Para quienes buscan y no encuentran respuestas se estrena De qué va la vida, una original película, a medio camino entre Érase una fe y La última cima, que de manera sencilla y desenfadada interroga al hombre de nuestros días sobre las preguntas últimas y radicales de la vida. Juan Orellana ha entrevistado a su director, Ángel González, y a su ayudante de dirección, Hugo Burgos
[Juan Orellana, Alfa y Omega]
De qué va la vida: con este provocativo título, se presenta este interesante documental, de gran valor pedagógico, que quiere ilustrar las grandes preguntas del ser humano a base de entrevistas de lo más variopinto. Por un lado, los autores se desplazan por grandes ciudades europeas (Sevilla, Florencia, Valencia, Venecia, Madrid) preguntando a la gente de la calle -turistas, viandantes, lugareños- sobre las cuestiones últimas de la vida: la existencia de Dios, el misterio del mal o el sentido de la vida y de la muerte. Las respuestas son tan variadas como los entrevistados, y muestran tanto las consecuencias de una cultura que censura la dimensión religiosa del ser humano, como la irreductibilidad de la misma.
Estos testimonios, espontáneos, frescos y en ocasiones divertidos, se aderezan con declaraciones más elaboradas de filósofos, teólogos, científicos o conversos que explican su camino de búsqueda de respuestas. «Vimos, a través de nuestros viajes, que la gente tiene muchas inquietudes para las que no encuentran las respuestas», comenta su director, el argentino Ángel González. Y continúa: «Muchos están en búsqueda…; otros, ni siquiera».
Movidos por esta constatación, Ángel y su realizador, Hugo Burgos, se cargaron la cámara al hombro y salieron a hacer su trabajo de campo. «Nosotros elegíamos a la gente al azar -explica-. Unos se animaban a hablar, otros no. Nos divertimos muchísimo. Hicimos cerca de quinientas entrevistas, y hemos seleccionado las que quedaban mejor desde el punto de vista del montaje cinematográfico. La primera versión del documental duraba casi tres horas, y finalmente lo hemos dejado en ochenta minutos».
Ángel y Hugo procuraban no predisponer a los entrevistados y no les informaban que eran de una productora católica: «Únicamente les decíamos que eran preguntas existenciales para un documental. Así surgían respuestas espontáneas, muy graciosas en algunos casos. Otros no sabían qué responder. A otros les entraba la risa nerviosa». En Venecia, estuvieron seis horas esperando, hasta que por fin tres chicas se decidieron a subirse a una góndola para ser entrevistadas. Hugo apostilla al respecto: «En Andalucía es donde hemos encontrado más naturalidad y espontaneidad», y añade Ángel: «En general, las mujeres eran mucho más proclives a responder que los varones».
El director quiere dejar claro el público para el que concibieron el documental: «Está hecho para ayudar a aquellos que no encuentran las respuestas». Pero también se han dado cuenta del valor educativo de la película, y aspiran a sacar una versión en DVD, más amplia, para colegios, universidades y demás ámbitos educativos. Esa versión alargada estará organizada por partes temáticas (la existencia de Dios, la creación, la muerte, el mal, los milagros…), cada una con sus propias conclusiones. En esa versión extendida, hay un interesante capítulo dedicado al milagro de Calanda, que no podemos ver en la versión cinematográfica.
En el documental, encontramos testimonios como el de Irene Villa, víctima del terrorismo; Diego Valeri, futbolista argentino de los Portland Timbers de Estados Unidos; Claudia Koll, famosa actriz italiana; Pilar Domínguez, modelo que fue miss Sevilla; o la cantante española Anna Vilanova. Por otra parte, veremos declaraciones de teólogos, como José Antonio Sayés; filósofos, como Víctor Tirado; o expertos en bioética, como Mónica López Barahona, entre otros muchos expertos de variadas disciplinas (astrónomos, médicos, pedagogos…) Es, sin duda, un interesante y entretenido documental.