Un guion ágil y divertido, que desarrolla una tierna y poética fábula moral en contra de los prejuicios, la intolerancia y la hipocresía, y a favor de la integración social y la cultura, especialmente de la pintura y la música. Una joyita, en fin, que corre el riesgo de pasar desapercibida para el gran público.
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PELICULA RECOMENDADO POR CINEMANET Título original: Ernest et Célestine. |
SINOPSIS
En el mundo de los osos, está mal visto hacerse amigo de un ratón. Ernest, un enorme oso músico ambulante un poco cascarrabias pero de gran corazón, acoge en su casa a la pequeña Celestine, una ratita huérfana que ha escapado del mundo subterráneo de los roedores. Pese a sus diferencias, aprenden a respetarse y conocerse. Entre ellos surgirá una gran amistad que desafiará el orden establecido.
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CRÍTICAS
[Jerónimo José Martín – COPE]
El francés Didier Brunner se ha ganado un merecido prestigio en el cine de animación como productor del premiado corto La anciana y las palomas, de la original trilogía de largometrajes sobre Kirikú y de las espléndidas Bienvenidos a Belleville y El secreto del libro de Kells. Pero la excelencia la alcanzó en 2012 con Ernest & Celestine, maravillosa adaptación en 2D de la popular serie de libros infantiles del escritor-ilustrador belga Gabrielle Vincent, convertida en guion por el prestigioso escritor francés de origen marroquí Danniel Pennac, autor de obras de la talla de Señores niños, Como una novela o Diario de un cuerpo. Después de recibir una mención especial en la Quincena de Realizadores del Festival de Cannes 2012 y ganar el Premio César 2013 a la mejor película de animación, Ernest & Celestine obtuvo recientemente el Premio a la mejor película de animación de Los Angeles Film Critics Association, venciendo a Pixar, Disney, DreamWorks y demás gigantes. Ahora, opta nada menos que a once Premios Annie, ya consolidada como una firme candidata al Oscar.
La acción se desarrolla en un imaginario universo sin seres humanos, en el que los osos viven en la superficie y los ratones, en el subsuelo. En el mundo de los osos, está mal visto hacerse amigo de un ratón. Y en el de los ratones, se asusta a los niños con el Gran Oso Feroz. Hasta que un día, la pequeña y huérfana ratita Celestine se rebela contra su destino de dentista —ella quiere ser pintora—, y se escapa al mundo de los osos. Allí es acogida por Ernest, un enorme oso, músico ambulante y un poco cascarrabias, pero de gran corazón. Pese a sus diferencias, entre ellos surge una gran amistad, que desafía el orden establecido en sus respectivos mundos, sobre todo cuando asaltan una pastelería y un comercio de dientes, que regenta un avaricioso matrimonio de osos.
Lo primero que impacta de esta película es su preciosa animación clásica en 2D, de trazos delicados y sugestivos tonos pastel, muy bien dirigida por el francés Benjamin Renner —que debuta en el largometraje— y los belgas Stéphane Aubier y Vincent Patar, responsables de la original Pánico en la granja.
Aunque tiene personalidad propia, la película se sitúa estéticamente a medio camino entre las maravillas del maestro japonés Hayao Miyazaki (Porco Rosso, La Princesa Mononoke, El viaje de Chihiro) y el universo literario y fílmico de la saga sobre Winnie the Pooh, iniciada en 1926 por el escritor inglés A. A. Milne. Esta calidad formal se refuerza con la deliciosa banda sonora de Vincent Courtois y se pone al servicio de un guion ágil y divertido, que desarrolla una tierna y poética fábula moral contra de los prejuicios, la intolerancia y la hipocresía, y a favor de la integración social y la cultura, especialmente de la pintura y la música. Una joyita, en fin, que corre el riesgo de pasar desapercibida para el gran público.
[Lourdes Domingo – TAConline]
Basado en los libros ilustrados de Gabrielle Vincent «Ernesto y Celestina«, este equipo de cineastas franceses ha logrado una pequeña joya, discreta en su presentación pero luminosa por dentro. Vincent Patar y Stéphane Aubier, autores de la divertida y simpáticamente primaria Pánico en la granja, se convierten en los codirectores de un prácticamente novel en largometraje Benjamin Renner. El también novel guionista, el novelista Daniel Pennac, consigue transportar con delicadeza y sinceridad el universo de Gabrielle Vincent, una especie de francesa y moderna Beatrix Potter.
Ernest & Celestine permite a pequeños y grandes espectadores disfrutar de la historia sencilla, pero inteligentemente trabada de paralelismos con el mundo real, en la que no se atosiga ni la mirada ni los oídos con un ritmo frenético en la planificación y unos niveles acústicos intensos, como es práctica habitual en el cine infantil de las majors. Aquí se plantean conflictos serios con el tempo dramático necesario para explicarlos y que los más pequeños los entiendan, contemplen y piensen.
En este sentido, la animación concebida, en muchas secuencias, como un escenario que se dibuja y desdibuja, como si del trazo en lápiz o color se tratara, ayuda a ilustrar, precisamente, los procesos creativos de composición y descomposición no sólo de la pintura, sino también de la música. El nivel artístico del film es tan simple como elevado, y sabe jugar con los elementos oníricos sin salirse de su camino narrativo.
Daniel Pennac expresa con claridad y sutileza lo que la autora pretendía transmitir acerca de los prejuicios y esquemas preconcebidos respecto a los demás, incluidas sus profesiones y hobbies. La película sabe resaltar el valor de la amistad que no sólo descubre lo mejor del amigo, sino que acepta y llega a ver con ojos positivos lo que podrían ser defectos. Lástima de la escasa distribución de un film que no sólo ha triunfado en los César sino que tuvo su momento de gloria en Cannes con el Premio SACD Mención Especial. Cine lúcido para los espectadores más lúcidos, los niños.
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