La película bélica Corazones de acero, que ha entrado fuerte en taquilla, nos relata una historia ambientada en el último mes de la segunda guerra mundial, donde Brad Pitt dentro de su tanque, lidera un grupo de cinco combatientes. Cine bélico en estado puro.
ESTRENO RECOMENDADO POR CINEMANET Título original: Fury
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SINOPSIS
Abril, 1945. Mientras los Aliados inician su ofensiva final en el frente europeo, un aguerrido sargento de artillería llamado Wardaddy se encuentra al mando de un tanque Sherman y de los cuatro hombres que componen su dotación, en una misión mortal detrás de las líneas enemigas. Superados en número y en armamento, y con un soldado novato metido en sus filas, Wardaddy y sus hombres lo tendrán todo en contra en su heroico intento de lanzar un ataque en pleno corazón de la Alemania Nazi.
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CRÍTICAS
[Guillermo Altarriba – Colaborador de CinemaNet]
Cuando, sucio de barro y sangre, el sargento Wardaddy (Brad Pitt) le espeta al recién llegado recluta Norman (Logan Herman “¿duele, verdad? Se llama guerra” está revelando al espectador la clave de lectura de la película. En “Corazones de acero” se narra el devenir de cinco soldados estadounidenses en la Alemania de los últimos días de la 2ª Guerra Mundial a bordo de un tanque apodado “Fury”.
Es una historia de guerra sucia, gris y crepuscular, pero no exenta de épica. Los personajes que habitan el “Fury” son soldados cansados de muchas batallas y en su mayoría cínicos, excepto el apodado “Biblia” (interpretado por un bigotudo Shia LaBeouf). Es curioso que el rol protagonista que interpreta Brad Pitt sea radicalmente opuesto al que tenía en su otra gran película bélica, Malditos Bastardos. Lo que allí Tarantino trataba de forma lúdica adquiere aquí un tinte sombrío: la guerra de “Corazones de acero” es una máquina de desolación.
En este escenario, entre los disparos de las ametralladoras y el avanzar de las orugas de los carros de guerra, brillan con mucha más fuerza tres o cuatro destellos de humanidad. En cierto modo, la película usa el contraste para resaltar los instantes de piedad o la amistad que se forja en el habitáculo del tanque: en medio de la deshumanización absoluta, el amor o la misericordia se revelan como lo auténticamente humano.
En el plano técnico, la película se desenvuelve de forma notable. Las secuencias de acción y las batallas a bordo de los tanques que salpican el film (al fin y al cabo, es cine bélico) están resueltas con muy buen pulso. Por otra parte, la banda sonora acompaña como un guante a la atmósfera visual de la cinta, uno de sus grandes aciertos. No hay colores brillantes sino tonos tierra y grises que contribuyen a hacer de la guerra algo brutal sin descuidar un toque estético.
En este sentido, es cierto que la película se debe a su condición de superproducción de Hollywood y está algo atenuada: la Alemania de Corazones de acero es cruel, pero no llega al límite de lo desagradable; las batallas son cruentas, pero mantienen la épica; los personajes son mezquinos y complejos, pero no desagradarán al patriota estadounidense.
En definitiva, y más allá de estos detalles, Corazones de acero quiere ser una experiencia diferente al resto del cine bélico. El tratamiento de los cinco personajes principales y la visión propia de la que hace gala el director, David Ayer, son los elementos que dan valor a la película y permiten extraer reflexiones propias sobre la historia de los soldados del “Fury”.
Esta crítica ha sido publicada simultáneamente en Diario El Prisma
[Pilar Madrigal – Colaboradora de CinemaNet]
Tengo que empezar hablando del protagonista y productor Brad Pitt, un actor muy atractivo que ha evolucionado en su carrera de éxito cinematográfico ante nuestros ojos. Desde un pequeño papel como guapísimo rubio en la sorprendente Thelma & Louise, pasando por su thriller Seven en el que hacía por esconder su belleza física y mostrarnos sus dotes interpretativas hasta llegar a un Babel cuando ya sabíamos que era un gran actor además de un hombre con múltiples e interesantes facetas personales (sus actividades sociales y políticas son muy conocidas y reconocidas por su alcance, junto a su esposa Angelina Jolie o de forma individual, un gran hombre de los que están dejando muy buenas huellas en el mundo). En Corazones de acero sabe mostrar al militar duro y resistente en circunstancias muy adversas, al jefe que protege y ampara a sus hombres hasta el último aliento, un amigo y compañero en el equipo tanto para enseñar como para reír o llorar con ellos. En el título original la película se llama “Fury”, que es el nombre del carro de combate Tiger que comanda. Un pequeño espacio en el que cinco hombres deben coordinarse bien para atacar, defender, sobrevivir y seguir adelante misión tras misión. Es el nudo argumental.
La película se recomienda para adultos porque es muy realista en sus escenas bélicas y las disfrutarán sobre todo los amantes de la estrategia, las batallas y el armamento. En su preestreno español la productora Sony Pictures tuvo la amabilidad de preparar un visionado junto a militares españoles especialistas en carros de combate. Fue una idea maravillosa poder verla rodeada de personas que trabajan con estas magníficas máquinas, conversar con ellos sobre los detalles técnicos y la realidad en campo de batalla… También fuimos invitados a una base militar en la que nos mostraron modelos de épocas diferentes, su funcionamiento y tecnología actual, cómo se preparan. La impresión que me quedó fue de tranquilidad y gozo, es una profesión llena de honor y generosidad. Son grandes personas y en las distancias cortas interesantísimos. Y pude estar dentro de uno de los carros, sitúas el espacio y los movimientos dentro del mismo para que todo funcione y se produzcan los disparos. Se entendía mucho mejor la dinámica de la película. Porque ante todo “Corazones de acero” cuenta cómo cinco hombres actúan y conviven dentro de Fury, luchan donde les envían y protegen a soldados y civiles mientras avanzan tomando territorio a los nazis. Te muestra distintas personalidades, la manera de cada uno de afrontar situaciones muy duras. La ambientación es buena, ves cómo vivían en esa etapa de guerra y en esa zona de Europa, pero con el realismo absoluto que hoy en día hace tan creíbles las situaciones, hay polvo y barro, “sangre, sudor y lágrimas”. Es la guerra con su cruda fuerza y dolor.
Y también hay sentimientos, ternura, incluso amor…me estoy refiriendo a secuencias concretas, como las bromas entre los soldados (masculinas y a veces rudas, pero que les hacen reír entre una labor esforzada) El lapsus en el que el sargento lleva al más joven de sus soldados a comer junto a unas civiles alemanas es de una delicadeza desarmante, vuelven a disfrutar lo mejor que la civilización nos ofrece, con una suavidad tranquilizadora. O cómo la decisión de un joven puede regalarle una larga vida a otro, decisiones personales que en tiempos de guerra pueden ser de un valor único. Que el director sea también el guionista le permite crear a David Ayer una obra muy personal, controla los tiempos y ritmos, el espectador acaba sintiendose como si estuviera viajando con ellos en el tanque.
La banda sonora y la fotografía merecen atención especial. Entre tanta batalla y enfrentamiento hay momentos en los cuales un piano cambia el ruido potente por la armonía, entonces los ves a ellos, a las personas entre las máquinas metálicas, ves el precio que los hombres pagamos por las guerras y también que hay ocasiones en que deben ser llevadas a cabo. No que sean necesarias, más bien que a veces son inevitables y entonces hay que ganarlas, sin más, cueste lo que cueste…y en esta película se ve lo que sucede hasta el heroísmo. Es bueno recordar quienes la ganaron y qué se defendía. Y procurar que no haya otra de tan amplio espectro. La banda sonora ha sido nominada para premios. La fotografía sorprende con momentos artísticos, unas aves en formación en el cielo, el casi baile de coreografía en un enfrentamiento entre varios Tigers y los famosos Panzer alemanes ( por cierto, puesto que ellos provocaron la guerra hacía mucho que los fabricaban antes de iniciarla y tenían muchísimos más que los aliados y mejores…aún así perdieron, lo que da la medida de los norteamericanos cuando se les enfrentaban como se ve en la película y les ganaban ) Hay un detalle visual en este film que intrigará: el disparo antitanques es verde, aunque parece futurista tipo espada láser de La Guerra de las Galaxias nos explicaron que se debe al fósforo que se pone en la punta de los proyectiles para ver la trayectoria del disparo, no es fantasía, sucede justo con ese color.
¿Qué encontrarán en esta potente película de acción? Mucha estrategia militar auténtica, un ritmo de combate lento muy real, sobre todo en la batalla final, que como nos dijo un militar especialista en carros de combate español “en estas unidades no dejan a nadie solo, van todos juntos, combaten todos juntos y vuelven todos juntos”. El calor sofocante o el frío dentro del tanque, la relación personal tan próxima, hasta tocarse físicamente mientras trabajan, que convierte en uno al equipo: un carro + un equipo + una misión = Juntos todos.
Hoy en día se han introducido modernas tecnologías en óptica con telémetros que miden distancias, cámaras térmicas, navegadores, pre diagnóstico, telecomunicaciones punteras, turbo…, tantas maravillas que verlos moverse o entrar dentro sorprende agradablemente. Lo digo para que nos sintamos seguros y tranquilos, tenemos un ejército estupendo a nivel personal y material, además les enviamos a misiones de paz (los que conocí parten pronto hacia Oriente Medio, para ayudar a proteger zonas en peligro por grupos violentos que dañan a la población)
Es una película recomendable, dura pero con mucha humanidad entre momentos bélicos. Retrotrae a otra época, pero pueden verse paralelismos con tantos conflictos actuales en los que los carros de combate son protagonistas (pienso en Crimea y Ucrania, Irak y Siria…enfrentamientos que han tenido estas grandes máquinas como protagonistas junto a los soldados de a pie) Y las interpretaciones son buenas, jóvenes y maduros, refinados y toscos, hay de todo, pero a la hora de la verdad se quieren y unen para darlo todo por una causa que saben buena y necesaria. Desde entonces no se ha repetido una guerra mundial, su sacrificio nos regaló la paz a las generaciones venideras, estamos en deuda con ellos por eso. Al igual que con nuestros ejércitos modernos, tan entregados y humanos como los que aparecen en Corazones de acero. Un buen reflejo de la furia y el acero con el que están forjados los guerreros de todos los tiempos. Que la disfruten.
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