Sinopsis
Enric Marco Batlle fue un sindicalista español que ejerció como Secretario General de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) y como Presidente de la Amical de Mauthausen de España. Durante su etapa frente la Asociación, Marco dio un gran número de charlas, principalmente en centros de enseñanza, sobre su pretendida vivencia como superviviente de los campos nazis. Más adelante, se acabó descubriendo que había falseado datos de su biografía para aparecer como superviviente del campo de concentración de Flossenburg, durante la IIGM.
Crítica
Marco | La persona tras el impostor
Cautivadora me ha resultado Marco. Pocas películas de este 2024 me han convencido tanto. Se nos presenta en salas una joya donde los directores trascienden el relato convencional a una dimensión reflexiva asombrosa. Historia fascinante y narración milimetrada sobre la deformación de la realidad con un Eduard Fernández superlativo.
Confieso que los retratos psicológicos en el cine me chiflan, y esta obra de Arregi, Garaño, Goenaga y Gil Munárriz no deja de ser un concienzudo y profundo trabajo de investigación sobre la mente de un señor que, como tantos otros, impostó una biografía heroica para sentirse amado. En este caso, el drama de los deportados españoles en los campos de concentración nazis. Los materiales y el contraste de los hechos están presentes dentro de una ficción perfectamente hilada, pero sirven como coraza, nunca mejor dicho, de una patología crónica que durante décadas esclaviza a Marco a un complejo de estrella hinchado al máximo por una mentira que encorseta todo su ser.
¿Es esto posible? A eso voy precisamente, esta cinta deslinealizada huye inteligentemente de una simplista presentación del personaje cuestionable. Si bien es cierto que el discurso implícito sirve de condena, no son sino los hechos los que acoplan la percepción del espectador a la verdad. Pero una verdad de ningún modo complaciente, puesto que no buscamos justicia asociada. Como dice el protagonista, «me niego a que de mí se diga que solo fui un impostor». He aquí lo interesante en clave de hipocresía, ¡todos mentimos! Evidentemente, todo mal conlleva su propia pena, ahí están las pruebas de un señor castigado con su mayor miedo, el olvido, el pasear por las calles sin ser reconocido. Preciosa transición final dicho sea de paso.
Como digo, la recreación contextual e histórica es infalible, pero quiere ir más allá de la mera exposición del daño causado por un embustero esquizofrénico paranoide. De manera sutil, dulce y también bellísima vamos avanzando, con una consecución de planos cada vez más agitada y tensa, hacia un auténtico cuadro personalista. Marco no puede ser reducido al morbo del relato, y por ello nos adentramos en sus motivaciones, intentamos entender el desarrollo de sus decisiones, y finalmente comprendemos, aunque sea mínimamente, su insaciable afán de alabanza. Nunca secundamos sus crímenes, pero la persona que hay detrás merece al menos ser visto con amplitud de miras. Creo esta la línea más interesante, obviando lo absolutamente seductor del caso.
Esta evidencia queda resulta con ese montaje no lineal que siempre da a entender el engaño de nuestro personaje de estudio. Por tanto, es mejor prestar atención al desarrollo de ese ser corriente con ínfulas de aplauso, no para rédito económico sino rentabilidad existencial. Su problema, esto es meridiano, nace de proyectar el sentido de su vida hacia la gloria. De una primera autodeterminación consciente han ido sumándose más falsedades, se ha ido haciendo la bola tan grande que el cajón cerrado bajo llave es demasiado grande como para ocultarlo en la alcoba. Ahí crece sobremanera el film, a modo de thriller, acrecentando la incertidumbre de su final, con una sucesión de planos del todo angustiosa y abocada al descubrimiento del pastel. Las vistas del espectador están en el cuándo y en las consecuencias, pero lo atractivo reside en el paso a paso esquivo de Marco. Cuestión de malabares mentales, sociales, políticos y familiares.
Obviamente, lo elevado de esta crónica de una muerte anunciada está supeditado a uno de los más exquisitos papeles realizados por Eduard Fernández, descomunal en su tarea de ser fino al detalle en una interpretación tan complicada. Descomunal en los movimientos, la mirada, el tono de voz y la forma en la que sale al paso a cada obstáculo. Hablar bien de este actor es ya tradición, por lo que prefiero brindar a su salud porque se adentra en un actuación única, hecha a la medida de su propia visión sobre el falso deportado, un trabajo de muchísimas capas y filtros que consigue naturalizar en lo humano. Es decir, le queremos tanto como despreciamos y, sobre todo, sabemos que seríamos capaces de hacer lo mismo.
No hace falta jurar por la tumba de nuestros antepasados que estamos ante una película sesuda en su premisa, brillante en su ejecución y de vocación reflexiva. Conveniente sin duda, como siempre digo, para estos tiempos dados a la tiranía de los productos intrascendentes.
Ficha técnica

- Título Original: Marco
- Dirección: Aitor Arregi, Jon Garaño
- Guión: Aitor Arregi, Jon Garaño, José Mari Goenaga, Jorge Gil Munárriz
- País: España
- Año: 2024
- Duración: 98 min.
- Género: Drama biográfico, holocausto
- Interpretación: Eduard Fernández, Nathalie Poza
- Productora: Irusoin, Moriarti Produkzioak, Atresmedia Cine,
- Música: Aránzazu Calleja
- Fotografía: Javier Agirre Erauso
- Estreno en España: 8 de noviembre de 2024