[Guillermo Callejo. Colaborador de Cinemanet]
La vida se encarga de darnos algunos varapalos, claro está. Y también algunas grandes alegrías. Podemos afrontar tales situaciones llenos de confusión y desasosiego, porque nos incomoda ignorar cuánto tiempo permaneceremos sufriendo o gozando. En esos momentos, ejercitar la paciencia es algo prioritario: sosiega nuestro ánimo y nos permite juzgar las cosas con ecuanimidad.
Creo que Zhang Yimou, uno de los directores chinos más sobresalientes de la historia, consigue eso con su cine: que aprendamos a valorar las cosas importantes de la vida, que descubramos cómo la mayoría de nuestras preocupaciones se refieren a cuestiones triviales, que nos convenzamos de que el amor mueve el mundo y las relaciones personales. Ni uno menos, una de las 20 escasas películas de Yimou, presenta una bellísima y sencillísima historia de superación, escrita originariamente por un pastor chino que sufrió la revolución en carne propia, que absorbe al espectador y lo lleva al terreno de la auténtica contemplación.
Entrañable, poética y poderosa como pocas he visto nunca. Aquí pongo el tributo que un fan rinde a este director sublime:
Me gusta comprobar que los de Blogdecine, Filmaffinity y FilaSiete, entre otros, coinciden conmigo. Prefiero no mencionar los premios que se llevó, aunque no fueron suficientes.