RRR | Una lección de Bollywood a Hollywood

José Martín Goenaga

Cinéfilo por afición, me gusta seguir de cerca la actualidad cinematográfica para comprender mejor a la sociedad actual y valorar la idea que esta transmite sobre la persona humana y sus circunstancias.

RRR. Curioso título que ya llama la atención nada más verlo. Y es que en Bollywood se habla otro idioma, y no sólo por el hindi, sino que se utiliza un lenguaje cinematográfico al que los ávidos consumidores de Hollywood no estamos acostumbrados. Un modo de narrar más extenso, más profundo, pero sin dejar de lado la alegría y el jolgorio, que en esta gran industria oriental nunca se echan de menos. Relatos llenos de humanidad y de amor verdadero, sin que falten en algunas cintas, como viendo siendo el caso, grandes dosis de sangre y de acción, con unos efectos especiales que harán las delicias del espectador.

Con esto quiero decir que RRR no es la típica película de Hollywood donde todo vale y cuanto más mejor. En la que las cuotas ideológicas casi no caben en el guión por lo innumerables que llegan a ser, y en la que los valores humanos y tradicionales que han permitido avanzar al mundo brillan siempre por su ausencia, dejando paso a unos ideales inventados por minorías que no reflejan la realidad de la sociedad en la que el mundo vive. Este tipo de añadidos superfluos no los vamos a encontrar en Bollywood.

RRR es la historia de la independencia del pueblo indio de las manos de unos británicos muy tiranos, y se nos cuenta a través de las vidas de dos amigos con un mismo fin pero con distintos planes para llevarlo a cabo. Sacrificio por el otro, fidelidad, amor a la patria, amor a la familia, bondad, fortaleza, valentía, superación y religiosidad encuentran su sitio en esta superproducción que ya ha merecido premios y nominaciones de los más altos críticos del momento actual, entre estas, dos nominaciones a los Globos de Oro, a la espera de que se conozcan las de los Oscars 2023.

El diseño de producción es visualmente rico y no escatima en medios para brindar al auditorio unos paisajes y unas escenas de acción que nada tienen que envidiar a la precursora y muy aclamada Matrix. Tampoco faltan los bailes, algo obligatorio en las producciones indias, con una exhuberancia de ritmo y movimiento de las que estaría más que orgulloso el mismísimo Gene Kelly (Cantando bajo la lluvia).

Por último, la historia de amistad es espectacular, con unos valores que sorprenden de lo poco que los vemos en las producciones estadounidenses. Ahora bien, si hay que ponerle un pero, para mí sería el asunto de la violencia y la sangre, que desde el minuto uno puede echar para atrás a las almas más delicadas, aunque cumple la función que busca, que es mostrar el absoluto desprecio que tenían los colonos británicos por el pueblo autóctono: humilde, sencillo y fuerte como él sólo.