Misión: Imposible: Sentencia final | Espectacular octava entrega con un buen guion pero algunas carencias importantes

Miguel Soria

Licenciado en Comunicación Audiovisual por la UCM, Máster COPE de Radio y Televisión; crítico de cine en Pantalla90 y responsable de la sección de videojuegos en Aceprensa; director y presentador del pódcast 'Enciende el mando'

No es fácil escribir objetivamente sobre una película tan esperada que es parte de una saga tan querida y con tantas capas en su guion, pero haremos un esfuerzo ya que sus responsables lo merecen. La nueva entrega (mejor no decir “última” porque esto es Hollywood y ya se sabe que nadie quiere matar a la gallina de los huevos de oro) de la millonaria franquicia Misión: Imposible da lo que promete, sin duda, pero quizás habría estado bien un “algo más”.

Nuestras vidas son la suma de nuestras decisiones. Tom Cruise es Ethan Hunt en «Misión: Imposible- Sentencia Final«.

No vamos a desvelar nada que el público no quiera conocer, así que nos ahorraremos detalles de quién vuelve, quién no, qué lugares aparecen o secuencias destacables hay. Diremos, en general, que vuelven muchos, que hay secuencias realmente apoteósicas, momentos muy dramáticos y una sensación de fin de ciclo pero a la vez de “ojo a lo que puede venir si nos da la gana”. El guion de Christopher McQuarrie, Bruce Geller y Erik Jendresen tira mucho de nostalgia para recordar todo lo que hemos vivido con el insubordinado pero efectivo agente Ethan Hunt cuando “decide aceptar” las misiones que le son encomendadas. Está claro que es el activo más valioso de un gobierno que le encarga todo aquello que no puede reconocer que le encarga y que ejecuta todo lo que un gobierno no puede ejecutar, al menos oficialmente.

El asunto es que McQuarrie se siente como pez en el agua dirigiendo a Tom Cruise, no en vano ya van unas cuantas películas, y a cada cual más espectacular, esta vez retomando la sana costumbre que ya vimos en la cuarta entrega de rodar partes concretas con cámaras IMAX (en realidad en esta película no son IMAX pero están certificadas y la calidad de imagen es asombrosa). Director y actor se sienten muy a gusto trabajando juntos y entregan momentos que no deberían verse estropeados por ver esta película en la pantalla de un teléfono o una tablet pudiendo verla en cine, a poder ser IMAX, mientras esté en cartelera. Lo que se sigue sin entender es la insistencia en resumir la película en los créditos iniciales, algo que se mantiene desde la primera entrega pero es un sinsentido total ya que se desvelan escenas muy importantes de gran potencia y se pierde el factor sorpresa. Un servidor lo lleva bien aprendido y les ofrece esta recomendación: mantener los ojos cerrados mientras se escucha la sintonía de la serie televisiva original adaptada (recordemos que antes de ser saga cinematográfica fue serie de tv) a las películas actuales. Garantizado que ayuda a disfrutar plenamente de lo que se va a ver después, sin destripes innecesarios.

Pero volvamos al guion, que es lo más importante de la película, en el que se nos insiste en los peligros de la IA, de hacia dónde puede dirigirse si no la usamos correctamente y dependemos demasiado de ella; también de la importancia del trabajo en equipo y que la confianza entre sus miembros es fundamental. Y que no solo hace falta determinación para llevar a cabo un gran reto, también humanidad para tratar a los demás como merecen y resolver situaciones en las que la vida humana pueda estar en juego. En cuanto a eso el libreto tiene una enorme consistencia y el agente Hunt sigue siendo un derroche de humanidad y liderazgo.

Sorprenden, para bien, algunas referencias al cristianismo, como que un objeto fundamental tenga forma de cruz, que un lugar importante sea la Isla de San Mateo o aparezca un medallón de San Cristóbal, patrón de los conductores. Ya sabemos que Tom Cruise no es precisamente católico, más bien todo lo contrario al pertenecer a la terrible secta de la Cienciología, así que, como decimos, la aparición de estos elementos supone una muy agradable sorpresa que no conviene pasar por alto.

Nuevamente se introduce la pregunta de si es aceptable salvar a unos pocos aunque con ello se ponga en peligro la vida de miles o millones, incluso si matar a millones de inocentes es aceptable si con eso se salvan millones de millones. Por eso es tan importante tener un buen criterio y una cabeza amueblada, lejos de oscuros intereses y egoísmos que pueden mover a políticos con gran poder y que desvirtúan su promesa de servir al pueblo con honestidad.

Donde falla el guion es en algunos agujeros un tanto extraños que sorprenden porque no están convenientemente explicados, con paradojas y giros que no se entienden. No entraremos en detalle, pero el guion de la primera parte, Sentencia Mortal – parte 1, estaba mejor hilvanado y cohesionado. De ahí que se podría decir que, como película, era mejor ya que el libreto era mejor, aunque como espectáculo esta Sentencia final gane por goleada.

Así que Christopher McQuarrie y Tom Cruise cumplen con el “aún más difícil todavía” en cuanto a entregar secuencias que quitan el hipo, insistimos, sobre todo si se ven en IMAX, y desde luego los 169 minutos se disfrutan muchísimo, nunca aburren y todo se entiende perfectamente (algunas películas anteriores eran más confusas), con un colofón muy bello que deja con ganas de más, pero esperamos que para la novena película rescaten a personajes que siguen en la recámara y cierren subtramas que piden a gritos una resolución.