Avatar: El sentido del agua | Mucho ruido

Andrés López Fernández

Cuando se hace una secuela de una película, más allá de los motivos meramente comerciales, se pueden abordar diferentes aspectos: continuar una historia que se preveía como una trilogía o una saga, puede servir para explorar el universo creado, desarrollar a uno o varios personajes o darle un giro conceptual a la idea original, incluso cambiando el género de la película inicial, como podremos ver en la segunda parte de Joker (2019), que será un musical. Partiendo de esta base, la secuela de Avatar (2009) no hace prácticamente nada de esto y hasta podemos decir que es casi la misma película.

Resulta raro que la película sea tan decepcionante ya que hablamos de un director cuyas mejores películas son secuelas: Terminator 2: el juicio final (1991) y Aliens (1986). En Avatar: El sentido del agua (2022) se recuperan a los personajes de la película anterior, independientemente de si es lógico o no, mientras que los nuevos personajes carecen de un desarrollo interesante. No hay una justificación clara para volver a Pandora, más allá de los efectos especiales.

Es cierto que este aspecto es realmente increíble y consigue que el segundo acto, después de una excesiva y larga introducción, sea lo más interesante gracias al espectáculo técnico. James Cameron no ha perdido el sentido del espectáculo, pero, aun así, tres horas y cuarto de duración son frustrantes al comprobar que tras los créditos finales apenas ha cambiado nada desde el punto de partida de la película.

Uno de los aspectos más negativos del filme son sus villanos. Si bien en la película anterior podíamos encontrar cierto mensaje ecologista, aunque este fuera superficial y expositivo, la secuela olvida hasta este apartado. En la ficción se nos menciona que la tierra se muere en los primeros minutos, un elemento perfecto para desarrollar a unos villanos y dotarlos de cierta aura de desesperación que justifique sus actos. Sin embargo, esto no es así y volvemos a tener a las mismas caricaturas que en la película anterior.

Cameron, quien ha acusado al género de superhéroes de banalizar al cine, ha presentado la primera secuela de lo que desea que se convierta en una franquicia, de forma mediocre. La taquilla marcará el devenir de la saga y esperemos que sus próximas entregas no sean un calco una de otras.