[José Manuel López y Jaume Figa– CinemaNet]
La última película de James Cameron requiere de un análisis más profundo de lo habitual debido a su éxito e influencia a nivel global. Avatar, equivocadamente considerada película más taquillera de la historia, es más que un guión y una lograda puesta en escena. ¿Qué mensaje pretende transmitirnos?
La revolución que tanto ha mencionado el director de Avatar ha encontrado un aliado en el espectador y un enemigo en la crítica. Tras el batacazo en los últimos Oscar de la Academia, resulta provechoso repasar algunos conceptos relacionados con la película y sustentados, en primer lugar, en una primera afirmación superficial: Avatar ha hecho mucho por el cine –para bien y para mal-, pero no es una obra maestra.
La historia no es explotada tanto sobre el guión tradicional en sí, como en la forma de exponer al espectador sobre las imágenes que se dispone a contemplar. No es, como muchos esperaban, un cambio hacia dentro del mismo cine, sino todo lo contrario. De ahí la decepción de muchos y las críticas – entre otras revistas impresas, Ángel Quintana en la elitista Cahiers du cinema y más de uno en Dirigido por; blogs y webs a las que me sumo – cuando «acusan» a James Cameron de vender humo. La cuestión principal a tener en cuenta es que Avatar no es una película al uso. Podríamos decir que estamos ante una “fusión” entre videojuego, atracción de realidad virtual y una retahíla de trucos de magia que dan forma a un mastodóntico organismo generado por ordenador y alimentado día tras día por una campaña de marketing sin precedentes.
Ahora resulta que las místicas palabras que el polémico director avecinaba a voz en grito (¡Avatar revolucionará la forma de hacer cine!) se descifran en «Avatar revolucionará la forma de ver cine» cuando en búsqueda de la catarsis absoluta, deriva un primer paso hacia la interacción total del espectador con la obra por encima de la conexión emocional y de la identificación entre los sentimientos y reflexiones entre creador-creación y espectador. Una interacción más física e instintiva. En un segundo plano más profundo, queda desentrañar el alma o la intención última de la historia. Avatar fue concebida para el espectáculo, no sin que tal objetivo diluyese un mensaje que muchos han recibido entre el aplauso, el estupor y el alarmismo. Tiempo atrás, escribí sobre el tema del adoctrinamiento en el cine, en referencia a la última película de Jason Reitman. Y citaba Avatar como ejemplo de «adoctrinamiento subterráneo». Entonces, ¿qué es lo que quiere decirnos James Cameron con su última creación?
Resulta llamativo del cine su constante antagonismo con la concepción del mismo como medio para generar pensamiento y hacernos, película a película, un poco más libres. Y, en un símil -quizá no del todo afortunado- de los párrafos anteriores, digamos que la técnica son los músculos de la película y el mensaje el peso que se pretende lanzar contra nuestras cabezas.
Tras los fuegos de artificio
Repasando algunos de los documentos sobre mi escritorio encuentro un término común en muchas de las críticas sobre la película. El mismo, hace referencia al mensaje maniqueo que denota la historia filmada por el director canadiense. Sin embargo, aunque pueda coincidir en la concepción del retorno al estado original como única vía para lograr la separación entre el bien y el mal -claramente definido en el film- en la práctica, el maniqueísmo niega la responsabilidad humana por los males cometidos porque los cree producto no de la libertad, sino del dominio del mal en nuestra vida. Un mensaje ya de por sí desolador y ajeno a cualquier tipo de esperanza. Avatar, en la consecuente temática narrativa de su creador a lo largo de su filmografía, no pretende desvincular al hombre de culpa, sino todo lo contrario. El ser humano -codicioso, huérfano, sin fe- avocado a su propia destrucción.
Entonces, ¿por qué ha sido tan bien recibida por los espectadores? Una pista. Ya en el siglo XVII, el filósofo francés Alexis de Tocqueville explicaba que «el credo estadounidense en la esencial unidad del género humano nos lleva a anular toda distinción en la creación. El panteísmo abre la puerta a una experiencia de lo divino para la gente que no se siente a gusto en la perspectiva escriturística de las religiones monoteístas». La combinación entre una desvirtuada pero necesitada concepción de salvación, la apología radical ecologista y el mensaje anti-imperialista sumado a la belleza utópica de una armonía casi mística entre la criatura y el mundo que le acoge -la naturaleza también es defendida por el cristianismo como creación divina- ha sido la causa del éxito.
Además de tratarse de un mensaje mal interpretado por la mayor parte de los espectadores, se han imputado a la película ciertas tendencias filosóficas y morales que conviene conocer para facilitar una idea global de la misma. Todas ellas están relacionadas entre sí y, sorprendentemente, alguna coincidente punto a punto con descripciones, situaciones y puntos dramáticos del film de Cameron. Como por ejemplo la influencia de la teología hindú y sus «avatares», seres divinos enviados a restaurar la divinidad en la tierra (en la película, un personaje llamado a restaurar el orden en el planeta de Pandora).
Por otra parte, la similitud que más ha llamado la atención generalizada hace referencia a la corriente racionalista, cientificista, evolucionista y determinista del panteísmo, curiosamente contrapuesto en la película al concepto de «ciencia» encarnado por el equipo liderado por la doctora Grace. En una breve explicación sobre el panteísmo -dicen, la moda actual en Hollywood- podemos señalar algunas ideas principales sobre las que descansa un axioma principal: «La naturaleza no es una creación que defender, sino una divinidad que adorar». La naturaleza como fuente de salvación para el hombre. De tal afirmación se deduce que el individuo no tiene importancia o valor en sí mismo -Dios ya no creó al hombre a su imagen y semejanza- puesto que lo que importa es la inserción de cada uno en el todo divino, hasta un final en el que todo y todos serán dios. Hablamos de la potenciación de la «moda ecológica» elevada a culto.
Sin embargo, todas estas ideas convergen en una tendencia filosófico-ética que las aúna y es conocida como Nueva era. Lean, cuando dispongan de tiempo, acerca de este sistema no unificado de creencias y corrientes espirituales porque las semejanzas con ciertos aspectos de Avatar son innegables. A continuación, dejo algunos de sus principios para la comparación personal: Aproximaciones gnósticas a las materias espirituales (mundo de Pandora); clarividencia y televidencia moderna (habitantes de Pandora); mesmerismo o magnetismo animal (similitud con la coexistencia de la raza na’vi); creencia de poderes curativos de ciertos metales y cristales (árboles… o árbol); primacía de la experiencia subjetiva (un hombre, un avatar); misticismo para describir y controlar el mundo externo.
Hay más. Se afirma, en el contexto del relativismo del que bebe la new age, que «existen fuerzas o agentes sutiles capaces de interaccionar y producir cambios sobre el mundo espiritual y el mundo físico (haciendo que sucedan). Estas fuerzas serían agentes de cambio, pero desconocidas por la ciencia.» ¿Les suena de algo? «Muchos creen ese poder transferible mediante el contacto físico o la proximidad con fuentes de poder». Además, presenta al espíritu como «la creencia en una entidad sutil y trascendente en los seres conscientes de sí» y en un cosmos interconectado «en el que los entes están unidos a nivel fundamental y a veces se manifiesta bajo un sincronismos o milagros» (final de la película, transformación de Jake). Todo esto acorde a la opinión compartida por escépticos y ateos de que «toda religión es la mala interpretación del hombre de las causas naturales». Lo más sorprendente se concreta en la afirmación de que «el énfasis en la espiritualidad y la conciencia refleja un reconocimiento de que somos, en esencia, seres espirituales y seres de energía pura -ya que la conciencia es una forma de energía- aunque creamos estar en el cuerpo». ¿Coincidencias?
En Avatar hay mucho de todas estas visiones, a menudo «pseudoreligiosas»; visiones que, al fin y al cabo, confirman algo que está muy dentro del ser humano: un anhelo de eternidad, imposible de satisfacer en las cosas materiales. Y Cameron quiere empecinarse en que la solución está en huir de la realidad; quedarse en lo más rural y menos progresado -justo el progreso que le ha permitido perfeccionar su técnica-, en cuanto que de más «natural» tiene. ¿Está desencantado con su especie? No obstante, su solución existe en la humanidad aunque no quiera reconocerla. Ese bienestar social en el que están inmersos sus gigantes azules: ¡es real! Detrás de esa especie de disfraz ecológico-panteísta de pastaflora, está la necesidad que tenemos todos de un Dios; de Alguien superior a quien nos podamos dirigir siempre que queramos… ¡y que nos conteste! De hecho, es precisamente el humano Jake el que tendrá que enseñar a la protagonista Neytiry que su dios Eywa es mucho más que un simple «mantenedor de estabilidad» (algo tan propio del panteísmo naturalista). Creer en Dios es algo grande, y la religiosidad también, porque nos hace verdaderamente humanos al ver en el otro mucho más que un simple cuerpo con patas (o valiosísimo mineral), al tener un Dios Creador con el que mantener una relación. De ahí la palabra «religión», «re-ligare«, volver a atar: establecer un vínculo entre la criatura y su Creador.
Cuando el hombre sabe encontrar a Dios en el progreso -en la realidad- es cuando las cosas pueden ir bien. Son muchos los que creen en Él -sea con el nombre que sea- y saben que poniendo cada uno de su parte conseguirán traer un poco de paz. Conscientes de cuidar la naturaleza con la visión ecologista de Wall-E y no de la mano de la ridícula interconexión de conciencias que presenta Cameron.
El guión: supeditar la historia al mensaje
Existe un principio, reflexión o acuerdo no discutible que dice que algo así como: «Con un buen guión puede hacerse una película que no lo es tanto, sin embargo, de un mal libreto no puede sacarse un buen film«. Y ni siquiera James Cameron puede librarse de tal «axioma». Aunque, sorprendentemente, el director estuvo nominado en los premios Writers Guild 2010 (del Gremio de Guionistas) a mejor guión original, finalmente el justo ganador fue Mark Boal por la historia vista en The Hurt Locker. Reconocimiento que volvió a darse en la reciente gala de los Oscar, junto con el galardón a mejor película. Y, sin ser esta gala de premios el mejor ejemplo para hablar de justicia, resulta clarificante en lo estrictamente cinematográfico.
A Cameron se le reconoce el estilo de construir historias muy masticadas y esa simpleza narrativa se concreta en que los malos son muy malos y los buenos, muy buenos. Ese blanco o negro, ese revolotear sobre ideas universales – fe, naturaleza, ciencia, humanismo – sin adentrarse en las marismas de la personalidad humana ni en conceptos concretos ni metafóricos, le permiten ir al grano. Las relaciones que puedan surgir entre los personajes, sus temores, aspiraciones e incluso la más mínima escala de grises de sus «yos» interiores se supedita a la acción: más concretamente a la mediación técnica para la acción. Sin embargo, no estamos hablando de Alfred Hitchock, Clint Eastwood o Akira Kurosawa, ni que tampoco Cameron pretenda serlo.
En Avatar, tenemos como protagonista a un veterano de guerra lisiado, que nos explica por qué y para qué viaja a Pandora. Primer problema – presentar al personaje – solucionado. A partir de ahí, todo se acelera y los problemas se sortean a golpe de efecto visual (eso, compañeros, es mirar al dedo de quien señala al cielo) y explicaciones risibles. ¿Para qué tanta inversión en las réplicas de los Na´vi si estos ya saben que son controlados por humanos? ¿Aire irrespirable? Flojo. ¿Mayor interacción si existe identificación? Muy flojo, y hace tambalear la supuesta defensa de la película hacia la igualdad entre culturas. ¿Cómo un extraño llega a ser rey de una raza tan compleja y mágica como es la que habita en Pandora en tan poco tiempo? ¿El destino? Con esa explicación, al menos, en Star Wars todo estaba sorbido con pajita desde el principio. En relación a los personajes, sin duda, lo más entrañable para quien escribe ha sido ver como Sigourney Weaver despierta del sueño espacial, en una emotiva prolongación (y evolución) de su personaje Ripley de la saga alienígena iniciada por Ridley Scott.
En hilo de esta argucia metaficcional tan aplaudida, existen también aspectos favorables en el guión que deben tenerse en cuenta. Cameron es un cuenta cuentos de inmensa categoría y conoce las reglas del juego audiovisual. Una larga y tediosa introducción, por muy novedosa que fuese, no iba a favorecer al conjunto. Así, en un importante ejercicio de guión ha desechado todo lo que no haga avanzar a la historia. Y la tentación de añadir matices, personajes y lugares en un mundo que has sacado de tu cabeza, supongo, habrá sido inmensa. Más allá del guión, también destacan la planificación y el ritmo conseguidos que, junto con la fotografía conforman una película trabajada y muy conseguida.
El director y guionista canadiense nunca ha escondido su apuesta por los clichés, estereotipos y estructuras clónicas. En este caso, la famosa comparación con la historia de Pocahontas. Y sus dos películas más taquilleras han triunfado incluso con un desenlace bochornosamente chirriante: en Titanic, la ya célebre escena final de los enamorados sobre el bloque de hielo (¿realmente no había sitio para dos ahí arriba?) Y, esta vez, en Avatar, rozando por los pelos de un calvo el Deus Ex Machina (inconcebible para cualquier espectador) digno de los mejores dramaturgos griegos.
Por tanto, estamos ante un libreto sencillo si nos atenemos a ciertas libertades narrativas y a la construcción de unos personajes paradójicamente unidimensionales en un mundo en 3D. Falla la representación paulatina del conflicto interno -criticado por ser mera fotocopia- y cierta escala de grises a la hora de llevar a cabo su desarrollo. Un par de segundos dedicados a gestos del actor no lo consiguen y coexisten hechos y explicaciones «cogidos con pinzas». Pero, con todo, estamos hablando de un guión esencialmente visual, centrado más en la épica aventurera que en el desarrollo de quienes la llevan a cabo (como Indiana Jones, James Bond y otros muchos títulos/sagas más). Con el valor añadido de tratarse de ciencia ficción, donde se premia el alcance de la imaginación, y haber conseguido crear de la nada un mundo fantasioso, mágico, utópico y, por qué no, maravilloso.
«El 3D digital es un salto aún mayor que el que se dio cuando se pasó del cine mudo al hablado. Aquello fue una evolución del medio, mientras que la tecnología 3D digital supone una transformación del mismo.» James Cameron
El porqué del taquillazo y la sombra del plagio
Soy de la opinión de que todo cineasta es, a su vez, sociólogo y psicólogo. El cine es una industria, las películas sus productos y la sociedad un cliente de doble filo: aparentemente fácil de complacer, pero inestable e imprevisible. Los críticos – la mayoría – y una porción nada despreciable de la clientela demandan productos cinematográficos que hagan pensar. La reflexión se convierte así, en uno de los pilares que alzan al cine a la categoría de arte. Otros, la mayoría, pasto del puro entertaiment. Cameron, trabaja con el segundo grupo, aunque deja entrever ideas con fondo: es un target manejable a base de merchandising. En mi opinión, el canadiense es un creador de tendencias, un cineasta excepcional que sabe dar lo que quiere el hombre y mujer de a pie: una historia de amor romántica hasta el extremo, Titanic; y la posibilidad de un mundo mejor, ajeno a la maldad humana, libre, justo y en armonía con la naturaleza, Avatar. Y es digno de mención cómo ese canto a la vida (de aroma budista en algunos pasajes como la post-lucha de la nativa contra los animales salvajes), sumado a una ambientación sobrecogedora ha conseguido una respuesta masiva e, incluso, ha provocado depresiones y pensamientos suicidas a ciertos fanáticos de Pandora. Esto, sumado a las actuaciones del gobierno Chino para la retirada de Avatar de la mayoría de sus 4.500 pantallas de cine -su trama podría incitar a la revolución y a la violencia de la audiencia- sacan a relucir, de nuevo, el poder y la consecuente responsabilidad, innegable ya, del cine respecto a la sociedad. E incluso Cameron se atreve con el tema de los derechos humanos, la integración de las culturas, el respeto a la diferencia, en el mismo género con el que pretende transmitirnos una idea semejante la minusvalorada District 9. Para Cameron, ¿es malo el ser humano ´per se‘? ¿Es la vuelta a los primitivos orígenes del hombre el camino hacia su redención?
Avatar no es una mala película, pero tampoco es lo que nos vendían sus creadores. Su guión es flojo, sin embargo no es tan pésimo como ahora quieren hacernos ver. Cada personaje está (torpemente) pensado para erigir al verdadero protagonista de esta obra: el planeta de Pandora. Todo lo demás es secundario, un boceto necesario para que Cameron lograse expulsar de sí – tras años de trabajo y expectación – una vomitona de colores, formas y seres de dudosa belleza. Películas que siguen el cómodo sendero argumental de Avatar pueden contarse por cientos, y quizá el problema de que sea esta tan criticada es, precisamente, que hayan intentado presentarla como todo lo contrario: la película que iba a revolucionar la forma de ver cine.
Así, a modo general, pueden destacarse algunos factores que han propiciado la histórica recaudación conseguida. En primer lugar, la buscada producción de una película que ahondase aún más si cabe en el concepto de todos los públicos, sobre todo en el infantil-juvenil; en relación a esta primera razón, el simplismo narrativo facilitado por el boca-oreja; el uso de tecnología 3D y su proclama con términos como novedad y revolución; en el aspecto temático, de moda, la ecología a flor de piel tras las últimas catástrofes naturales junto con el anhelo de un mundo mejor; el género de ciencia ficción es el más idóneo para fomentar películas de culto y anunciar una trilogía fideliza y permite legiones de fans; y, por último, la monstruosa campaña de marketing que se ha llevado una parte importante del presupuesto de la película.
Con todo, el principal de todos ellos es el aspecto tecnológico. Hay que quitarse el sombrero ante el sobrehumano esfuerzo del equipo técnico por lograr, no sólo sorprender, sino también innovar en la era digital. Cameron explicaba muy por encima algunas novedades en una entrevista antes del estreno de la película: «Tengo un sensor que permite que la grabación se lleve a cabo en otra parte por control remoto. Me da una libertad increíble. La cámara también me deja ver el 3D en tiempo real mientras filmo. Además, puedo ver los personajes y los decorados generados anteriormente por ordenador al tiempo que la escena que estoy rodando en vivo […]». Como último dato, mencionar que al director se le reconoce pionero en el uso de la tecnología e-motion capture a través de las cámaras de fusión 3D digital.
La pregunta del millón: ¿Plagió James Cameron la historia que nos narra en Avatar? Un dicho popular viene a decir que todas las películas se copian unas a otras, pero que sólo las mejores aportan algo (¿Está entre ellas este film?) Con todo, siempre hay límites. ¿Los sobrepasó el cineasta? Numerosas voces -misteriosamente acalladas- se han alzado antes, durante y después de la producción de la película. Y qué quieren que les diga: mi credibilidad disminuye en proporción al aumento del número de ellas que defienden el plagio de su obra… ¿puede una película plagiar, por ejemplo, diez relatos cortos, tres cortometrajes y dos películas al mismo tiempo? Y con todo a su favor -la polémica vende- Cameron no ha aclarado nada.
En relación a esto, el caso más sonado es el que ha protagonizado indirectamente -y ya desmentido– el escritor ruso Boris Strugatsky a raíz del universo Noon. Otros ejemplos: un numeroso grupo que señala el plagio a la primera mujer galardonada con el título de Gran Maestra por la Asociación de escritores de ciencia ficción y fantasía de Estados Unidos (SFWA) Ursula K Leguen y su relato «El nombre del mundo es bosque». Otro rumor que recorrió masivamente Internet -desconozco a estas alturas si también fue desmentido- es el que acusa de plagio a la obra de Poul Anderson, más concretamente a su relato «Llamadme Joe», autor de otro con el mismo título que la película de Cameron.
También, la obra audiovisual «Battle for Terra» o la comparación con una película de animación. Y la más curiosa de todas las quejas: La organización Comunistas de San Petersburgo Grupo Ruso ha acusado al cineasta de robar ideas soviéticas. Esto supera incluso la ficción.
Reflexión final: ¿es para tanto?
Surge la necesidad de lanzar ciertas cuestiones para la reflexión del vox populi. ¿Es realmente peligrosa la idea que pretende trasmitir Avatar? ¿Es conveniente su mensaje o, por el contrario, resulta dañina la reflexión de la obra? ¿Hemos exagerado al acusar al cineasta de ignorar peligrosamente la escala de valores tradicional sustentada en el hombre, ser humano, como principal criatura de la creación? Con el mismo efecto del agua sobre la roca, ¿pueden las ideas de una película como Avatar hacer mella en la sociedad? Porque, según la supuesta tendencia a exagerar -y también salvando las distancias- , los elfos de Tolkien también podrían considerarse en cierto modo, panteístas. ¿Es Cameron consciente de lo que tiene entre manos? ¿Es para tanto?
Debemos suponer que el director y guionista sabe qué quiere contar por encima del cómo. Deducimos que conoce la historia y desenvuelve una conclusión. Y dado que el género de ficción científica permite la experimentación de nuevos conceptos y facilita la trasgresión, ¿qué pretende realmente contar Cameron cuando nos habla de un planeta «inmaculado», de un paraíso? ¿Qué valor concede Cameron a esta cuestión? En este punto, convendría recordar uno de sus últimos trabajos del cineasta para refrescar la memoria histórica: un documental sobre la tumba de Jesús, que Juan José García-Noblejas calificó en su momento de ridículo. Supongo que con esto uno ya dispone de una mirada más amplia para sacar conclusiones.
Además, el L´Obsservatore Romano ha criticado la obra por su sentimentalismo extremo y el espiritualismo ecológico ya señalado. Llama la atención el término utilizado para describirla: «parábola»; Esto es, forma literaria consistente en un relato figurado del cual, por analogía o semejanza, se deriva una enseñanza relativa a un tema que no es el explícito. Una parábola que -cito textualmente- «cuenta una historia sin ninguna exploración profunda» y carece de «verdaderas emociones humanas«.
Añadiría también otra significación de «parábola», la geométrica, aunque se presente un poco por libre: es la que marca el recorrido entre dos puntos, en un salto por encima de líneas básicas e importantes. Para explicar lo que a él le gustaría sobre la vida, Cameron obvia cosas fundamentales del ser humano y presenta lo suyo como algo totalmente válido y, sobre todo, sólido.
No nos llevemos a engaño. Las ideas de fondo de Avatar no son tan primarias o infantiles como a primera vista puedan parecerlo. Sí es así en la historia, no en el tema. Sí en la forma, no en el fondo. Como tampoco -en serio- sucede así en la también taquillera saga de Crepúsculo. Sin embargo, como al misteriosamente pretende decirnos Cameron: «nadie puede enseñarte a ver».
de lo peor que he leido en critica…y tomar las opiniones de los otros como ciertas…me parece de cuarta…pesimo….
Das un poco de verguenza,si tu mismo resaltas ya porque tuvo exito a que viene este testamento,todos sabemos ya sus puntos debiles y sus puntos fuertes,y si tu mismo dices,que el boca a boca ayudo a la grandiosa recaudacion,eso significa que a la gente le gusto,y hai cosa mas importante que esa dentro del mundo del cine?.Y por cierto,Avatar si es la pelicula mas taquillera de todos los tiempos,aun aplicando la inflacion en las demas peliculas,a ver si te enteras amigo
la peor critica k he leido hasta la fexa. Claramente se nota la ideologia y religion k defiendes amigo, ya estamos hartos de k la iglesa y sus defensores ofendan tooodo akello k no les guste, cuando ahora mismo la iglesia esta hasta las cejas de casos de pederastia y son muuuuxas voces amigo y no 4 gatos los k critican de plagio a avatar. Avatar es una pelicula y las peliculas son toodas mentira, estan para entretener, y si se puede pensar pues mejor. cameron ha revolucionado el cine xk ahora tooodas las pelis incluso la tdt vienen en 3d si eso no es revolucionar k venga dios y lo vea, si la pelicula no tuviese ningun mensage xk despues de 4 meses sigue siendo la mas takillera? hay gnt k incluso la ha visto 4 vcs. K pasa todos son zombies?? pues la pelicula hace bien de hacernos reflexionar acerca del daño k le estamos haciendo al planeta, x cierto la iglesia considera al hombre x encima de la naturaleza y no al reves x lo k le da permiso para hcer lo k kiera. la naturaleza si es un dios al k adorar y sabes xk amigo? xk la tierra es el unico hogar k tenemos y si no lo cuidamos y no lo tratamos como es debido tooodos nos iremos a la mierda. Tambien en avatar hay paralelismos no con pocajontas sino con la invasion de los españoles y su iglesia a america, esterminando y sakando e inponiendoles su cultura y religion a los indios.
Tú lo q pasa es q eres un racista, y por eso no te ha gustado la película. No puedes soportar que haya gente q sea feliz, xq te jode la idea de q sean azules, y tú odias a la gente azul.
Pero yo te digo una cosa: hace años tb había racismo contra los negros de gente como tú, y ahora todos se han dado cuenta de q eso estuvo mal. algún día tú tb te darás cuenta y dejarás de despreciar a otros sólo por su color de piel. tú sólo nos odias x ser azules…
Yo no he visto la película pero creo que no importa en absoluto para que pueda decir lo que pienso de esta crítica. Se me ocurren dos cosas:
1.- Es de justicia reconocer que está bien hecha, de la cabeza a los pies: convenientemente estructurada, con elementos de relación y comparativos interesantes, razonada de todo punto, con una redacción perfecta… y es evidente que el escritor se ha documentado y que pensaba en lo que escribía mientras lo hacía.
2.- Hay cientos de críticos de todo: de cine, de literatura, de arte, gastronómicos, de vino…; de hecho, cualquiera se erige en crítico de lo que se le ocurre (que me parece que es algo que le pasa a más de uno por aquí). Pero la mayoría de los cientos hablan sin tener ni idea de lo que dicen y con escaso rigor y criterio (sin saber, sin documentarse, sin contraponer lo que dicen con otros elementos comparativos, empleando argumentos circulares…). Aparte de eso, hay muchos que lo hacen bien aunque obviamente, siempre quede al gusto de cada uno estar o no de acuerdo con sus opiniones. Por eso, generalmente, solemos tender a fiarnos de uno u otro crítico con cuyo estilo, tendencia o preferencia conectamos mejor. Para eso está su trabajo y ése es el servicio que nos prestan.
Me da la sensación de que más de uno ha sacado todo de quicio y de que, o bien no han pillado de lo que se está hablando, o bien han preferido no enterarse para dar a cualquier cosa una vuelta de tuerca y escuchar más allá de lo que exactamente se está diciendo…
De hecho, todos los que estamos escribiendo aquí estamos manifestando una opinión, una crítica -sea constructiva o todo lo contrario-. ¿La mía? Que este artículo, como tal, me ha gustado mucho, independientemente de que esté o no de acuerdo con lo que opina su autor. Pero también añadiré que no pienso ver «Avatar» por mucho celofán colorido y brillante que la envuelva. No me gusta invertir el tiempo en guiones que no aportan nada porque están vacíos. Hoy en día, el espectáculo audiovisual lo podemos encontrar en cualquier rincón. Sin embargo, las películas, las historias, los personajes con calado… son otra cosa mucho más elaborada y que exige una implicación y un trabajo intelectual de nivel superior, que no lo suplantan las máquinas. Y a mí es lo que verdaderamente me engancha. Aunque el presupuesto sea mínimo y se haya rodado casi en condiciones de estudiante.
Por cierto, Roy: echa un vistazo aquí (http://www.ensilicio.com/2010/01/%C2%ABavatar%C2%BB-no-es-la-pelicula-mas-taquillera-de-la-historia.html); si tienes tiempo y paciencia, lee el artículo y los comentarios; son bastante interesantes e ilustrativos y sobre todo, ensanchan las miras.
Desde el respeto –mutuo- que espero tengáis por primordial a la hora de mantener una conversación madura, contesto uno a uno.
Gabro. “y tomar las opiniones de los otros como ciertas…me parece de cuarta”. La Filosofía, el Derecho, la Ortografía, la Medicina, la Ley (y si me permites, la Fe): en todos estos campos de la vida humana y social no resulta necesario sino primordial tomar opiniones de otros más capacitados como ciertas. El relativismo -históricamente demostrado- no lleva a nada y la autosuficiencia, como espero comprendas, es una utopía. El cine mismo toma la opinión de otros, y cada director, guionista, actor, técnico de fotografía etc. De cuarta puede ser decir tal afirmación cuando quiere decirse en realidad “tomar ciertas opiniones de otros como ciertas”. Y ante dos puntos de vista diferentes –el tuyo y el mío- hay dos formas de escuchar o tomar las ideas de quienes se asemejan a nuestra opinión. ¿Es a lo que te referías?
Roy. “si tu mismo resaltas ya porque tuvo exito a que viene este testamento”. Si escribes esto caben dos opciones: no has leído el porqué de este artículo o simplemente estás en contra de mi opinión y no aceptas su lectura. Precisamente el objetivo de este ´testamento` es analizar las causas de ese éxito y las influencias –la opinión de otros, Gabro- de la misma película. Por tanto, como comprenderás, en ningún momento digo que no gustase la película, sino todo lo contrario. Por otra parte, el artículo está escrito desde finales de febrero y a esa fecha, añadiendo el índice de inflación –y contando reposiciones- “Lo que el viento se llevo” es la película más taquillera en EEUU, además de tener el mayor número de entradas vendidas.
ttrytryrt . Realmente leo tu comentario y no sé qué contestarte. Mezclas churros con merinas y chorizo con chocolate. “son muuuuxas voces amigo y no 4 gatos los k critican de plagio a avatar”. ¿Has leído el artículo? ¿O criticas ya por criticar? Cito textualmente una frase del artículo en referencia al plagio: “Numerosas voces -misteriosamente acalladas- se han alzado antes, durante y después de la producción de la película.” Entonces, ¿a qué viene ese comentario? También explico que Cameron ha revolucionado la forma de ver el cine por los avances técnicos de su película. Y si revisas tu comentario, también me achacas lo contrario. Además, dedico varios párrafos a explicar el porqué del éxito de la película y leo de tus palabras lo siguiente: “si la pelicula no tuviese ningun mensage xk despues de 4 meses sigue siendo la mas takillera” ¿DÓNDE HAS LEÍDO QUE AVATAR NO TENGA NINGÚN MENSAJE?
Por favor, antes de criticar: leed (bien) al criticado.
Respecto al tema del medio ambiente, si de verdad dices lo que leo no tengo nada que contestar. Por dos razones: la primera, explicada antes (mezclar churros con merinas). La segunda es que si dices que la Iglesia al tener al hombre por encima de la naturaleza significa que desprecia a esta, es que o te has documentado poco sobre el asunto o también es criticar por criticar.
Respecto papá pitufo pardi, mi más respetuoso silencio.
Marta, gracias por aportar un mínimo de sentido común.
Saludos a todos.
Chema.-
¡carai! Sinceramente, nunca pensé que el artículo generaría una polémica de tal calibre… Me ha sorprendido. Será por eso de que cuando el río suena, agua lleva… Realmente, me ha gustado lo de los churros y las merinas 😉
Me ha extrañado una cosa: una pequeña contradicción del amigo ttrytryrt: si la Iglesia -como bien él dice- permitiera despreciar la naturaleza, dando la superioridad que tiene el mismo hombre, entonces, ¿quién se salva? ¿cómo se protege este hombre o mujer? Más bien sería una especie de autodestrucción… Por eso, citábamos la película de Wall·E, en la que pienso que Pixar ha entendido muy bien en qué consiste el ecologismo: cuidar el planeta para las generaciones futuras: ¿por qué se desgracia el mundo? Porque el hombre dejó de cuidarlo: ¿no es esto de lo que se da cuenta el capitán de la nave cuando empieza a regar la planta? Creo que vale la pena no apagar el DVD con el final de la película, sino quedarse también en los créditos finales, donde se ve cómo van recuperando el mundo, cuidándolo de nuevo…
¡Ah! Y que quede claro que a mí sí me gustó la película… bueno: me entretuvo… quitando unos cuantos minutos de la primera hora (se me hizo -y creo que lo es- larguísimo)… No creo que sea una gran película (como tampoco pienso que lo sea Titanic), pero la acción que tiene a partir de la hora y media, es digna de las mejores pelis de acción (con permiso de «La Jungla 4.0», ¡claro!).
Y, ¿sobre el mensaje? Pienso que está claro y lo decimos en el artículo: Cameron presenta algo de modo muy «facilón». Creo que el hombre -la persona humana- es un ser mucho más profundo que un simple cuerpo espiritualista y que puede llegar a mucho más que a una simple relación con un dios que no contesta… El «feed back», la comunicación es algo fundamental en la persona y más con Dios.
También: es de sentido común que, después de miles de años de historia de la humanidad, busquemos argumentos de otros para crecer más y más… En Avatar se critica el ridiculizar las opiniones de los demás -cuando los soldados se ríen de que los na’vi crean en un dios-, pero a la vez se minusvalora lo grande que nos hace el progreso cuando sabemos utilizarlo bien.
¡Ah! Y lo que no he entendido absolutamente es el decir que somos racistas por este artículo… El silencio es lo que viene… y la incógnita: ¿alguien me puede explicar dónde está el racismo?
creo que Gabro se referia a tomar la opinión de los demás como ciertas a incluir en una crítica que por si esta bien hecha estupideces que andan diciendo por ahi, deberias tomar precisiones u opiniones mas certeras a las hora de hacer un analísis de esta manera, lo de racista no tiene nada que ver, creo que una película de tanto impacto genera contradicciones, adhesiones y por supuesto gente como tu…lo de plagio imposible de aceptar y el fenómeno de la taquilla personalemnte creo fuiste deficiente…en si no me gusto la critica…poca coherencia y muy carente de información sólida que respalda tus hipótesis…son lineamientos muy vagos…igual te felicito…segui participando..jejee
Lo que yo creo es que HolyCrapt se ha unido al lío sin saber bien por dónde tirar y con ganas de avivar el incendio. Pero es que, además, resulta casi imposible de adivinar lo qué quiere decir exactamente porque entre las faltas de ortografía, de signos de puntuación, de mayúsculas… de verdad, no es nada fácil descifrar el mensaje que pretende transmitir, si es que quiere transmitir algo distinto a lo que ya se ha dicho -sacando los pies del tiesto, por cierto, la mayoría de las veces-.
Veamos: ¿quién puede determinar, sino cada uno según sus propios gustos, las “…precisiones u opiniones mas certeras a las hora de hacer un analísis” (sic)? En este caso, los escritores han escogido los puntos de referencia que les han parecido oportunos y han construido unos razonamientos precisamente sólidos y coherentes con su manera de entender la forma de hacer cine (guión, reflejo de las ideas de fondo, técnica…) en relación con una película concreta: “Avatar”.
Los demás podremos estar o no de acuerdo; nos transmitirán algo, poco o nada… y está bien que opinemos al respecto porque para eso la propia web nos brinda la posibilidad. Pero de ahí a afirmar con semejante firmeza -cachaza ¿eh?- cosas como “fuiste deficiente”, “poca coherencia y muy carente de información sólida que respalda tus hipótesis”, “lineamientos muy vagos”… me parece, cuando menos, temerario.
Por un lado, entra en contradicción consigo mismo: por la misma regla de tres, cuál es la razón para que el criterio de HolyCrapt sea más válido que cualquier otro de los vertidos aquí (el de los autores, el de los demás…). Y por otra parte, muestra un desprecio por las opiniones ajenas que dice mucho del autor del comentario. Desde el respeto, todos los juicios -por opuestos que sean- pueden compartirse, exponerse, debatirse -por qué no-; sin embargo, el tono empleado coronado con el matiz final “igual te felicito…segui participando..jejee” (sic) deja entrever una ironía que no viene a cuento salvo que se esté tratando únicamente de irritar -cuando menos- a quienes han redactado la crítica.
Me parece que se sobredimensionan las posiciones. De verdad, no es complicado mostrar a los demás con educación lo que uno piensa sobre “Avatar” o sobre la crítica en sí misma. Si lo intentáis, sólo con un poquito de esfuerzo, os sale bien seguro. Haced la prueba.
o sea alguien me puede explicar cuál es el lío??? podemos estar de acuerdo o no con este analisis, pero no entiendo porque tanto lío…que cada uno diga lo que le parezca, exprese su opinión y dejemos de criticarnos mutuamente, está bueno, pero cuidado en el lugar que nos ponemos…me refiero a Marta, te sientes tan capaz de juzgar a los demás por sus opiniones? y acaso demostraste una educación y respeto hacia los demás…lo digo porque me irrita actitudes como la tuya…que cada uno opine lo que quiera sobre el artículo, de eso está bueno que hablemos, pero habiendo personas como ellas lamentablemente debemos poner en el mismo lugar que ella
Lo…
Puede que no me haya expresado bien o que me hayas interpretado mal. No juzgo a los demás por sus opiniones: cada uno ha de tener la suya y ser coherente con ella; de eso se trata, de modo que estoy totalmente conforme -como tú dices- con que podamos estar o no de acuerdo con el análisis y el artículo y, por tanto, con que cada quien diga lo que le parezca.
Lo que no me gusta o, mejor dicho, me molesta, es que se empleen tonos displicentes y de ataque hacia los autores para justificar la propia postura y -objetivamente- es lo que le ha pasado a más de uno faltándoles a aquellos, con una actitud hostil y prejuiciosa, a lo que han escrito que no es otra cosa que la manifestación de una serie de impresiones, igual que hemos hecho los demás, con más o menos acierto.
No he pretendido en absoluto valorar la opinión -en sí misma- de nadie que la haya expuesto sino que el modo o la forma no me han parecido… adecuados. Quizá precisamente porque me ha molestado, he podido resultar… ¿brusca? en mis respuestas aunque de verdad no lo pretendía. Pero de lo que estoy segura es de no haber faltado ni a la educación ni al respeto a nadie. De todos modos, si alguien se hubiera sentido ofendido por lo que he dicho (escrito), mis sinceras disculpas.
Marta me disculpo contigo, tal vez debi medir mis palabras al decir que estabas faltando el respeto, lo que pasa es que realmente no me gusta este tipos de enfrentamientos cuando no se está hablando del tema en cuestión y se ataca directamente a los que opinan, creo que fue un error el mio y pido disculpas por eso y agradezco tu sinceras disculpas y ofrezco las mias!!!
Ah! Marta te agradezco que me hayas explicado bien lo que sucedía y porque de tanta discusión, es que cuando leí este articulo me generó ciertas cosas y esperaba que se estuviera discutiendo del tema en cuestión, me gustó mucho los diferentes enfoques del artículo y si bien discrepo con algunas opiniones, estoy de acuerdo 100% con otras, desde ya mis felicitaciones a los que hicieron este artículo!!!