El cine independiente español se hace un hueco en la gran pantalla con «Flow«. El filme que cuenta la historia de Walter Mann, un actor que ve derrumbarse todo su mundo cuando está a punto de conseguir el éxito profesional.
PELÍCULA RECOMENDADA POR CINEMANET Título Original: Flow |
SINOPSIS
Juan del Santo da vida a Walter Mann, un actor de teatro al que una desafortunada herencia lo obliga a emprender un largo viaje, tanto físico como interior, en busca de su propia esencia. Su aislamiento social los deja solos a él y a su alma, sin la artificialidad de la vida, sin distracciones mundanas. Tan solo la oportunidad de descubrir su propia autenticidad.
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CRÍTICAS
[Mª Ángeles Almacellas. Colaboradora de Cinemanet]
Llega a nuestras pantallas Flow, la esperada película de David Martínez, que, antes incluso de su estreno, ha cosechado ya numerosos premios: Mejor Película: I Will Telle International Film Festival 2015 (London UK); Mejor Director: Peloponnesian Corinthian International Film Festival 2014 (Grecce); Mejor Guión: Follow Your Dreams Film Festival (USA); Mejor Fotografía: Peloponnesian Corinthian International Film Festival 2014 (Grecce); Mejor Vestuario: Mac Film Festival (Brazil); Mejor Actor: Mirabile Dictu International Film Festival (The Vatican), Overlook Cinemavvenire Film Festival Roma 2014 (Italy) y Peloponnesian Corinthian International Film Festival 2014 (Grecce).
«Flow«, narra la historia de un actor, Walter Mann, que va por fin a tener su gran oportunidad como protagonista de su propia obra de teatro. Antes del gran momento, está concentrado en su trabajo, nervioso pero lleno de ilusión. Su vida privada ha sido muy dolorosa. Jamás se sintió ni comprendido ni amado por su padre, que despreciaba su vocación a la escena. Tampoco su matrimonio ha sido feliz, y se lamenta de que su mujer no sea ni una esposa ni una madre ejemplar. Tiene una hija, Berta, a la que quiere con el alma pero con la que tampoco ha podido establecer una relación cercana a causa de su afición desmedida al alcohol. Justo en vísperas de su debut, cuando está a punto de alcanzar la meta por la que tanto ha luchado, su vida es alterada tan violentamente que todos sus planes saltan hechos añicos. A partir de entonces, empieza para él un camino de soledad, sufrimiento y degradación, en pugna consigo mismo, entre abandonarse a la desesperanza o el coraje de abrirse a la redención.
Bajo la línea argumental, como reflejado en un juego de espejos, aparece un tema de gran hondura, una mirada profunda al interior del hombre. Walter Mann –el ser humano– es poliédrico. Las distintas facetas de su personalidad cobran forma en la película y se imbrican con el personaje total que, a su vez, las encarna todas.
El director se luce con la cámara, que logra la máxima expresividad con el movimiento, las superposiciones de personajes, la luz, las sombras… Juan del Santo nos ofrece una interpretación magistral como cada uno de los personajes: esposo humillado y padre de Berta; Walter Mann, actor; John Merrick, el hombre elefante, que reivindica su derecho a ser tratado con la dignidad que le corresponde y no como un monstruo; Robert de Niro convertido en Al Capone; Marlon Brando o, casi mejor dicho, el mismo Vitor Corleone. Todos ellos aparecen como sombras y conciencia de sí mismo, poniendo voz a conflictos y encrucijadas que lo atenazan. Su aparición imprime intensidad y dramatismo a la narración, pero sin caer nunca en la exageración.
Del Santo conecta con el espectador, se hace creíble, conmueve y emociona. Los personajes, a los que se oye pero no se llegan a ver, resultan cercanos y familiares, como si realmente estuvieran presentes en la escena. Muy acertado el que haya voces tan reconocibles como las de Concha Velasco, Emilio Gutiérrez Caba y Lluis Homar, entre otras. La música y las canciones apropiadas. Berta Solanas cumple bien.
«Flow» es una historia humana que nos habla del hombre como protagonista de su propia biografía, de las relaciones familiares, la soledad, la destrucción personal y el poder sanador del perdón, la necesidad de saber perdonar y perdonarse. Antes de salir a escena, el actor coge un rosario, lo besa y lo introduce en su bolsillo. Sin embargo no es una película religiosa, no habla de Dios sino del hombre. El gesto con el rosario no se entiende sin el simbolismo de la luz final en el valle de Pineta, el refugio para el hombre herido. Es una mirada hacia lo alto, una apertura a la inmensidad de la trascendencia, sin la cual no es posible que el hombre se abarque y se comprenda a sí mismo.
En «Flow» no hay efectos especiales (si exceptuamos una curiosa animación de plastilina), ni escenas trepidantes y espectaculares. Sólo un magnífico director, un excelente actor ante la cámara y un muy buen guion de amor, dolor y perdón. El resultado, una buena película que deleita, da que pensar e invita a la reflexión. Nadie debería perdérsela.
[Ramón Ramos. Colaboradora de Cinemanet]
La caída espiritual de un actor marcado por un intenso conflicto familiar, es el argumento de Flow, una película original, insólita, arriesgada y profundamente emocional. Un film rodado en nueve días con un equipo técnico de nueve personas. Toda una proeza que demuestra cómo hacer buen cine con pocos medios, con mucho que contar y con buenas ideas de cómo plasmarlo. A través de los personajes interpretados por el actor en el teatro, todos ellos reconocibles, se narra la evolución emocional del protagonista en su viaje al interior de sí mismo.
Flow es un drama existencial, un viaje a lo más profundo de un hombre cuya vida ha sido brutalmente arrasada. El descenso a los infiernos de un alma desgarrada, atormentada y desorientada. Tal como clama la frase promocional: «un film de acción interior».
Actores de renombre como Concha Velasco, Lluis Homar o Emilio Gutiérrez Caba, han prestado sus voces para algunos personajes secundarios que no aparecen físicamente en pantalla, sino que irrumpen en la historia sólo con la voz. Además de la vigorosa interpretación de Juan del Santo como protagonista absoluto, caben destacar, como elementos que añaden valor y ayudan a dar cuerpo al conjunto del film, una poderosa partitura musical de Alberto Torres y un gran trabajo de localización de exteriores con magníficos paisajes naturales.
El año pasado en la gala de premios de Cinemanet tuve ocasión de conocer a Juan del Santo y David Martínez, que presentaban Flow, el debut como protagonista de uno y opera prima como director del otro, siendo ambos coguionistas y coproductores del film. El trailer de esta película me resultó tan sugerente que le dediqué un post en mi blog.
Un año después Flow llega a las salas comerciales tras un intenso periplo por diferentes festivales internacionales, que se ha saldado con un palmarés de 8 premios, 3 de los cuales han sido a mejor actor para su protagonista.
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