Guillaume es un adolescente embelesado por su madre. Esta admiración hará que comience a imitarla en sus gestos y estilo de hablar. La crisis de identidad que se derivará es el núcleo narrativo de esta historia autobiográfica basada en la obra de teatro de Guillaume Gallienne. El actor francés ejerce de guionista, director e interprete de los dos personajes principales del film, su madre y él mismo. “Guillaume et les enfants, à table!” es una divertida comedia que ya cosecha 5 premios de la Academia Francesa de Cine.
ESTRENO RECOMENDADO POR CINEMANET Título original: Guillaume et les garçons, à table!. |
SINOPSIS
El primer recuerdo que tengo de mi madre es de cuando tenía cuatro o cinco años: nos llamaba a mis dos hermanos y a mi a la mesa diciendo: «Niños, Guillaume, ¡a cenar!» y la última vez que hablé con ella por teléfono, colgó diciendo: «Cuídate, mi niña grande.» Y, bueno, entre estos dos momentos hubo un buen número de malentendidos.
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CRÍTICAS
[Mª Ángeles Almacellas – CinemaNet]
Adaptación al cine de una obra de teatro autobiográfica, la película narra la vida de Guillaume Gallienne (guionista, director e intérprete de “Guillaume et les enfants, à table!”) y de cómo se convirtió en actor imitando a su madre. «Cuando era pequeño —dice—, mi madre me decía: «Los chicos y Guillaume». Ese «et» me hizo creer que para ser siempre único a los ojos de esa mamá sin ternura pero extraordinaria, para distinguirme de esa masa anónima de los chicos, era necesario que yo no fuera uno de ellos. Así que hice todo lo posible para ser una niña, y para ello qué mejor modelo que mi madre. De modo que, imitándola, empecé a interpretar. Poco a poco, adquirí su misma voz, sus gestos, sus expresiones. No me convertí en afeminado, sino en femenino, identificándome con mamá y después con todos los personajes femeninos que me atraían».
Esta actitud «femenina» hizo que la gente de su entorno, empezando por su propia familia, de la alta burguesía francesa, lo «etiquetara» como homosexual desde su infancia, y lo tratara por ello con un cierto desdén.
Guillaume Gallienne nos ofrece una suerte de sucesión de flashes de su infancia y juventud: como objeto de burlas en el internado, su experiencia en el ejército, sus secretos intentos de comprobación de su identidad sexual… A pesar de la crudeza de algunas escenas, no cae nunca en la vulgaridad y es capaz de mantener siempre un tono de humor comedido y elegante.
Varios momentos de la película provocan las carcajadas, pero una escena en concreto es de auténtica antología: Guillaume, que intenta librarse del servicio militar, en la consulta de un psiquiatra del ejército. El diálogo y tartamudeo de ambos es totalmente hilarante. También merecen destacarse las clases de equitación, que sugieren el proceso por el que un hombre llega a encontrar su equilibrio y seguridad personal.
Llama la atención cómo un asunto tan grave como un trastorno de identidad, sin perder nada de autenticidad —narra fielmente su propia biografía—, resulta una comedia divertida. En cierto modo, la película está a medio camino entre el psicoanálisis burlesco y una mirada retrospectiva llena de ternura y carente de todo rencor. El guión es excelente y la combinación teatro/cine/historia real impresionante. Pero lo que da mayor altura al film, es la genial actuación de Guillaume Gallienne, en el papel de sí mismo y encarnando a su propia madre.
Una obra inteligente, tierna y divertida, que sienta al espectador en el diván del psiquiatra y proporciona 85 minutos de risas, inquietudes y emociones hasta el inesperado y sorprendente desenlace.
[Ramón Ramos – Colaborador de CinemaNet]
El pasado mes de febrero se presentaba en primicia en la gala de las Medallas CEC, la película francesa “Guillaume y los chicos…¡a la mesa!”, una cinta autobiográfica del célebre cómico Guillaume Galliene escrita, dirigida y protagonizada por él mismo. Se estrena en la cartelera española el próximo 28 de marzo.
El film trata sobre un chico cuya admiración desmedida por su madre, y de modo extensivo por las mujeres en general, le lleva a tomarla como espejo en el que mirarse para adoptar ciertas pautas de conducta. Este modelo de comportamiento le hace ser algo amanerado en sus formas y ello conduce a que tanto la sociedad como su propia familia lo consideren gay. Esta etiqueta social lleva al protagonista en su adolescencia a pasar por una profunda crisis de identidad.
El tono del film es de comedia desmadrada rozando el surrealismo. En general consigue darle un toque muy fresco y divertido. Lo más impactante es saber que buena parte de lo que sale en pantalla son hechos reales. En cuanto a los formalismos técnicos no realiza grandes alardes. Tanto la fotografía como la puesta en escena son bastante convencionales, simplemente correctos. El ritmo de montaje es muy bueno y los gags cómicos son espléndidos. El secreto de la comicidad está en manejar adecuadamente los tiempos de las acciones, y en eso Galliene demuestra auténtica maestría.
Por otra parte cabe destacar el desdoblamiento interpretativo del protagonista en los roles de sí mismo y de su madre. Sin duda Galliene se ha dejado la piel en este film y se nota en el resultado. La película ha sido galardonada con 5 premios César en Francia en las categorías de Mejor Película, Ópera Prima, Actor, Montaje y Guión Adaptado. La película es una adaptación de una obra de teatro escrita también por Gallienne.
[Jerónimo José Martín – COPE]
Este singular debut como director y guionista del popular cómico Guillaume Gallienne —miembro de la Comedie-Française—, se ha convertido en la película gala del año, con más de tres millones de espectadores solo en su país y unos cuantos galardones, incluyendo dos premios menores en Cannes 2013 y cinco importantes Premios César: mejor película, primera película, actor, guión adaptado y montaje. Se basa en su autobiográfica obra de teatro “Les Garçons et Guillaume, à table!”, que Gallienne escribió e interpretó con gran éxito en los escenarios de París.
“El primer recuerdo que tengo de mi madre es de cuando tenía cuatro o cinco años. Nos llamaba a mis dos hermanos y a mi a la mesa diciendo: «Guillaume y los chicos, ¡a cenar!». Y la última vez que hablé con ella por teléfono, colgó diciendo: «Cuídate, mi niña grande». Y, bueno, entre estos dos momentos hubo un buen número de malentendidos”. Así sintetiza su vida Guillaume (Guillaume Gallienne), un desconcertado francés cuya posesiva y sarcástica madre (Guillaume Gallienne) le trató siempre como si fuera una mujer. Ciertamente, a él nunca le atrajeron las cosas de los chicos. Y, como idolatraba a su madre, la hizo caso y se lanzó a frecuentar los ambientes gays de París y a probar la homosexualidad. Pero algo dentro de él no le acababa de encajar.
No es fácil hincarle el diente a esta comedia, pues afronta temas complejos y delicados —el complejo de Edipo, la homosexualidad, la presión familiar y social…— desde una ligera perspectiva bufa, a menudo divertida e inteligente, pero también con abundantes pasajes zafios y desagradables, sobre todo en su planteamiento y desarrollo. Por el contrario, el desenlace plantea un notable giro hacia la seriedad, sin perder la sonrisa, sobre todo en su certera crítica a la presión actual de la ideología de género, a veces con consecuencias muy negativas. Con gracia, el propio Guillaume Gallienne ha señalado que esperaba que su película triunfara en taquilla, para poder compensar sus abundantes gastos en psicólogos y psiquiatras. Desde luego, este objetivo lo ha conseguido con creces.
Por lo demás, la película tiene una estructura narrativa original, pues Gallienne hilvana las diversas recreaciones de su vida —todas ellas, muy bien rodadas y montadas— a través de sus propios monólogos teatrales. Además, su cierto tono esperpéntico se refuerza con el hecho de que Gallienne se interpreta a sí mismo y a su madre, lo que depara situaciones muy hilarantes. Por tanto, al menos hay que reconocer a este brillante hombre orquesta su originalidad, su descarada frescura y su cierta incorrección política. No es poca cosa.
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