Sinopsis
Bella Baxter es una joven revivida por el brillante y poco ortodoxo científico Dr. Godwin Baxter. Bajo la protección de Baxter, Bella está ansiosa por aprender. Hambrienta de la mundanidad que le falta, Bella se escapa con Duncan Wedderburn, un sofisticado y perverso abogado, en una aventura vertiginosa a través de los continentes. Libre de los prejuicios de su época, Bella se vuelve firme en su propósito de defender la igualdad y la liberación
Crítica
Pobres criaturas | Víctimas de la intrascendencia
«Víctimas de la intrascendencia». He querido titular mi crítica sobre Pobres criaturas del ateniense Giórgos Lánthimos de esta forma para evidenciar lo sintomático de una de las más fuertes tendencias que siguen los creadores del séptimo arte que todos amamos: la desesperanza. Cómo nos maravillamos tantos comentaristas del cine cuando un autor nos pone delante una oferta fresca y atrevida, es como una debilidad propicia a la adulación. Una flaqueza que sin duda queda potenciada por según qué cineasta lo etiquete. Y claro, estamos hablando del griego que parió, ya con el guion de McNamara, La favorita, (2018) esa comedia negra que encandiló a los más resabidos.
Alguno podrá saltar para decir: «Ya, pero Lánthimos ya nos mostró su forma de crear con Canino (2009), Langosta (2015) y El sacrificio del ciervo sagrado (2017), películas más frías y desalmadas que otra cosa». Es cierto, y quizá por ello Pobres criaturas no debería pillar desprevenido a nadie. Es decir, si algo destacará en sus formas seguramente sea lo desagradable, grotesco y falto de esperanza. Efectivamente, este es el sello formal que impregna toda su narrativa visual, potenciada por un aparato estético sin cortapisas, que actúa como un protagonista más, que traspasa la barrera de lo normativo, que se rebela ante lo común para fortalecer ese postulado moral que el autor griego aparenta no tener, pero tiene.
No os voy a engañar, cuando terminé esta última apuesta del siempre polémico director quedé trastornado, curiosamente penetrado por su frialdad. Y esta es su virtud quizá más incuestionable, la de llegar, guste o no, se esté más o menos de acuerdo. Pero llega, vaya si llega, es como cuchillo caliente cortando la suave mantequilla. Porque suaves somos las personas, más aún en los tiempos que corren, dejados a la tempestad de los supuestos expertos, en todas las esferas, que tienden a dirigirnos cuales líquidos seres maleables. Es curioso digo, no solo porque Lánthimos tenga esta tan escasa habilidad en el cine actual, también es apasionante porque es incisivo a través de un espejo en el que quiere que nos miremos, como individuos y como sociedad. Es curioso porque esto mismo es lo que describe en Poor things, esta suerte de desdichada humanidad, corrupta y fácilmente corruptible, nacida de la arbitrariedad y abocada al absurdo, necia e indecente en tantas aristas que la componen. Claro, has de comprar este premisa. Nada tendrá que ver el grado de resquebrajamiento que uno tenga al finalizar el visionado si parte o no con un sólido bagaje existencial, un inquebrantable criterio propio nacido de la experiencia y el conocimiento de la realidad. De ahí lo de seres líquidos.
Tampoco os miento si os digo que esta inabarcable locura me ha exigido tiempo para reflexionar. No cabe duda de la singularidad que representa Pobres criaturas, sustentada en gran parte, como he dicho antes, con su fundamental y extravagante estética, que está perfectamente acompasada con una narración exquisita y un ritmo de metraje totalmente equilibrado. En el eje de todo, una reparto de escándalo liderado y vertebrado por una Emma Stone de época que ayuda a parir esta pieza de culto instantáneo. Ya sabéis que de estas hay muy pocas.
El travieso y no ajeno a la trampa Giórgos vuelve a retar lo establecido, lo que es y se fuerza a ser por las conveniencias político-sociales. Pone en tela de juicio la misma realidad, algo de moda para selectos cineastas. Se dedica a zarandear sus pilares y acto seguido escupir sus vísceras, unas entrañas que arden más que el fuego de un volcán pero purifican, o al menos lo pretenden según los postulados del director. Como digo, enorme virtud la de Lánthimos para llegar con una mastodóntica propuesta creada con infinidad de aristas, una obra de autor digna de analizar en las escuelas de cine. Pero como he señalado antes, puede que el creador sea un pícaro que se lava las manos con su mismo producto, pudiendo ser un falaz rompecabezas irresoluble y una genialidad acertada al mismo tiempo.
Con esa estética gótica, surrealista e insuperablemente exagerada tiende a caricaturizar lo normativo y normalizado durante años como sociedad que somos, y nos regala una sátira que incluso sobrepasa los límites de las bases del feminismo actual, tan extremista, intransigente y ciertamente injusto. Lo postula, pero también lleva al absurdo y la contradicción. Esto es brillante, porque cruza esa línea, no se reduce a un superficial alegato moderno dentro del aparato de lo políticamente correcto. Formula una ecuación sin resultado sobre ejes radicales como son Dios y la creación, el sentido de la vida en la tierra, las relaciones sexuales entre personas sexuadas, la identidad femenina o el mismo sentido ontológico de la especie humana.
Y como medio y guía de toda esta siniestra aventura, Giórgos sitúa en el centro a Bella, que repito tiene a su favor a una Emma Stone inconmensurable. Como espectadores y personas nos enfrentamos a ese reinterpretado monstruo de Frankenstein que por motivos científicamente obvios, tiende a la urgencia de la exploración de sí mismo, de sus orígenes y por ende su trascendencia en el mundo que le encorseta. Este es el juego de cartas de Lánthimos, hacer con la protagonista esa especie de perturbadora catarsis cual reflejo a la misma purga del que lo está viendo. Como decía, un espejo donde mirarse, porque el autor confronta a Bella a la realidad, con todo lo que conlleva, para que la entienda y somatice, rechace y explote, y finalmente exprima y aproveche para su razón existencial. Que aunque grotesca, existencial y eminentemente sexual.
Este es el viaje narrativo de Poor things, nunca mejor dicho, porque es un viaje por el realismo mágico vestido con un traje ciertamente feo, contradictorio y desesperanzador que tiende, como hemos comprobado, a una conclusión conformista en el absurdo. Y esto es lo verdaderamente grave del asunto, la línea imparable de una premisa arbitraria, un desarrollo innecesariamente explícito, y un final tóxico tanto en cuanto no da propósito de enmienda a una realidad existencial destruida más que deconstruida. Es decir, te rompe en mil pedazos para después dejarte en la nada, en la desesperanza. Pobres criaturas de Lánthimos es radioactiva y errónea en tantos argumentos. Es una pieza durísima de afrontar, con algunos puntos muy aprovechables y bellos, pero en definitiva casi imposible de recomendar dado que la balanza cae sobre el despropósito.
Ficha técnica

- Título Original: Poor things
- Dirección: Giórgos Lánthimos
- Guión: Tony McNamara. Novela: Alasdair Gray
- País: Irlanda
- Año: 2023
- Duración: 141 min.
- Género: Fantástico, realismo mágico
- Interpretación: Emma Stone, Mark Ruffalo, Willen Dafoe, Ramy Youssef, Christopher Abbot
- Productora: Element Pictures, Film4 Productions, Fox Searchlight, TSG Entertainment. Distribuidora: Fox Searchlight
- Música: Jerskin Fendrix
- Fotografía: Robbie Ryan
- Estreno en España: 26 enero 2024