No es, sin duda, una película comercial, pero esto no le quita nada a la gran calidad de un relato realista e intimista. Uno sale de la sala con la conciencia de haber visto buen cine, pero también con la sorda angustia de haber presenciado el dolor del hombre oprimido, forzado a elegir entre irse “allá”, desarraigarse, o quedarse “aquí”, en su casa, y aceptar resignado una vida mísera y sin horizontes.
ESTRENO RECOMENDADO POR CINEMANET
Título original: Aquí y allá
País: México, España y Estados Unidos
Año: 2012
Dirección: Antonio Méndez Esparza
Intérpretes: Pedro de los Santos, Teresa Ramírez Aguirre, Lorena Guadalupe Pantaleón Vázquez, Heidi Laura Solano Espinoza, Néstor Tepetate Medina, Carolina Prado Ángel, Noel Payno Vendíz, Copa Kings, Jorge De los Santos, Juan De los Santos
Guión: Antonio Méndez Esparza
Música: Copa Kings
Fotografía: Barbu Balasoiu
Distribuidora en cine: A contracorriente films
Duración: 110 min.
Género: Drama
Estreno en EEUU: 21 de Diciembre de 2012
Estreno en España: 1 de Marzo de 2013
SINOPSIS
Después de trabajar unos años en Nueva York, Pedro regresa a México. Ha ahorrado algo de dinero, y eso le permite soñar con dar a su familia una vida mejor y con la posibilidad de realizar su ilusión de formar un grupo de música, los Copa Kings, y poder ganarse la vida dando conciertos. Pero la vuelta al hogar no resulta nada fácil: sus hijas casi no lo conocen y les cuesta adaptarse a la nueva situación de la figura del padre. Por otra parte, les nace una tercera niña, prematura y con problemas y Pedro ve cómo no puede atender a todas las necesidades de los suyos, por lo cual se plantea volver a emigrar.
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CRÍTICAS
[Mª Ángeles Almacellas – CinemaNet]
Después de trabajar unos años en Nueva York, Pedro regresa a México. Ha ahorrado algo de dinero, y eso le permite soñar con dar a su familia una vida mejor y con la posibilidad de realizar su ilusión de formar un grupo de música, los Copa Kings, y poder ganarse la vida dando conciertos. Pero la vuelta al hogar no resulta nada fácil: sus hijas casi no lo conocen y les cuesta adaptarse a la nueva situación de la figura del padre. Por otra parte, les nace una tercera niña, prematura y con problemas y Pedro ve cómo no puede atender a todas las necesidades de los suyos, por lo cual se plantea volver a emigrar.
Aquí y allá tiene como telón de fondo la emigración, por el mero hecho de que la acción transcurre en la Sierra de Guerrero, una de las zonas más pobres de México, donde marcharse a los Estados Unidos es casi la única esperanza de salir de la penuria. Así la emigración es un tema constante en las conversaciones de unos y otros y omnipresente en toda la historia. Pero, la película se centra, sobre todo, en el reencuentro de Pedro con los suyos tras tanto tiempo de separación. Debería ser un punto de inflexión, de comienzo de una vida nueva, después de la aventura de los años de trabajo y amarga soledad lejos de su casa. Pero, en realidad, no va a suponer más que la dura experiencia de que el esfuerzo no ha servido de nada, todo sigue siendo igual y no puede cambiar porque, no solo en la sierra de Guerrero no hay salida, lo peor es que no hay salida en la vida de los pobres de la tierra.
La película nos presenta el drama cotidiano, irresoluble, de no encontrar ningún camino para escapar de la pobreza. En realidad Pedro no desea grandes cosas, no ambiciona riquezas, sólo aspira a vivir tranquilo con su mujer y sus hijas, de forma sencilla, con su gente, en su propia tierra. Trabajar de sol a sol en los maizales no le da para vivir con un mínimo de dignidad, atender a las necesidades básicas de su familia y menos aún poder adquirir las medicinas para su mujer y su hija enfermas. Y la música y los Copa Kings tan soñados no representan tampoco un medio de subsistencia.
Estamos ante una película tan cercana a la vida misma, tan real, que casi se diría un documental. Antonio Méndez Esparza no ha elegido actores profesionales para su película, sino gentes del lugar, que dan toda la impresión de estar interpretándose a sí mismos. Incluso sus nombres coinciden en la ficción y en la vida real. Y, como en un documental, el director se detiene en los detalles más nimios, de tal modo que el espectador queda totalmente involucrado, entra a formar parte de todo el ámbito de la vida de Pedro. Vive por dentro la monotonía de un tiempo carente de novedades, la lentitud del que se mueve doblado bajo el peso de un triste destino, los largos silencios de quien no se atreve a nombrar la realidad y llora sin lágrimas ni lamentos. Llega a comprender a Pedro y a Teresa, que, de tanta ausencia, han dejado de saber comunicarse y vibrar como una sola alma.
No es, sin duda, una película comercial, pero esto no le quita nada a la gran calidad de un relato realista e intimista. Uno sale de la sala con la conciencia de haber visto buen cine, pero también con la sorda angustia de haber presenciado el dolor del hombre oprimido, forzado a elegir entre irse “allá”, desarraigarse, o quedarse “aquí”, en su casa, y aceptar resignado una vida mísera y sin horizontes.
[Juan Orellana – Cope]
Esta opera prima del madrileño Antonio Méndez Esparza, natural de Alcobendas, es una coproducción con México y Estados Unidos, y ha cialis canadian pharmacy cosechado numerosos galardones, entre otros, el primer Premio en la Semana de la Crítica del Festival de Cannes 2012. Cuenta la historia del mexicano Pedro (Pedro de los Santos), que regresa a su aldea de montaña del Estado de Guerrero después de años de ausencia. Allí se reencuentra con su esposa Teresa (Teresa Ramírez) y sus dos hijas, Heidi (Heidi Solano) y Lorena (Lorena Pantaleón), y retoma su vida familiar con ilusión. Pero la situación económica volverá a ceñirse como una amenaza sobre ellos.
Con un estilo minimalista, planos fijos y largos, y una estudiada fotografía, Méndez Esparza ofrece una historia de emigración, tan sencilla como real, al tiempo que pinta un elogioso, hermoso y veraz retrato de la familia como punto de referencia vital y afectivo. Dentro de su lento ritmo y cadencia latina, la película contagia la verdad de unos personajes honestos, fieles y sobrios, que se quieren y se cuidan sin asomo de melodrama ni impostación. El espectador llega a sentir el pudor de quien espiase a una familia de verdad. La película es un bello homenaje a la gente sencilla, religiosa, trabajadora… y acostumbrada a afrontar sus circunstancias sin una mueca de desaprobación. Aunque se trata de una obra minoritaria, es sin duda una joyita del cine independiente. Muy estática por fuera, y muy fresca por dentro.
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