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Título original: Breaking Dawn – Part 1 |
SINOPSIS
Bella y Edward se van a casar. Jacob acepta el hecho a duras penas. Bella está muy emocionada por la boda, pero también tiene el susto metido en el cuerpo. Mientras que Edward siente temor por las consecuencias de ese amor prohibido que siente por una humana. Las respectivas familias reciben el hecho con gran alegría… Pero lo más delicado llegará durante la luna de miel, ya que un embarazo de Bella podría tener consecuencias muy peligrosas y totalmente irreparables.
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CRÍTICAS
[Juan Orellana. Pantalla 90]
La saga más adolescente de la década, Crepúsculo, avanza hacia su final con esta penúltima entrega, Amanecer, primera parte. Después de que Bella (Kristen Stewart) haya elegido al apocado Edward Culllen (Robert Pattinson) como el vampiro de su vida, celebra su boda por todo lo alto. En el viaje de novios ambos consortes se ven invadidos por el pánico a lo desconocido: qué puede pasar en unas relaciones conyugales entre una mujer y un vampiro. ¿Edward la vampirizará? ¿Es posible un embarazo? Si la respuesta es positiva ¿qué naturaleza tendrá la nueva criatura? Pero pase lo que pase, el despechado hombre-lobo Jacob (Taylor Lautner) no está dispuesto a que Bella sufra. Las respuestas… están en la película.
Dirigido por un director veterano en dramas como Bill Condon (“Dioses y monstruos”, “Kinsey” “Dreamgirls”), el filme continúa en la primera parte su tono almibarado y pasteloso, para optar en la última media hora por una atmósfera a lo Tod Browning, feísta e incluso desagradable. Lo que cuenta el filme podía resolverse en media hora, enjundiosa y ágil, y haber terminado la saga en una sola película. De esa manera, la productora ingresaría la mitad de lo que va a ingresar, pero la película se hubiera beneficiado y el espectador se hubiera evitado un gran aburrimiento.
Si se trata de buscar tres pies al gato, se puede decir que el filme exalta la maternidad y el valor de la vida no nacida, por encima de la salud de la madre; y también aboga por la integridad en el cumplimiento de los compromisos, y por la lealtad. Pero el conjunto está por debajo de entregas anteriores, y se nota que juega con el misterio de la noche de bodas para alargar innecesariamente una trama que da poco de sí.
Luna de miel
Primera parte del colofón final de la saga comenzada con Crepúsculo, y continuada con Luna nueva y Eclipse. En este caso la adaptación del cuarto y último libro de la serie literaria creada por Stephenie Meyer ha sido desdoblado en dos películas -artimaña que ya ocurrió con la serie de Harry Potter-, sin duda para sacarle un mayor partido comercial. Toma el mando tras la cámara el prestigioso director Bill Condon (Dioses y monstruos), pero que a decir verdad tampoco aporta su identidad personal al resultado, ni a la puesta en escena ni al tono de la historia. Si acaso se nota su mano en la insistencia de los encuentros sexuales entre Edward y Bella (aunque manteniendo el aire de los demás filmes, Condon se esfuerza en no mostrar desnudeces explícitas). De todas formas, no lo ha debido tener fácil el director ya que toda la trama de la guionista habitual, Melissa Rosenberg, es en este caso absolutamente lineal, también con diálogos poco inspirados. Apenas hay espacio para nada que no sea el amor y las dudas entre Edward y Bella, y para las miradas que ambos entrecruzan con Jacob. Es la historia más plana de las que se han rodado hasta ahora, pues prácticamente todo sucede entre cuatro paredes y, salvo unas pocas imágenes, apenas hay secuencias de acción dignas de ese nombre.
En general, poca, muy poca evolución aporta el film tras haber presenciado los primeros minutos y tras haber dejado claro cuál es la clave que vertebra la historia: las consecuencias de un embarazo vampírico en Bella. A este respecto, y siguiendo con el singular enfoque de la serie, se podría traer a colación el planteamiento ético del respeto absoluto por la vida engendrada por las madres, cuando todo les empuja a deshacerse de sus bebés (en el film se desecha explícitamente el término de «feto», mucho más ambiguo), ya sea por la presión social, la oposición de los seres queridos o el riesgo de perder la propia vida.
Por otra parte, es posible que los amantes del libro queden decepcionados, debido al leve peso de muchos personajes secundarios. Tan sólo hay uno que toma cierta relevancia con respecto a otros filmes, el de Rosalie (Nikki Reed), pero todos los demás se diluyen dentro del meollo principal y apenas si tienen una frase de diálogo.
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Pues no os entiendo; ¿os parece poco que defienda la vida del no nacido? vamos debe ser la primera película de exito en el mundo que defienda la vida del no nacido. ¿y no recomendais esta entrega?
estais tontos perdidos, pero tontos.