica y sus autoridades, pues Rowan Atkinson interpreta el papel de una especie de obispo corrupto que vive en una iglesia con muchas semejanzas a San Pedro del Vaticano, y está acompañado por un ejército de monjes-sacerdotes que le siguen el cuento y se identifican como adictos al chocolate. Todo en tono de humor, pero no dejará de incomodar a un espectador que tenga ese amor filial a la Iglesia y a su clero.

El otro aspecto que puede ser molesto, aunque algo más sutil, es el aire afeminado de quienes interpretan a los malos de la historia, algo que también puede no ser del agrado de cierto público por esa visión del hombre quizá en exceso feminizada. Aparte de esto y de algún que otro punto de humor algo más burdo y grosero, el film transcurre de una manera bastante digna.

En definitiva, Wonka es una película que hará las delicias de los más pequeños y sorprenderá a los más mayores por sus contínuos guiños a la original. El personaje de Willy Wonka está magníficamente interpretado por Timothée Chalamet y la pequeña Noodle da ese contraste e inocencia llena de ternura que endulza maravillosamente la historia. Además, al terminar el visionado, seguro que se oirá más de un aplauso sincero y también se habrá de secar alguna que otra lágrima, sin duda. De alegría, por supuesto.