ESTRENO RECOMENDADO POR CINEMANET Título original: Happy feet II |
SINOPSIS
En Happy feet 2, Mumble, el Maestro del Tap, tiene un problema porque su pequeño hijo, Erik, es coreo-fóbico. Reacio a bailar, Erik escapa y se topa con El Poderoso Sven, un pingüino que puede volar. Mumble no tiene esperanzas de poder competir con ese nuevo y carismático modelo a seguir. Pero las cosas empeoran cuando el mundo es sacudido por poderosas fuerzas… Erik aprende de su padre a tener “tripas y agallas” cuando Mumble reúne a las naciones pingüinas y a todo tipo de fabulosas criaturas —desde el pequeño Krill a los gigantes elefantes marinos— para poner las cosas en su sitio.
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CRÍTICAS
[Ana María Pérez-Guerrero – Colaboradora de Cinemanet]
Mumble tiene un problema porque su pequeño hijo, Erik, parece no tener talento ni gusto para el baile. El pequeño escapa con dos amigos y durante su corta aventura se topa con El Poderoso Sven, ¡un pingüino que puede volar! Erik se deslumbra con el talento de Sven y, sobre todo, con sus sugestivas palabras: “si lo deseas, puedes lograrlo”. Mumble se siente desplazado por el carismático pingüino. Pero las cosas empeoran cuando el mundo es sacudido por fuerzas poderosas y padre e hijo tienen que luchar para poner las cosas en su sitio con ayuda de otras criaturas, desde el pequeño Krill a los gigantes elefantes marinos.
El australiano George Miller repite en la dirección y producción de este musical, que resulta ser una película muy conseguida, desde el punto de vista técnico, tanto en la animación como en el diseño de fondo y personajes. Sin embargo, la historia carece de fuerza, los conflictos que presenta no tienen hondura o capacidad de conmover. Por otra parte, apela algunas fórmulas algo cansinas: chistes de doble sentido, aprovechamiento del estereotipo raciales, diálogos forzados, como salidos de una mezcla de libros de autoayuda y algunos números musicales que, aunque son muy rítmicos, no parecen tener demasiado sentido dentro de la narración más que el objeto de hacer un guiño al espectador adulto.
No obstante lo anterior, la película tiene buenas intenciones, en ella se presenta la importancia de la solidaridad y el valor de la familia. En ella se anima ser optimista en el logro de los sueños y en la búsqueda del propio talento. Todo esto, en el marco de un planeta que urge que preservemos.
[Jerónimo José Martín. Cope]
Mumble, el pingüino emperador maestro del claqué, no sabe qué hacer con su pequeño hijo Erik, al que no le gusta nada bailar. Un día, Erik escapa con dos amigos, y conoce al Poderoso Sven, un pingüino que puede volar. Mumble no tiene esperanzas de poder competir con ese nuevo y carismático modelo. Pero entonces la Antártida es sacudida por poderosas fuerzas naturales… Y Mumble deberá reunir a las naciones pingüinas y a todo tipo de criaturas fabulosas —desde dos pequeños krills a los gigantes elefantes marinos— para salvar a toda su gente.
Cinco años después del exitazo internacional de Happy Feet —Oscar, incluido—, el australiano George Miller (Mad Max, El aceite de la vida, Babe, el cerdito en la ciudad) repite su fórmula básica en esta continuación, también animada, musical y para todos los públicos, aunque esta vez en formato 3D estereoscópico, lo que se traduce en una mayor espectacularidad en los numerosos bailes y en los impactantes pasajes de acción, todos ellos muy bien coreografiados y montados. En esta ocasión, el argumento es más escueto y episódico, las canciones son menos brillantes y hay menos secuencias emotivas. De todas formas, la animación es bastante mejor —tanto en movimiento como en fondos—, hay algunos gags muy divertidos —sobre todo los protagonizados por la pareja de krills— y se ofrecen reflexiones positivas sobre las relaciones paterno-filiales, la amistad y la solidaridad interracial. Queda así una notable película familiar, que gustará a pequeños y grandes.
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