Divertido entretenimiento, seguramente mejor que la primera entrega de la saga, más equilibrado y menos aparatoso que otros filmes similares, y que no pierde casi nunca un tono familiar, apropiado para todas las edades. Por cierto, los largos títulos de crédito finales incluyen dos secuencias de regalo.
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ESTRENO RECOMENDADO POR CINEMANET Título original: Thor: The dark world. |
SINOPSIS
Continuación en la gran pantalla de las aventuras de Thor, el Poderoso Vengador mientras lucha por salvar la Tierra y los Nueve Reinos de un oscuro enemigo que es anterior al mismísimo universo. Thor lucha por restablecer el orden en todo el cosmos… pero una antigua raza liderada por el vengativo Malekith regresa para volver a sumir al universo en la oscuridad. Thor se enfrenta a un enemigo al que ni siquiera Odín y Asgard pueden hacer frente y deberá embarcarse en su viaje más peligroso a la vez que personal. En este viaje se reunirá con Jane Foster y le obligará a sacrificarlo todo para que nos salvemos.
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CRÍTICAS
[Jerónimo José Martín – COPE]
Al poco de pacificar los galácticos Nueve Reinos, Thor (Chris Hemsworth), el aguerrido y rebelde primogénito de Odín, Rey de Asgard (Anthony Hopkins), deberá enfrentarse a un siniestro y ancestral enemigo. Se trata de los crueles Elfos Oscuros, liderados por el vengativo Malekith (Christopher Eccleston), que regresa de un secular letargo para sumir al cosmos en la oscuridad liberando una poderosa sustancia llamada Éter. Durante su odisea, Thor contará con la ayuda de su amada, la científica terrícola Jane Foster (Natalie Portman), y de sus dos jóvenes becarios: Darcy (Kat Dennings) e Ian (Jonathan Howard).
Esta nueva aventura fílmica del clásico superhéroe de los cómics Marvel —creado en 1962 por Stan Lee y Jack Kirby— mantiene el tono shakespeariano de su antecesora, sobre todo en las relaciones de Thor con su severo padre Odín, con su cariñosa madre Frigga (Rene Russo) y con su encarcelado hermanastro Loki (Tom Hiddleston), que vuelve a tener un papel relevante en la trama. Pero esta vez, ese enfoque se enriquece con más secuencias épicas —al estilo de El Señor de los Anillos y las Crónicas de Narnia, sobre todo en su arranque— y muchos más golpes de humor, la mayoría muy eficaces.
Por su parte, los actores cumplen sobradamente con sus arquetípicos personajes, y el abigarrado guion —a cargo de los especialistas Christopher Yost, Christopher Markus y Stephen McFeely— permite el lucimiento del estadounidense Alan Taylor (Palookaville, Mi Napoleón), conocido sobre todo como realizador en numerosas series televisivas de éxito —como Sexo en Nueva York, Los Soprano, Mad Men, Juego de tronos…—, y que dirigirá el reboot de Terminator, anunciado para 2015. Su puesta en escena imprime a la historia un ritmo sin altibajos, dosifica bien su cóctel de géneros y logra impactar al espectador en unas cuantas secuencias muy espectaculares, resueltas con una imaginativa ambientación retrofuturista e impresionantes efectos visuales estereoscópicos, sobre todo en las batallas aéreas, que recuerdan a las de la saga Star Wars.
Queda así un divertido entretenimiento, seguramente mejor que la primera entrega de la saga, más equilibrado y menos aparatoso que otros filmes similares, y que no pierde casi nunca un tono familiar, apropiado para todas las edades. Por cierto, los largos títulos de crédito finales —ilustrados por una suite de la vibrante banda sonora de Brian Tyler— incluyen dos secuencias de regalo.