The White Lotus | En busca del paraíso terrenal

José Martín Goenaga

Cinéfilo por afición, me gusta seguir de cerca la actualidad cinematográfica para comprender mejor a la sociedad actual y valorar la idea que esta transmite sobre la persona humana y sus circunstancias.

The White Lotus, que da título a la serie, es el nombre del hotel de Hawaii donde una serie de personajes van a pasar sus idílicas vacaciones. Como se prevé, no va a ser todo de color de rosa, y pronto empezarán a surgir las complicaciones y las situaciones tensas.

The White Lotus no es una serie que cuente con un plantel de actores demasiado conocidos, es decir, ya consolidados, lo que facilita que el espectador no fije su atención en ninguno en particular, pues no es que haya personajes protagonistas. Todo el conjunto actúa orquestado y según el guión previsto, nunca mejor dicho. De esta manera, no es casualidad que ocho de los actores hayan sido nominados al Emmy por su trabajo, además de su director y guionista Mike White.

El argumento de la serie me recordó inmediatamente al de otra estrenada en Amazon Prime de título “Nine Perfect Strangers”, con la presencia de Nicole Kidman como su principal atractivo: unos días de relax en un paraje inmejorable y distintos personajes que se encuentran y se conocen allí, cada cual con su bagaje vital y su problemática familiar e individual. Aquella era algo más mística y extraña, pero esta tiene más de real, de intentar captar las diversas situaciones en las que las personas se encuentran en nuestra sociedad actual.

Con tintes de comedia pero con un fondo de drama, el espectador se adentra en la vida de cada uno de los personajes observando sus diversas reacciones ante los imprevistos que van surgiendo: problemas de familia, problemas de matrimonio, problemas de clases sociales, problemas de trabajo, etc. El principio de la serie ya nos cuenta cómo termina todo, pero lo que no sabemos es cómo se ha llegado hasta ese punto y qué es lo que ha ocurrido para que eso se dé (lo entenderéis cuando veáis los primeros 2 minutos).

A veces se llevan temas algo al extremo (el uso de drogas, por ejemplo) y el ritmo del montaje final no es lo ágil que podría ser (hay escenas algo contemplativas entre actos que se hacen un poco largas). La música es súper original: sonidos hawaianos y tropicales, mezclados con sonidos de animales exóticos. Una música que transmite perfectamente el ambiente de la serie, ese ambiente de comedia dramática llena de momentos de tensión. La fotografía y el cuidado de la luz son dignos de mención pues nos transmiten esa sensación de calma y tranquilidad propia de lugares idílicos.

Por último, es preciso subrayar que no es una serie para todos los gustos pues no faltan escenas de sexo y drogas, y el guión es muchas veces sexualmente explícito, pero lo que realmente da valor a la serie, además de la actuación de los actores y del guión, es que sirve como reflejo de muchas situaciones con las que se encuentra la sociedad actual y cómo esta las gestiona.

Debido a su éxito en pantalla, ya se está preparando su segunda temporada, que parece que se va a desarrollar en otro paraíso terrenal: Sicilia.