Título original: Amreeka. |
SINOPSIS
La vida de Muna transcurre entre la pesadez diaria de los puntos de control de Cisjordania y la sombra de un matrimonio fracasado, pero todo cambia cuando obtiene un permiso de trabajo y residencia para EE.UU. Sabiendo que es la única manera de conseguir un futuro mejor, Muna y su hijo adolescente, Fadi, dejan Palestina en busca de una nueva vida en una pequeña ciudad de Illinois. La hermana de Muna, su marido y sus tres hijas, que viven desde hace 15 años en norteamérica, instalan a los recién llegados en su casa. Allí tendrán que esforzarse por encajar en una nueva cultura sin perder la propia, enfrentándose a un entorno que, tras la invasión de Irak, mira con desconfianza a todo Oriente Medio.
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CRÍTICAS
La joven directora de Nebraska Cherien Dabis, de origen palestino y jordano, afronta su primer largometraje con un sobresaliente resultado. Ella escribe, produce y dirige Amerrika, un film sobre dos inmigrantes palestinos cristianos de Belén –Muna y su hijo Fadi- que llegan a Estados Unidos en plena Guerra de Iraq. Aunque son ya muchos los títulos sobre inmigración que se han estrenado en la última década, algunos muy buenos, Amerrika no desmerece en nada, y aporta una perspectiva nada complaciente sobre “el país de los sueños”. En este sentido no es muy original su crítica a la fiebre de seguridad que viven los Estados Unidos tras el 11S, ni la dureza con la que dibuja los prejuicios raciales. Pero la humanidad desbordante de los personajes salva la cinta de caer en maniqueísmos ideológicos.
La película toca muchos temas colaterales que hacen más complejo –y realista- el drama social de la inmigración, como el divorcio, las pandillas juveniles, las drogas, los problemas laborales… y lo hace con crudeza pero a la vez con mucha ternura hacia los personajes. Para ello es crucial el trabajo interpretativo de Nisreen Faour, que encarna a Muna Farah con una enorme autenticidad. También es muy eficaz el trabajo de Melkar Muallem en el papel de su hijo. Por último, Hiam Abbass, que ya conocimos en The visitor –otro gran film sobre la inmigración- hace también una excelente interpretación.
El film tiene un ritmo muy acertado, buenas canciones y ese recurso gastronómico tan útil cuando se quiere hablar de choque de tradiciones. Se echa de menos un desarrollo de lo que supone ser árabe y cristiano, y que hubiera dado un interesante juego argumental. Tampoco ofrece un final cerrado, lo cual es coherente con las intenciones testimoniales y realistas del film. Una de las cintas más interesantes de la temporada.
[CONTRASTE]
Mientras Fadi congenia con su prima rebelde y se mete en líos en el instituto, la indomable Muna no pierde la esperanza y, a pesar de tener que llevar una doble vida en la hamburguesería local, afronta con optimismo esta nueva etapa.
La realizadora americana de origen palestino-jordano, Cherine Dabis, escribe y dirige su opera prima con una historia cercana a su experiencia durante la primera Guerra del Golfo. “Vivíamos en un pequeño pueblo de Ohio, y mi padre, un médico como el cuñado de Muna, también perdió muchos pacientes porque la gente no quería un doctor árabe. Recibíamos diariamente amenazas de muerte, y los Servicios Secretos vinieron a la escuela porque corría el rumor de que mi hermana de 17 años había amenazado con matar al presidente de Estados Unidos”, explica la directora.
Dabis sitúa la cinta tras el 11S y la invasión iraquí, sin hacer discursos políticos ni ideológicos, sino centrándose en la vida diaria de los protagonistas y cómo se integran en una nueva cultura, sienten nostalgia por su hogar y padecen las consecuencias de la mentalidad cerrada y simplista de Occidente –esa que mira con desconfianza y pone a todo los árabes en un mismo saco y los tilda de terroristas-.
En este sentido, los personajes y la historia son cercanos, universales y conmovedores. Hablan de la fuerza de las raíces, la cultura, la familia, la necesidad de la integración y el respeto hacia las personas mayores; algo que en Occidente parece cambiar la dirección.
Destaca la voluminosa y encantadora, Muna, que irradia optimismo a pesar de las dificultades y de su desmoralizadora situación laboral, por estar debajo de su calificación. Una pequeña joya –entre la comedia y el drama- que los Festivales de Sudance y Cannes apreciaron.
La tierra prometida
Pequeña gran película alrededor del drama de Oriente Medio y la inmigración. Muna es una mujer de mediana edad, madre de un adolescente, Fadi, divorciada por culpa de su infiel marido. Palestina cristiana, se gana bien la vida como empleada de banco, pero su vida en Cisjordania es dura, está en marcha la construcción de un muro de la vergüenza, y cada día debe atravesar humillantes puestos de control. Cuando le surge la oportunidad de emigrar a Estados Unidos, espoleada por Fadi, se lanza a la aventura. Ambos marchan a Illinois, donde son acogidos en casa de una hermana de ella, Raghda, que lleva viviendo allí 15 años.
La guionista y directora Cherien Dabis se inspira en su propia familia para contar las dificultades de integración de los árabes en Estados Unidos, debido a la invasión de Irak, que pone a los inmigrantes de esta etnia bajo sospecha. Más que cine político, lo que hace Dabis es contar una historia profundamente humana, sobre la importancia de los lazos de sangre, y el cultivo de la esperanza ante las dificultades. En tal sentido hace una composición soberbia la protagonista, Nisreen Faour, que entrega un personaje inasequible al desaliento, siempre con la sonrisa en el rostro, que no se viene abajo cuando su optimismo choca con las dificultades del mundo real.
Está muy bien descrita, sin estridencias, la relación madre-hijo, y con los parientes americanos. Pero también el maleamiento a que conduce Occidente -las drogas, las tonterías que cometen los adolescentes en grupo…-, la posibilidad de una coexistencia pacífica y en concordia entre personas de orígenes diferentes. Se agradece además que no se caiga en el victimismo, y que se muestre a personajes estadounidenses -que en algún momento de sus vidas también han sido inmigrantes- ayudando a los recién llegados.