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Dirección: Catherine Hardwicke. País: USA. Año: 2008. Duración: 122 min. Género: Thriller, romance, acción. Interpretación: Kristen Stewart, Robert Pattinson, Billy Burke, Peter Facinelli, Elizabeth Reaser, Nikki Reed, Ashley Greene, Jackson Rathbone, Kellan Lutz, Cam Gigandet, Edi Gathegi. Guión: Melissa Rosenberg; basado en la novela de Stephenie Meyer. Producción: Mark Morgan, Greg Mooradian y Wyck Godfrey. Música: Carter Burwell. Fotografía: Eliott Davis. Montaje: Nancy Richardson. Vestuario: Wendy Chuck. Estreno en España: 5 Diciembre 2008. |
SINOPSIS
Bella Swan siempre ha sido diferente a los demás. Cuando su madre se casa por segunda vez, decide marcharse a vivir con su padre a un recóndito y lluvioso pueblo llamado Forks. Allí conoce al misterioso Edward Cullen. Inteligente e ingenioso, Edward consigue atraer la atención de Bella y muy pronto entablan una estrecha amistad. Con el tiempo, Bella termina por descubrir el gran secreto de Edward: él y su familia son vampiros. No envejecen, no tienen colmillos y son físicamente perfectos. Si vivieras para siempre, ¿por qué morirías?
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CRÍTICAS
[Jerónimo José Martín, La Gaceta]
Parecía que al mito de los vampiros se le había sacado todo la sangre posible… Pero en 2005, Stephenie Meyer, una mormona de Phoenix, casada, madre de tres hijos y licenciada en literatura inglesa por la Universidad Brigham Young, decidió darle al tema una nueva vuelta de tuerca en su primera novela: Crepúsculo. Más de 17 millones de ejemplares vendidos en todo el mundo revelan la popularidad de la nueva saga fantástica que inició entonces, completada hasta el momento por otras tres entregas: Dawn: Amanecer, Luna nueva y Eclipse. Ahora, el taquillazo en Estados Unidos de la versión fílmica de Crepúsculo confirma el interés narrativo, dramático e incluso moral que siguen teniendo esos señores de las sombras, imaginados originariamente en 1897 por el irlandés Bram Stoker en su novela Drácula.
Crepúsculo sigue los pasos de Bella Swan, una adolescente profundamente traumatizada por el divorcio de sus padres. Harta de la frivolidad de su madre, cuando ésta se casa por segunda vez, Bella decide abandonar Arizona y marchar a vivir con su padre, jefe de policía del perdido pueblo de Forks, en el Estado de Washington. A la introvertida Bella le cuesta un imperio asumir el ambiente de su nuevo instituto, gélido por fuera —es región de nieve y hielo— y también por dentro. La cosa cambia radicalmente cuando un día conoce a Edward Cullen, un tipo inteligente y respetuoso, pero que nunca intima con los demás, al igual que el resto de su misteriosa familia.
Muy pronto, Bella descubre que los Cullen son, en realidad, vampiros que, a base de autodominio, han logrado controlar su fuerza brutal y su ansia natural de matar a los humanos y beberse su sangre. De modo que el incipiente romance estará marcado por la amenaza de que Edward no sepa controlar sus instintos más primitivos y por el hecho inquietante de que él será siempre un adolescente, mientras Bella envejecerá, salvo que decida dejarse convertir ella misma en una vampira. La irrupción en la región de un grupo de vampiros asesinos introduce una nueva variable en la situación.
Esta cuarta película de Catherine Hardwicke (Thirteen, Los amos de Dogtown, Natividad) confirma su versatilidad para afrontar cualquier género con agilidad y cierta hondura. Pero, desde luego, el filme no pasará a la historia del cine, pues a su cóctel de terror y melodrama le falta humor y solidez, y a su puesta en escena, vibración y personalidad visual. También algunas interpretaciones son mejorables, sobre todo las de algunos secundarios estridentes.
De todas formas, el conjunto se sostiene bastante bien gracias al carisma y el esfuerzo de los jóvenes protagonistas —Kristen Stewart y Robert Pattinson— y al entretenido guión: bien hilvanado, muy bien reforzado por la espléndida banda sonora de Carter Burwell y aderezado con diversos subtramas de interés. En este sentido, sorprende positivamente el elogio de las virtudes que se desarrolla, todas ellas presididas por el dominio de sí, la caridad y una difusa trascendencia. Este enfoque resulta especialmente interesante en su aplicación al sexo y a las relaciones familiares y sentimentales, delimitadas en la película por un sentido de responsabilidad nada complaciente y bastante enriquecedor.
Amores peligrosos
La directora Catherine Hardwicke continúa indagando en la vida y los sentimientos de la juventud, tras sus dos logradas películas Thirteen (1999) y Los amos de Dogtown (2001). Ahora lleva a la gran pantalla la novela «Crepúsculo«, la primera de una saga literaria escrita por la americana Stephenie Meyer, que en poco tiempo se ha convertido en un fenómeno editorial tanto en Estados Unidos como en otros países. Podemos estar ante el nacimiento de un mundo cinematográfico no pequeño, del estilo de los iniciados con Harry Potter y la piedra filosofal o Las crónicas de Narnia: el león, la bruja y el armario. Pero si entonces eran magos y diferentes criaturas fantásticas las que poblaban la pantalla, ahora la cosa va de vampiros.
Bella Swan es una joven de diecisiete años que se ve obligada a mudarse de la casa de su madre en la cálida y seca Arizona hasta la de su padre, en el húmedo y lluvioso estado de Washington. Los comienzos en el pueblo de Forks no son fáciles, apenas conoce a nadie y su padre, a la sazón jefe de policía de la pequeña localidad, no es que sea muy comunicativo. Pero pronto el mundo de Bella cambia. Entre los alumnos hay uno que se ha fijado en ella, y también la joven ha quedado atrapada por la misteriosa y reconcentrada personalidad del compañero. Se trata del pálido Edward Cullen, cuyo atractivo también es la parte visible de un secreto bien guardado. Edward es un vampiro y tanto él como su familia poseen diversas características y habilidades en mayor o menor medida: inmortalidad, fuerza, rapidez, visión futura, telepatía, etc. Entre Bella y Edward se abre un inmenso abismo. Sin embargo, el intenso amor nacido entre ellos ya es imparable. No pueden vivir el uno sin el otro y eso les deparará numerosos peligros.
Como se ve, no estamos ante una película de vampiros al uso. La razón es que se trata principalmente de una historia de amor, y no sólo eso, sino de la narración de un enamoramiento ferviente, juvenil. No hay aquí escenas sangrientas, colmillos goteantes y doncellas asesinadas. Nada de eso. Es cierto que los elementos de terror o de acción están presentes en una subtrama que introduce a unos vampiros malvados, pero también lo es que a la postre son sólo escenas que completan el verdadero núcleo de la trama: el amor imposible surgido entre Bella y Edward. Y en este aspecto cabe hacer una lectura más antropológica, pues en cómo viven su propia relación estriba la idea esencial de la película: el autodominio por amor. La directora logra magistralmente dar forma a esa difícil cuestión al establecer un bello paralelismo entre vampirismo y sexualidad. Si ya desde siempre estos dos temas han sido amplia y morbosamente relacionados, ahora se trata de darle otra vuelta de tuerca: mantener intacto (sano-puro) al ser amado.
Hay que tener en cuenta, por otra parte, que el film va dirigido a un público joven, y eso se nota. En algunos momentos, se excede demasiado en los planos románticos, las imágenes idílicas y en el juego de miradas, a veces con ralentizaciones chirriantes e incluso cursis. De ese modo el amor de los protagonistas corre el riesgo de devaluarse en simple flechazo.
También se nota demasiada simpleza en la definición de los personajes secundarios (los amigos del instituto, la familia Cullen, etc.) y otros están algo desaprovechados, como el padre de Bella. Está lograda en cambio la atmósfera del film, con una hermosa y sombría fotografía de los boscosos parajes de Oregón, donde se rodó la película. También es muy elogiable la interpretación de Kristen Stewart, tan joven como grandísima actriz, que encarna con mucha intensidad a la protagonista. Le secunda con corrección el menos conocido Robert Pattinson, quien sin embargo asombra con su talento musical al interpretar al piano la pieza «Bella’s Lullaby», evocador tema de amor de la película compuesto por el maestro Carter Burwell.
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la peli esta super chida gracias por hacerla
y edward esta guapisimo
me a encantado edward esta como u queso i jacob…
weno k la recomiendo para todo el mundo espero
k os guste pork a mi me a vuelto loka jejej
weno en resumen esta genialXD
dw