[Jaume Figa. Colaborador de CinemaNet]
Entrevista con Arturo Méndiz y Fernando Trullols, productor y director –respectivamente– de El barco pirata, cortometraje galardonado con el Goya 2012 al mejor cortometraje de ficción. Además, El barco pirata fue galardonado el año pasado en el III Young Values Short Film Festival –organizado por CinemaNet, en colaboración con SomJoves–, recibiendo dos premios en las categorías de Banda Sonora (Arnau Bataller) y mejor director.

Para Arturo, fue “un subidón”; para Fernando, “como meter uno de los goles de nuestra vida”. Los dos –productor y director respectivamente–, cuando oyeron que el Goya 2012 al mejor cortometraje iba por su El barco pirata, se levantaron de golpe y se abrazaron. No se lo podían creer. Agradecimientos a Berlanga y a Caparrós –vicepresidente de CinemaNet–; y hasta al dentista…
La trayectoria de estos dos cineastas –aunque estudiaron juntos en el colegio– es muy distinta. Arturo Méndiz, ingeniero de caminos, se dio cuenta de que se había equivocado. Explica que un día, en clase: “un amigo mío se emocionaba con el hormigón y disfrutaba con cosas con las que estaba seguro yo nunca me iba a emocionar…” Así que acabó la carrera, y se pasó a Comunicación Audiovisual, como su amigo. De hecho, Fernando Trullols ya había empezado sus pinitos en el cine antes de terminar los estudios: “un año antes de salir conseguí un puesto como meritorio en el equipo de dirección de una película. Desde entonces he seguido trabajando hasta ser ayudante de dirección y también dirigir mis proyectos propios”.
Así las cosas, no han pasado muchos años y ya se han subido hasta lo más alto del cine español. Con un busto de pintor en sus manos que pesa –y mucho–, al mejor cortometraje de ficción de 2012. Un gran premio que se le sumaba a los que le otorgó CinemaNet.
Es todo un éxito conseguir este trofeo; ¿os lo esperabais?
Arturo: En el fondo, es una espera que no esperas…; cuando nos dijeron que estábamos nominados fue una sorpresa total; aunque más o menos lo esperaba. Desde luego, en lo que no pensaba para nada, era ganarlo. Oír el nombre de El Barco Pirata, fue para mí un “subidón” espectacular y mientras andaba hacia el escenario, pensaba: “es imposible, no puede ser”. Estaba como con la mente en blanco, me parecía que estaba en otro mundo, en otro planeta.
Fernando: Realmente nos hacía mucha ilusión estar en esa ceremonia y quisimos entrar en la gala muy positivos y creyendo que podíamos obtenerlo, pero muy lejos de esperarlo. ¿Sabes lo que se siente cuando metes uno de los goles de tu vida? Así, por lo menos, me sentía yo.
A.: Hace un tiempo me llegan a decir que voy a ganar un Goya, y no me lo creo…
¿Qué supone haber conquistado un premio así?
F.: De entrada, una gran alegría llena de prestigio y confianza, la guinda a un proyecto muy querido en la que he tenido un apoyo descomunal de muchísimas personas. Pero, además, es un picaporte muy pesado para llamar a más puertas y seguir contando historias.
Ahora, el largo…
A.: ¡Dios te oiga…!
F.: En eso estamos: en buscar y trabajar una buena historia; pero poco a poco. En un trabajo así no puedes estar ansioso: es algo que necesita muchos años de trabajo; es una larga carrera de fondo.

¿Qué le recomendarías, a alguien que quisiera meterse, también, en este tipo carrera?
F.: Que si realmente quiere hacerlo, tiene que aceptar que es un negocio muy complicado y sacrificado. Pero si de verdad le enamora esa forma de vivir que es hacer cine tiene que estar dispuesto a ello: trabajando muy duro, abriendo bien los ojos para aprender todos los días.
A.: Efectivamente es un trabajo duro al que mucha gente se lanzaría porque le ilusiona, pero cada vez hecho más de menos un poco de profesionalización en algunos aspectos. Como en el guión, sin ir más lejos… Me llegan muchas historias, pero pocas que sé que funcionarán como un reloj, que irán como una máquina, que no tiene unos agujeros como los que a veces me presentan. No es por falta de ideas: la gente sigue teniendo. Es por falta de profesionalización.
Entonces, ¿qué necesita una buena historia? ¿Es fácil encontrarla?
A.: Yo lo que busco es que sea una historia que tenga algo que me parezca interesante. Quizá tiene un punto de intuición pero sí tiene que ser algo con lo que digas: ‘esto realmente vale la pena’. Elijo historias que estén bien construidas, con un buen guión, una buena estructura, que estén bien construidos los personajes, que sea original… En definitiva, que sea algo con lo que estés dispuesto a pasar dos o tres años, que es el tiempo que dedicas a un largometraje. Si es un corto no tanto, aunque con El barco pirata, desde que nació la idea hasta que estuvo hecho es lo que nos hemos estado, dos años. O te emocionas con el proyecto o más vale que ni la cojas.
F.: Pienso que es importante tener muy claro a quién cuentas las historias. Tú, como director, eres responsable de contársela a tus espectadores y, en primer lugar a tu equipo de colaboradores que son imprescindibles para llevarla a cabo: ¡el equipo es la película!
En El barco pirata el protagonista está en el paro –o casi–; también en otro corto que produjiste, Arturo. ¿Es por algún motivo?
A.: Qué va. Piensa que de entrada yo no soy el que ha creado esas criaturas. Hay un corto, La historia de siempre que viene de José Montesinos, el otro corto en cambio lo pensaron Fernando y Pepe. Puede ser por la coyuntura actual, estamos en medio de una crisis y llevamos ya unos cuantos años, y por este motivo a lo mejor a los guionistas se les ocurren historias donde el personaje principal está en el paro, pero no ha venido de mí. Yo no tengo ningún inconveniente en hacer historias con parados o con tíos que les sale el dinero por las orejas, me da igual. Mientras sean historias humanas, que es lo importante, yo encantado de hacerlas.
Los valores en el cine, son importantes…
F.: Sí, claro; pero en todas las historias los puedes encontrar. Cuando cuentas una, estás allí como autor y tu visión es la que define el punto de vista de esa historia. En El Barco Pirata salen temas como la inocencia de los niños, el amor de un padre a su hijo y algunas cuestiones más que nos ocupan.
A.: No me acuerdo quién, decía que los valores los tenemos nosotros y cuando vemos una obra los identificamos como algo propio. A mí me parece que es una idea bastante interesante. Yo busco historias con valores porque son humanas precisamente, porque les hace sufrir, porque les hace pensar, porque ves la gente que a veces gana, a veces pierde. Pero no estoy buscando un determinado tipo de cine, yo estoy abierto a todo tipo de historias. Lógicamente yo –y cada autor– tengo mis ideas, con lo que hay determinadas historias que nunca haré. Pero dentro de las historias que me presentan estoy abierto. No “cine con valores”, si son humanas reconoceremos en las historias los valores. No busco un determinado tipo de historias.
Arturo, supongo que La historia de siempre –con más de cien premios en su haber, entre ellos uno más de CinemaNet–, te habrá preparado más para recibir premios…
A.: Bueno, es lo que te digo: si hay una buena historia, las cosas funcionan. La historia de siempre salió de su director y guionista, José Montesinos, que ha grabado otro corto; le conocía bastante, incluso habíamos desarrollado algún largo que finalmente no salió. Un día me dijo que tenía una idea para hacer otro corto, y que a ver qué me parecía; y cuando ya estaba a punto de terminar de explicarla, le dije que tenía muy buena pinta. Entonces, después de lo que me pensaba que era el final venía otro todavía más impactante e interesante. Así como con El barco pirata hubo que desarrollar bastante el primer guión, esta historia desde el primer momento estaba muy bien hecha.
F.: A decir verdad, no nos esperábamos que nos metiera tanta caña; pensábamos que el guión ya estaba bien.
A.: Me miraban con cara de decirme: ‘¡de qué vas, tío?’… Pero es que realmente me parecía que había unos flashbacks que no servían para nada. Aquello estorbaba. Sobraba. Pero era una buena historia y fue evolucionando, hasta quedarse en lo que al final grabamos… Y ha salido bien.
¿Cómo empezasteis a trabajar juntos? ¿Quién buscó a quién?
A.: El barco pirata nació de una manera muy natural; en el fondo todas nacen de una manera muy natural. Fernando y yo éramos colegas en el colegio, y también Pepe, el coguionista. Fuimos los tres a la misma clase. Con el tiempo, Fernando era un ayudante de dirección prestigioso a nivel español: hizo Los ojos de Júlia, A tres metros sobre el cielo…; el caso es que, hablando con otro, le dijimos: “si tienes tantas ganas de dirigir, ¿por qué no lo haces? Has de dirigir un corto”. Yo tenía la productora, y él el talento… Al cabo de una semana vino con una idea de un corto, empezamos a desarrollarla, buscar dónde filmarla, presentarnos a premios… hasta que al final conseguimos el dinero y nos pusimos manos a la obra.
F.: … la verdad es que ya tardábamos demasiado tiempo en colaborar juntos. Arturo me animaba a encontrar el proyecto adecuado y parece que con El Barco Pirata lo encontramos.
Una frase: “Un gran poder conlleva una gran responsabilidad”, del padre de Peter Parker –Spiderman. ¿Sois conscientes de ellos, cuando hacéis cine?
A.: Un poco sí, aunque no busco un determinado tipo de cine, sí es cierto que las obras que tú haces, los cortometrajes –y más aún los largometrajes– los va a ver mucha gente, y pueden influir mucho. Cuando examino un guión una de las primeras cosas que hago es ver si va a hacer que la gente quiera ser mejor o peor. Cómo va a influir: porque va a influir seguro. En ese sentido, sí que tengo una cierta responsabilidad…
F.: ¡Hermosa responsabilidad!…
A.: Como productor una de tus principales decisiones es saber qué proyectos se hacen y cuáles no.
F.: Creo que somos conscientes de que lanzamos historias al mundo, con la intención de recuperar aquello que tanto nos hizo soñar alguna vez de niño.
Por lo que contáis, parece que sea muy fácil hacer cine; pero en realidad, da la sensación de que también en este mundo estamos en crisis… económicamente, y en cuanto las historias.
A.: Lo que le pasa al cine español ahora es que tiene problemas muy serios de financiación, pero no es un problema sólo del cine, es un problema de toda España. Estamos en una crisis muy grande y ahora ha llegado a nuestro sector, y desde hace meses estamos sufriendo bastante, y va a ser mucho peor. El gobierno tiene que recortar por lo sano, y ya ha anunciado que muchas de las subvenciones se van a recortar muchísimo; estamos a la espera de ver qué va a pasar. Es una situación que no sólo afecta a los productores, sino a todo el mundo del cine, los trabajadores, los actores… y a sus familias. Cada vez me encuentro con más gente que me dice, “¿Tienes algún proyecto?”, y les digo, “mira, yo hago lo que puedo, pero todo esto no está saliendo”. No creo que haya crisis de historias, por lo que te decía antes… Mira La historia de siempre, mira El barco pirata: son muy normales, pero son interesantes…
F.: El cine es historia y también negocio, y repetir fórmulas parece acercarse más a la senda del éxito. Es verdad que casi todas las historias están contadas de una u otra forma, pero cada uno aspira a hacerlo a su manera. Es a lo que también aspiramos nosotros.
¿En qué proyectos estáis metidos, ahora?
A.: Ahora tengo otro proyecto, un cortometraje, con el chico que me llevó la producción en La historia de siempre. Es un cortometraje de unos quince minutos, que a mí me parece muy bonito. Con algún punto romántico y algo de ciencia ficción. Lo hemos presentado a TV3 y nos lo ha comprado, o sea que este proyecto yo creo que saldrá. También otro para hacer un documental sobre el tema de la Talidomida, un fármaco que se vendió a finales de los cincuenta, principios de los sesenta, y que provocó el nacimiento de muchos bebés con malformaciones potentes. También un par de largometrajes. Uno con el director de La historia de siempre, y otro con Gustavo Ron, director de Mia Sarah y Vivir para Siempre. Con él, queremos hacer una película bastante buena con dosis de acción, con personajes muy al límite… Historias muy humanas.
F.: Yo estoy rodando una película en la que asisto a un gran director, Cesc Gay: Una pistola en cada mano. Y escribiendo junto al guionista del corto, Pepe Combalía, cosas nuevas. Tenemos que trabajarlo muy bien, porque supongo que habrá más expectación después del Goya. El barco pirata ha supuesto un punto y aparte para nosotros. Un salto de calidad que nosotros mismos nos exigimos. Ahora toca hacerlo mejor cada día.