ESTRENO RECOMENDADO POR CINEMANET Título original: The Nutcracker in 3D |
SINOPSIS
La joven María y su nuevo amigo, el Cascanueces, viajan a un mundo de fantasía en el que intentarán derrotar al rey de los ratones, una criatura que libra una batalla contra los juguetes.
¡Debate esta película en nuestros foros!
CRÍTICAS
[Juan Orellana – Pantalla90]
Mary (Elle Fanning) es una niña entristecida por tener que pasar la Nochebuena sin sus padres, que tienen un compromiso social. Ella se refugia en los juguetes que su tío Albert (Nathan Lane) le regala, para zambullirse en un deslumbrante mundo de onirismo e imaginación. Un mundo de sueños que al despertar habrán convertido a Mary en una niña más madura.
Esta es la síntesis argumental de la adaptación cinematográfica en 3D estereoscópico que el ruso Andrei Konchalovsky (El primer maestro, Siberiada) ha realizado de uno de los cuentos más populares de la Navidad, El Cascanueces. Su origen está en un cuento de hadas de Hoffman que fue adaptado por Alejandro Dumas y transformado en ballet por Tchaikovski en 1891. Esta adaptación a la gran pantalla propone unos sorprendentes cambios en el libreto que permiten una lectura más contemporánea. Por ejemplo, el tío Drosselmeyer es sustituido por Albert Einstein, que parlotea sobre la relatividad; los ratones malvados son trasunto de los nazis, y Sigmund Freud (Richard Philipps) también cuenta con su pequeño papel.
Elle Fanning protagoniza esta cinta musical, acompañada de John Turturro y de Nathan Lane en el reparto. La película es deslumbrante en lo visual, aunque algo confusa en su narración. La puesta en escena es creativa y opta por un cóctel retrofuturista en el que reconocemos a Peter Pan, al Mago de Oz, a Las Crónicas de Narnia y a un sinfín de referentes literarios y cinematográficos infantiles. La película es muy clásica en sus propuestas de fondo: el descubrimiento de una misión, la conciencia de pertenencia y lealtad, el triunfo del bien, y sobre todo la necesidad de maduración.
Cuento de Navidad
La moda del 3D provoca que algún que otro cineasta veterano se haya lanzado a explorar sus posibilidades para el cine infantil y familiar. Poco antes de que Martin Scorsese rodara La invención de Hugo, el moscovita Andrei Konchalovsky (El primer maestro, Siberiada) se lanza a esta lujosa recreación del clásico ballet de Piotr Tchaikovski, basado a su vez en el cuento “El cascanueces y el rey de los ratones”, original de Ernst Theodor Amadeus Hoffmann, adaptado por Alejandro Dumas père. El guión, coescrito por el propio Konchalovsky, es bastante fiel al original, sobre todo al principio, pese a los cambios del nombre de los personajes.
Viena, años 20. Los pequeños Mary y Max, que viven en una lujosa mansión, no pueden pasar la Nochebuena con sus padres, porque su madre, cantante de ópera, tiene una importante actuación. Pero sí que se presenta en casa su alocado tío Albert, que trae regalos. A Mary le entrega un soldado de madera cuya boca sirve de cascanueces. Con su imaginación, Mary recrea una historia en la que el muñeco cobra vida y la lleva de viaje a un mundo mágico donde unas maquiavélicas ratas traerán problemas… Konchalovsky rueda con el dinamismo de sus conocidas cintas de acción rodadas en inglés Tango y Cash y El tren del infierno, y hace gala de una enorme imaginación visual en momentos como la ascensión por un árbol de Navidad o el clímax final, en un aparato volador. Se trata de una coproducción anglohúngara que ha tenido un presupuesto holgado, en concreto de 90 millones de dólares, que se notan.
También logra el realizador extraer buenas interpretaciones del reparto, encabezado por Elle Fanning, que rodó esta cinta antes de Super 8. Está acompañada por veteranos como John Turturro (Rey Rata) y Nathan Lane (tío Albert), algo exagerados, pero convincentes. Se puede interpretar la historia como un alegato a favor de la unidad familiar que también reflexiona sobre el valor de la imaginación.
Sin embargo, y aunque gustará al público infantil, le sobra algo de almíbar y la historia acaba siendo maniquea. Además, no resulta demasiado atractiva para el público adulto, le falta garra. Uno de los elementos más criticados es la banda sonora, recreada a partir del ballet de Tchaikovsky, y con la que también se han creado canciones, con letra de Tim Rice (El Rey León) y arreglos de Eduard Artemiev, el legendario compositor de cintas de Andrei Tarkovsky como Solaris y El espejo. El resultado no es del todo satisfactorio, pues aunque sigue teniendo parte de la fuerza de la inmortal pieza en la que se inspira, suena muy acaramelado.
¡Debate esta película en nuestros foros!