“Nuestra sociedad está enferma y un síntoma es que esconde la muerte”, declara Eric-Emmanuel Schmitt. El cineasta cautivó con su filosofía del misterio y descubrió su pasión por transmitir las emociones a través de lo invisible. El director de la película “Cartas a Dios”, cineasta, filósofo, dramaturgo y escritor recibió el Premio Cinematográfico “Familia” otorgado por el Jurado de la Asociación CinemaNet. Para recibir el premio se desplazó ex profeso unas horas desde Bruselas a Barcelona, para regresar el mismo día a la capital europea.
Barcelona.- En acto tuvo lugar en el Aula Magna de la Universidad Abat Oliba CEU y quien hizo entrega de la estatuilla, la Ola de Oro, fue el rector de la Universidad, Carlos Pérez del Valle, el cual resaltó que los valores que evidencia la película están muy en la línea de las que promueve la universidad. Daniel Arasa, director de CinemaNet y presidente del jurado de los premios, explicó los valores por los cuales se ha premiado la película, cuya base argumental está en el encuentro de un niño con cáncer y una mujer malhumorada y pendenciera, los cuales sufren una transformación.
El director de Cartas a Dios valoró mucho el premio, señalando que “como escritor y dramaturgo tengo muchos premios y he sido reconocido a nivel mundial, pero como cineasta aún soy novel”.
El escritor y cineasta mantuvo un encuentro con estudiantes de la Universidad y con otras personas que asistieron al acto.
Teoría sobre la vida y la muerte
Schmitt explicó diversos aspectos de su teoría sobre la vida y la muerte, a las que trata con naturalidad tanto en sus libros y obras teatrales como en la pantalla. Explicó que su padre era médico que atendía enfermos de cáncer, y que llevaba a su hijo al hospital un par de veces por semana. De esta forma Eric Emmanuel desde pequeño se familiarizó con la vida, la muerte y las limitaciones de las personas. Ello lo muestra en su obra. Dijo que había que desterrar los tabúes de la sociedad, de la cual sentenció que “está enferma porque es incapaz de asumir la muerte y la esconde. Es un síntoma de esta enfermedad social”. Añadió que la sociedad se plantea la muerte como un accidente, pensando que algún día se la vencerá. Desde su punto de vista “cuanto menos se habla de algo, más preocupación y miedo provoca” y añadió que “debemos amar la vida tal como es, con su vulnerabilidad, con su corta duración”.
A través de la historia de Cartas a Dios, dijo, “somos testigos del camino que llevó a dos personas a pasar del miedo a la esperanza y de cómo un encuentro puede cambiar una vida.”
Esta película, basada en una novela del propio director, es en buena parte la síntesis de la filosofía del misterio que quiere promover el cineasta poniendo en valor el coraje, la esperanza y el optimismo ante lo desconocido. “Hay que vivir con el misterio, tener confianza en lo desconocido. El misterio se puede afrontar con el miedo o con la esperanza”, dijo.
Hacer cine es, para Schmitt, “filmar la luz del alma”, y explicó que para seleccionar al muchacho que en la película interpretaría el niño enfermo de cáncer hizo un casting por el que pasaron 300 niños. No tenía predeterminado cómo tenía que ser el muchacho, pero leyó en sus ojos que era la persona adecuada.
El pensador manifestó que determinadas posiciones que enfrentan el misterio con la realidad, o la razón y la fe, son “más cientistas que científicas”
Schmitt resaltó la importancia de la imaginación, que, sentenció, “no es una huida de la realidad sino un mecanismo para entenderla y, a la vez, enfrentarse a ella y vivir una vida plena”. Explicó que hay que escribir desde las emociones y precisó que su materia prima “son las ideas y las emociones”. Estas son “armas más eficaces que un texto filosófico” porque “pueden crear un sentimiento de simpatía”.
Optimismo es realismo
El pensador manifestó que “se dice que ser pesimista es ser realista. O que el pesimista es más inteligente. Es falso. Es una aberración. El pesimista es precisamente el más conformista, el que ve cosas mal y se doblega ante ellas como si no se puede hacer nada. El optimista, por el contrario, intenta cambiar aquello que es posible, intenta cambiar el mundo. Y en lo que no le es posible cambia él la forma de abordarlo”
Schmitt se definió como persona “que escribe a contracorriente”, ya que “hablar de valores, al menos en Francia, es políticamente incorrecto”. Explicó algunas dificultades para rodar escenas de la película, como por ejemplo, una en que aparecía una iglesia. Interpreta que el éxito que han obtenido tanto el libro en que se inspira la película “Óscar y la dama de rosa”, como el propio film demuestran que la sociedad debería luchar contra los tabúes y que en ella aún hay espacio para el humanismo. Cree que escritores como él “luchan por traer esperanza a un mundo desesperanzado”.
Los valores y la crisis
En la coyuntura de crisis económica que se vive en la actualidad, el escritor y cineasta se mostró contrario al mercantilismo y a la dictadura de los mercados, y aseguró que “quizás la crisis nos haga ver cuáles son los verdaderos valores”.
Abogó por una Europa en la que las culturas sean capaces de convivir, donde se promuevan valores como la solidaridad y en la que las relaciones humanas tengan más importancia que el mercantilismo.