Sinopsis
Elisabeth Sparkle es una actriz cuyos mejores años ya han pasado. Tras ser finalmente despedida por el sexista jefe del estudio, Harvey, lo que significa que ya no tiene ingresos regulares ni puede conseguir otros papeles debido a su edad, cae en una peligrosa espiral descendente de desesperación. Hasta ese fatídico accidente de coche que la lleva a una misteriosa empresa que le ofrece una sospechosa sustancia que supuestamente hace que te transformes temporalmente en una versión mejor de ti misma. ¿Cederá Elisabeth a la tentación? Las reglas son sencillas y no negociables. Si acepta la inyección con la cura milagrosa, deberá pasar exactamente una semana en su cuerpo "mejorado", seguida de una semana en su cuerpo real, y así sucesivamente. Si se rompe este ritmo, las consecuencias son nefastas.
Crítica
La Sustancia | Mujer sangrante, alimento de las bestias
Más que por body horror, morbo o la crítica general, La Sustancia es una pieza imprescindible para todo amante del cine. Película atrevida, libre y sin tapujos, artísticamente soberbia y con una misión claramente irreverente. Si te inquieta es que ha cumplido su misión.
Trasciende a la concepción del terror, que encarna el medio para atacar una dimensión más profunda. Llega a cotas de realismo literal y metafórico que asusta. De hecho, no es tan terrorífica en lo explícito, salvo momentos salvajes, pero sobrecoge mientras nutre el relato. Repugna al retratar brillantemente desde distintos prismas de análisis. Aterroriza marcando la desesperación, obsesión, amargura y la imposible consumación del deseo. Por eso, entre la edulcorada superficialidad, la narrativa saca el cuchillo para abrir el corazón de la protagonista, herido sin remedio por la psicosis ornamental. El último rastro de conciencia arremete contra el problema radical, pero termina siendo una insalvable relación de amor odio consigo misma.
The Substance va más allá de la crítica al consumismo, la sociedad líquida y vacua de la imagen, el corporativismo salvaje o la productividad inhumana a costa de cualquier otra esfera personalista. Toca también lo que hay dentro de uno cuando se acercan los inevitables días de la edad, cuando ya no puedes responder a los mismos patrones de conducta que te ayudaron a defenderte del mundo inflexible. Recrudece el ajuste a la realidad, cuando ya no te alaban por tus supuestas virtudes, cuando ya no reinas con los patrones edonistas y no queda nadie para salvaguardarte de la caída.
Ataca la esclavitud a los parámetros de perfección que nacen de dentro, en lo primariamente vanidoso, y se potencian por el entorno, sociedad eminentemente industrializada en vender a toda costa, con ánimo amoral, explotando la mercancía más suculenta: la mujer. El sistema desprecia corazón, alma o tiempo, hace malabares para rentabilizarlos y desvirtuar así su vocación. Con la ciencia ficción, ese yo desdoblado clarifica, lo que es y lo que fue, lo que perece y lo que floreció en tantos sentidos. Ahí es donde Demi Moore y Margaret Qualley brillan tanto, la primera expresando impotencia ante años y olvido, la otra derrochando carisma, erotismo y ese doble juego, siempre realista, de inocencia y pura perversión. Este es el proceso de avance en el que una quiere someter a la otra con sus impulsos vigorosos y tentadores.
La Sustancia rememora en parte a Black Swan en lo atroz del elitismo, y a la serie Severance por el juego de identidad y cuerpo. Aunque luego uno se descubre errado mirando al otro como enemigo, más bien todos son víctimas del monstruo que devora impasible la debilidad y se alimenta del mismo sistema que explota y deshumaniza para divertimento del vulgo irracional. ¡El show debe continuar! Y los muertos acumulándose. Consumismo de personas perdidas y engalanadas, que terminan por revelarse tal cual son, un frankenstein sordo, ciego y mudo.
Lo que menos convence: cuando extremando el realismo en los crímenes del sistema opresor y cosificador a la mujer, la representación de los actores opresores, obviamente varones, es caricaturesca a niveles grotescos. No lo esconde, se ve claramente y denota una intencionalidad de potenciar los rasgos perversos y vicios asociados en un auténtico circo que se monta para normalizar el crimen. Ahí veo alguna costura, no en lo artístico, que desborda, sino por falta de equilibrio en el relato. Algo que se suma a la excesiva reiteración de elementos que rondan siempre la misma idea, llevando a la redundancia al punto tendenciosa.
Pero es más propicio quedarse con el conjunto, un asombroso producto lleno de brillantes incentivos, desde las interpretaciones hasta esos planos que adecuadamente favorecen las buenas transiciones de uno lado a otro hasta que todo explota (ojo con las fascinantes analogías a la carne animal, en todos los sentidos). Y esa explosión puede saborearse también como una sutil condena a los medios horrendos que justifican un supuesto fin bueno, que termina por no serlo tampoco. ¿La mejor película del año? No lo sé, pero es un portento absoluto.
Ficha técnica

- Título Original: The Substance
- Dirección: Coralie Fargeat
- Guión: Coralie Fargeat
- País: Estados Unidos
- Año: 2024
- Duración: 140 min.
- Género: Body horror, ciencia ficción
- Interpretación: Demi Moore, Margaret Qualley, Dennis Quaid
- Productora: Working Title Films, 21st Century Film France, Blacksmith
- Música: Raffertie
- Fotografía: Benjamin Kracun
- Estreno en España: 11 de octubre de 2024