Sinopsis
El día de su ejecución programada, un asesino en serie convicto recibe una evaluación psiquiátrica durante la cual afirma que es un demonio y afirma además que antes de que termine su tiempo, el psiquiatra cometerá tres asesinatos propios.
Crítica
Nefarious | ¿Puede el demonio hacerte creer en Dios?
No es inusual en estos tiempos encontrarnos en las carteleras de la gran pantalla o en las ofertas de las distintas plataformas películas sobre exorcismos, posesiones y demás temas de esta índole que van buscando a través de estereotipos fáciles de vender el llenar los cines o acomodar a los espectadores en sus asientos durante alguna que otra hora de terror. Aún así, es un género en el que el valor de lo trascendente queda desvirtuado y se adentran en un mundo complejo con poco respeto y delicadeza.
En este caso, no estamos ante ese tipo de tratamiento de un tema tan antiguo en el mundo del cine. Esta cinta en cuestión se sale de los estereotipos de exorcistas, contorsiones corporales o posesiones terroríficas que aportan poco aspecto pedagógico, sino que nos recuerda más bien al estilo que ya usara en 1942 C. S. Lewis en su libro Cartas del diablo a su sobrino.
Nefarious nos sitúa en un entorno pedagógico en torno a una entrevista que será el hilo conductor de toda la película. Un preso condenado a muerte y un psiquiatra que lo evalúa serán las figuras protagonistas que hagan que el espectador se siente a la mesa de esa sala penitenciaria para que se posicione ante un tema tan esencial como es la existencia o no de lo trascendente, es decir, la existencia o no del demonio y de Dios y su actuación en el mundo de las criaturas.
No nos puede extrañar que estos directores se entreguen a este tipo de películas que se adentran en el mundo de los valores más elevados, de la búsqueda de la Verdad o la defensa de otros valores que devienen de esta última. No es la primera vez que dirigen películas de esta temática. Aunque, esta vez, lo hacen desde el punto de vista del lado contrario, es decir, desde el lado demoníaco.
Entrando en la trama, es posible que sea analizada desde dos puntos de vista diferentes: desde la psicología o psiquiatría y demás ciencias afines o desde la teología o filosofía. Esto hace que se pueda decantar uno por el mundo de lo empírico y tangible o por el mundo de lo trascendente. Precisamente, James Angel Martin, psiquiatra que se verá obligado a realizar esta evaluación, tendrá que debatirse entre su postura personal a favor de una de estas perspectivas o la nueva opción que se le presenta de una manera tan palpable.
James, psiquiatra ateo y buscador del cumplimiento taxativo de lo recogido en el Manual Diagnóstico de Trastornos Mentales DSM-5, posicionándose en la veracidad de los criterios diagnósticos, intenta mostrarse frío, con lo que él considera una actitud científica y de búsqueda de la mentira. Dentro de su soberbia profesional llega a afirmar: «descubrir la verdad detrás de la mentira es para lo que me pagan». Será esa rigidez empírica la que haga que ajuste su análisis a la sintomatología de un trastorno de identidad disociativo. Siendo esta la base de su búsqueda, obvia que hay algo más en el mundo que lo empírico y comprobable.
Esta actitud es la más común desde el análisis psicológico-psiquiátrico. Aunque voces como la de Allen Frances se alcen para defender que tanto criterio diagnóstico está haciendo que ninguna persona se pueda librar de ser encasillada en alguna categoría. Aún así, el comportamiento del evaluado, Edward Wayne Brady es perfectamente atribuible a al diagnóstico anteriormente citado. Cualquier profesional que lo vea se decantaría por el mismo sin oír ninguna de las razones y argumentos ofrecidos por el mismo evaluado a favor de lo sobrenatural. Esto cambia si el profesional abre su mente a la búsqueda de la Verdad y no persigue la búsqueda de la mentira en la conducta humana. Para buscar la Verdad hay que abrir la mente más allá de lo meramente tangible, postura de James, nuestro evaluador.
Las realidades no visibles también entrarían en juego en ese tipo de conversaciones con el paciente. Si lo vemos como un profesional de la psiquiatría, es una situación, al menos, desconcertante la que se produce en esa evaluación tan imbuida de factores extraños y fuera del alcance de las ciencias. Son muchos los detalles que se dan en esa conversación que no pueden ser analizados desde una perspectiva psicológica. Aún así, el supuesto científico ateo se mantiene en esa postura obviando un principio inamovible en el ámbito de la investigación: buscar la Verdad, no su verdad.
Pero también es posible acercarse desde la teología o la filosofía. Dos acercamientos que, desde el principio, reconocen que lo humano y lo trascendente no se dan lo uno sin lo otro. En esta película, de una manera certera y teológicamente perfecta, se van ofreciendo muestras y respuestas de la actuación del misterio en el mundo concreto y visible. Lo visible y lo invisible van de la mano sin remedio y es preciso elegir equipo. Será Nefarius, el demonio que afirma haber poseído a Edward quien se convierta en maestro de James en cuanto a la labor de lo invisible en ese mundo empírico que él defiende a ultranza.
A lo largo de esas lecciones filosóficas, antropológicas y teológicas, ese mundo construido sobre pilares supuestamente firmes irán tambaleándose dentro de él mismo. Serán lecciones que partan desde lo más básico hasta lo más elevado. Lecciones que muestran como las personas se han convertido en peones de los demonios para desempeñar las tareas por ellos deseadas, incluso muchas de ellas serán obra del mismo hombre sin necesidad de intervención externa. Como ejemplo encontraremos hasta la actitud de un sacerdote ante esta realidad que se presenta ante sus ojos. Nos lleva a pensar que el mismo Nefarius, un demonio, cree más en el sacerdocio que el mismo consagrado.
Partiendo de la batalla propiciada por la envidia de los ángeles caídos contra un Dios enamorado de su criatura humana hasta la entrega «del carpintero» que viene para rehacerlo todo, se va desentramando la conquista del mundo material por parte de los que solo desean dañar al que para ellos es el Enemigo. Será el odio al que los desterró por amor a una frágil criatura que no es capaz de devolver lo que se le ha regalado el motor de esa lucha milenaria. Vamos viendo como se trata con fluidez el tema de la defensa de la vida en contra del aborto o la eutanasia; el valor de la persona más allá del reduccionismo actual; la búsqueda de los valores más elevados que desatarían las manos de las personas y eliminarían la esclavitud frente a los demonios y sus manipulaciones.
Aunque no se trata de una obra magna y de grandes recursos cinematográficos, sí estamos ante un tema común tratado de un modo diferente. Un desarrollo sencillo a modo de conversación que debe hacer pensar en la existencia de lo no visible con los sentidos. Una película que hace ver que hemos creado criterios humanamente lógicos que intentan encasillar todo aquello que nos rodea para nuestra propia comodidad sin detenernos a pensar que la Verdad no es encasillable. Un desarrollo teológico hilado con conocimiento y pulcritud que incluye incluso palabras de la Sagrada Escritura de manera fluida e inteligente.
Pero, además, también se trata el mundo de las ciencias de la mente con profesionalidad, con conocimiento de lo que se ofrece y lo que se puede ver en muchos de los ámbitos científicos. Dos mundos combinados que hacen ver que la fe y la razón se complementan y no tienen por qué repelerse. Una película que, como poco, ofrece una serie de hipótesis y argumentaciones para reavivar la sabiduría práctica en el hombre y que o se quede meramente en la inteligencia que puede ser llevada de un lado a otro.
Aunque no se trate de una película que vayamos a ver optando al Oscar, sí es una muy recomendable creación que juega con los niveles de realidad para que salgamos de la zona de comodidad y de supuesto dominio que creemos haber alcanzado con la ciencia posicionada como poseedora de la Verdad y no al servicio de ella.
Ficha técnica
- Título Original: Nefarious
- Dirección: Chuck Konzelman, Cary Solomon
- Guión: Chuck Konzelman, Cary Solomon
- País: Estados Unidos
- Año: 2023
- Duración: 98 min. min.
- Género: Terror. Thriller psicológico
- Interpretación: Ashley Bratcher, Brooks Ryan, Robia Scott, Jared Lotz, Emma Elle Roberts, Robin DeMarco, Robert Thomason, Tina Toner, Sarah Hernandez, Maura Corsini, Lezl Gonzales, Kaiser Johnson
- Productora: Believe Entertainment
- Música: Stephen Blake Kanicka
- Fotografía: Drew Maw
- Estreno en España: Próximamente. Distribuye en cine: European Dreams Factory