Convencional pero entretenido producto veraniego, disfrutable por un público amplio, sobre todo en los mercados orientales, para los que seguramente está pensado. Entretenida y trepidante, no aporta nada nuevo al filón de adaptaciones de comics al cine pero dentro de esta moda es un título muy digno. Y, atención, incluye una secuencia de propina en los títulos de crédito.
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ESTRENO Título original: The Wolverine. |
SINOPSIS
Esta épica aventura lleva a Lobezno a Japón en la actualidad. En un mundo desconocido para él se enfrentará a su peor enemigo en una lucha a vida o muerte que le cambiará para siempre. Vulnerable por primera vez y desafiando sus límites físicos y emocionales, no sólo se enfrenta al letal acero samurái, sino también a una lucha interna contra su propia inmortalidad que le volverá más fuerte de lo que jamás le hemos visto.
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CRÍTICAS
[Jerónimo José Martín, COPE]
Logan-Lobezno (Hugh Jackman) vagabundea solo por el mundo acosado por constantes pesadillas —relacionadas con hechos trágicos de su vida multicentenaria— y por su fuerte sentimiento de culpabilidad respecto a la muerte de su compañera mutante Jean Grey (Famke Janssen). En plena crisis sobre el sentido de su inmortalidad y sus superpoderes, Lobezno es invitado a viajar a Japón por Yukio (Rila Fukushima), una misteriosa luchadora nipona. Ya en Tokio, Lobezno conocerá al poderoso y moribundo Shingen Yashida (Hiroyuki Sanada), se enamorará de su nieta Mariko (Tao Okamoto) y, sobre todo, luchará a muerte contra el hijo ilegítimo de Yashida, Kenuichio Harada (Will Yun Lee) —un temerario guerrero conocido como Silver Samurai—, y contra la letal Viper (Svetlana Khodchenkova), una mutante que quiere robarle su inmortalidad.
Continuación de X-Men orígenes: Lobezno y producida por el propio actor australiano Hugh Jackman, Lobezno inmortal es una nueva aventura fílmica del mutante más carismático de la Marvel, incorporado en 1974 a los cómics de los X-Men, iniciados once años antes por Stan Lee y Jack Kirby.
Respecto a la anterior aventura en solitario del superhéroe y a sus intervenciones en la trilogía X-Men, el plano guion de Mark Bomback y Scott Frank sólo aporta una levísima historia de amor interracial, así como los remordimientos y las dudas de Lobezno respecto a su propia condición. El resto es una trepidante sucesión de violentas escenas de acción y artes marciales, algunas muy espectaculares —como la pelea en el techo del tren bala—, pero que acaban cansando a los no incondicionales, a pesar de los leves golpes de humor que oxigenan el conjunto.
En todo caso, el neoyorquino James Mangold (Copland, En la cuerda floja, El tren de las 3:10) muestra algunas de sus cualidades tras la cámara, imprime al relato un ritmo endiablado y arranca a sus actores unas interpretaciones convincentes, sobre todo al versátil Hugh Jackman.
Queda así un convencional pero entretenido producto veraniego, disfrutable por un público amplio, sobre todo en los mercados orientales, para los que seguramente está pensado. Y, atención, incluye una secuencia de propina en los títulos de crédito.
[Ramón Ramos, Colaborador de CinemaNet]
Tengo cierta sensación de deja vú. Hace unos días escribía sobre Star Trek en la oscuridad, que se estrenaba cuatro años después del reinicio de la saga en 2009. Ahora se estrena Lobezno inmortal como secuela de X-men orígenes: Lobezno, la precuela de la saga X-Men que también se estrenó en 2009. La diferencia con el reinicio de la serie trekkie es que en este caso las dos películas sobre el carismático y salvaje mutante Lobezno, han sido dirigidas por distintos directores. La que ahora nos ocupa ha sido orquestada por James Mangold, artífice de títulos interesantes como Copland o El tren de las 3:10. Sin embargo el actor sigue siendo Hugh Jackman, y es que la identificación de actor y personaje ha calado hondo entre el público. Jackman es a Lobezno como Harrison Ford a Indiana Jones o Robert Downey Jr. a Iron Man.
Lobezno Inmortal arranca con el héroe salvando la vida a un soldado japonés en la II Guerra Mundial. Ya en la actualidad una joven japonesa lo busca para llevarlo a la tierra del Sol Naciente ante la presencia de aquel militar nipón, ahora viejo y moribundo que se ha convertido con el tiempo en presidente de una poderosa multinacional asiática. A partir de ahí Lobezno se verá metido en medio de una trama conspiratoria entre la gran empresa y los yakuzas (mafias japonesas).
Si bien la primera parte tenía un planteamiento interesante y primario en torno al origen del protagonista, que acabó siendo malograda por algunas secuencias torpemente resueltas por su director, en este caso la trama es quizá menos sustanciosa, pero la realización de Mangold y el marco de acción asiático, hacen de esta nueva entrega una película más sofisticada y en general un film de mayor nivel que su predecesora.
Escenas de acción como la pelea sobre el tren bala, el exotismo de los escenarios y algún que otro chascarrillo del protagonista hacen de esta cinta un atractivo blockbuster veraniego. Por otra parte también tiene su parte reflexiva con el alma torturada de Lobezno, que quiere ir a su aire pero siempre acaba haciendo el bien ayudando a los débiles, aunque este aspecto es perceptible en todas sus apariciones en la saga de los mutantes de Marvel.
Entretenida y trepidante, Lobezno inmortal no aporta nada nuevo al filón de adaptaciones de comics al cine pero dentro de esta moda es un título muy digno, y concretamente dentro de la saga de los X-Men es superior a X-Men III: la decisión final y a X-Men Orígenes: Lobezno.
[Mar Pons, TAC Online]
Después de X-Men Orígenes: Lobezno (2009), llega esta nueva aventura centrada en el personaje más carismático de los mutantes de Marvel. En esta ocasión, la cinta parece más un proyecto destinado a contentar a los fans de la saga, sin conseguirlo del todo, que a desvelar alguna novedad sobre el protagonista.
Como viene siendo costumbre al introducir la historia de este personaje, al inicio del film, se muestra al mutante alejado de la sociedad, angustiado, torturado por su pasado y dispuesto a permanecer solo. El temor a causar daños irreparables a algún ser humano y la determinación de no volverse a enamorar son las principales motivaciones por las que Lobezno ha hecho de una cueva su hogar. Esta vez será Yukio, una samurai que encajaría a la perfección en un anime japonés, la encargada de sacar a Logan de su letargo emocional y llevarlo al límite de sus posibilidades.
Lobezno inmortal sitúa a esta criatura de adamantium en una encrucijada: la elección entre la mortalidad o la vida eterna. En la cinta se acumulan sus aciertos y errores del pasado, donde los segundos pesan más que los primeros. Así, el protagonista, atormentado entre pesadillas y recuerdos, debe encontrar un nuevo motivo para vivir. El motivo será, ni más ni menos, que la heredera de la mayor fortuna de Japón, Mariko Yacida. Un romance que no convence por falta de cultivo y evanescencia, pero que actúa como acicate para hacer de Lobezno un hombre sin límites.
A diferencia de otras entregas, el argumento no incluye –y se echa de menos- a ninguno de los personajes anteriores. Sólo dos mutantes aparecen en la historia y, lo demás viene servido por el arte, casi sobrenatural, de los guerreros japoneses. El escenario nipón da personalidad a esta aventura que tampoco asombra por sus escenas de acción –excluyendo la pelea en el tren-, mucho más logradas en su anterior precuela.
Se trata de una apuesta veraniega que se mantiene entre aceptable y decepcionante. Decepcionante porque Mangold no ha sabido sacar partido al personaje ni a la historia. Aceptable porque la cinta no sufre de extremismos y fluye con suficiente naturalidad como para que el espectador pueda adentrarse, una vez más, en el fantástico universo de los héroes de Marvel
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