Sinopsis
Un reportero gráfico, que ha llegado a Yugoslavia para informar sobre una incipiente guerra, es declarado desaparecido. Su mujer confía en que su marido está vivo y no duda en ir a buscarlo. Con la ayuda de los reporteros, compañeros de su marido, recorre el campo de batalla y conoce de cerca las atrocidades de una guerra.
Crítica
Inenarrable
[Jesús Martínez, Colaborador de CinemaNet]
¿Qué es Las flores de Harrison? ¿Un ramillete de orquídeas en cuya tarjeta se lee “Para el señor Harrison, de su esposa”? No. El título de una suite de Chaikovski, con una cordada de bailarinas que danzan en círculos concéntricos? No. ¿El nombre de una finca texana con muchos acres de angosturas, y con canastas de lirios y gerberas que como frutas caen de los árboles y como surtidores brotan de la tierra? No. ¿Es una película de Elie Chouraqui? Sí. ¿Es otra de sus películas de amor, en la senda de Paroles et musique y Celle que j’aime? No. ¿Es una película de amor sin más? No contesto esa pregunta.
Las flores de Harrison constituye un ejemplo de la versatilidad de su director, que, además de dirigir la obra, la filmó, cámara al hombro, como una especie de travelling con patas que dota a la película de vivacidad y realismo (el movimiento se demuestra andando). Las flores de Harrison, a fin de cuentas, es un tubo con tres espejos que forman un prisma triangular, un caleidoscopio que da un marasmo de imágenes diferentes según cómo sea de extraña su luz. Amor, intriga, violencia. Amor, odio, ternura. Enternecimiento, embrutecimiento, mentira. Como en el juego de piedra, papel, tijera, los elementos que intervienen en esta cinta acontecen de manera desigual, aleatoria, aun conociendo de antemano el final. Amor. Miedo. Respeto.
Amor gana a miedo. La historia, ya avanzada, comienza en sí en la redacción de un diario (desde Yo creo en ti, e incluso antes, cuántas buenas historias han brotado de las Underwood de las redacciones con viejas escribanías y maderas de teca; por cierto, el título original de este filme protagonizado por James Stewart es Call Northside 777. Pregunta: ¿a qué curso de Opening uno ha de apuntarse para aprender el inglés suficiente y traducir como a uno le venga en gana, en lugar de lo que realmente pone?). Evitando estos paréntesis tan largos como el que precede, la historia comienza en la redacción de Newskeek, semanario de gran tirada y prestigio. Se televisa un discurso tétrico y premonitorio de Slodovan Milosevic: el discurso de Gazimestan, en Kosovo, el 28 de junio de 1989, en el que anuncia que los enfrentamientos armados pueden ser la solución ante una posible desintegración de la federación yugoslava. Harrison Lloyd, el marido de Sarah (Andie MacDowell, brutal en su caracterización), aficionado a la horticultura, es fotógrafo de profesión. Viaja a la Croacia en guerra, antes de que Bosnia se perdiera para siempre en el averno. Desaparece.
Miedo gana respeto. Sarah no se vuelve loca porque sabe qué debe hacer. En el aeropuerto, factura su mochila, en la que ha metido lo que cree necesario para bajar a las cloacas, más unas cuantas fotografías del álbum familiar. Sarah busca en medio del caos. En un pueblo cercano a Osijek, y cerca de Vukovar, es la única que no retrocede. La imagen para no olvidar, y enlazada con aquel caballo blanco que recorre las calles oscuras de Santiago de Chile, en Missing, bajo el toque de queda de los milicos: un autobús escolar que huye por una carretera de un único sentido, cargado de vecinos, ciudadanos, no-culpables de nada.
Respeto gana a amor. Si Sarah encuentra a Harry… Para saberlo, apoltrónense en las butacas de cine, con palomitas. Pero ¿cómo comer palomitas cuando un loco tira de la anilla de una granada y la lanza a una covacha en la que se han refugiado varios niños? (Los niños tienen rostro, podría ser los nombres que Dzevad Karahasan rescata en sus novelas, podrían llamarse Jario y Fanny.) ¿Cómo comer palomitas cuando a Sarah un mercenario la embiste contra un coche perforado por la metralla, y la fuerza?
Amor gana a miedo. Las flores de Harrison muestra el dolor real, no imaginario. Como en un documental, acerca lo sucedido, no lo que uno cree que pudo haber ocurrido. No pudo, fue. Es un hecho. Entre 1991 y 1995, en los Balcanes murieron más de trescientos mil Jarios y Fannys, y murieron sin diplomacia: muertes crueles, repulsivamente dantescas, inenarrables.
Valores: el amor incondicional al ser querido, la entrega absoluta a la familia, negarse en redondo a que sus miembros engrosen la lista de desaparecidos. El amor gana siempre, pese a las adversidades, pese a las esquirlas, pese a las barbaries, pese a las guerras, cualesquiera que sean los motivos que las causen y las justificaciones que las sostengan. El amor gana siempre a la muerte y al miedo a la muerte.
Calor, sinceridad, misericordia. Terror, horror, pavor. Muerte, muerte, muerte.
[Decine 21]
Amor en medio de la barbarie
Particular odisea de una mujer estadounidense que se adentra en medio del polvorín del conflicto yugoslavo en busca de su marido, un fotógrafo que ha sido dado por muerto. 1991. Harrison es un reportero de guerra de la revista Newsweek. Su buen hacer le ha valido la fama, pero él está cansado de presenciar tantas muertes y desea retirarse, estar más con su familia y dedicarse a su verdadera pasión: el cuidado de las flores. Antes de su retiro deberá viajar a Yugoslavia para cubrir «los inicios de un conflicto menor». Harrison promete a su mujer que estará de vuelta para el cumpleaños de su hijo, pero llega la fecha y no regresa. Al poco tiempo es dado por muerto. Sin embargo, su mujer, Sarah, no lo tiene nada claro, y decide viajar a los Balcanes para traérselo de vuelta. Su objetivo es llegar a Osijek, el pueblo donde Harrison desapareció.
Chouraqui divide la película en dos partes bien diferenciadas, una de ellas ambientada en América, donde muestra la vida familiar del matrimonio, la relación de Harrison con sus colegas y la posterior incertidumbre de su desaparición. Cuando parece estancarse la narración, ésta da un giro inesperado y nos muestra la escalofriante odisea de un grupo de reporteros en plena guerra civil. Elie Chouraqui no tiene compasión a la hora de mostrar escenas de brutal violencia, con una fascinante puesta en escena que alcanza cotas de gran realismo y es capaz de helar la sangre al espectador (aviso: el asesinato de los niños en Vukovar no es apto para pieles sensibles). A todo este atroz conjunto ayuda la soberbia interpretación de Andie MacDowell, quizá en el mejor papel de su carrera. La película obtuvo la Concha a la Mejor Fotografía en el Festival de San Sebastián y fue galardonada con el Premio del Círculo de Escritores Cinematográficos (CEC).
Premio Cinematográfico Familia 2001 concedido por CinemaNet
¡Debate esta película en nuestros foros!
Ficha técnica

- Título Original: Harrison's flowers
- Dirección: Elie Chouraqui
- Guión: Elie Chouraqui, Didier Le Pêcheur, Isabel Ellsen, Michael Katims
- País: Francia
- Año: 2000
- Duración: 130 min.
- Género: drama bélico
- Interpretación: Andie MacDowell, David Strathairn, Elias Koteas, Adrien Brody, Diane Baker, Gerard Butler, Caroline Goodall, Alun Armstrong
- Música: Bruno Coulais, Cliff Eidelman
- Fotografía: Nicola Pecorini