Esta urbanita fábula moral en riguroso blanco y negro, con fuertes ecos de la Nouvelle Vague y del primer Woody Allen, es una muestra de cine ‘indie’ que reflexiona sobre la soledad, la inmadurez y el paso del tiempo. Pese a su tono malhablado y a su falta de análisis sobre las causas y consecuencias de la situación de la protagonista, rápidamente contagia de vitalidad y optimismo. Entusiasmará a los incondicionales del cine ‘indie’ y gustará moderadamente al resto de amantes del buen cine.
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ESTRENO Título original: Frances Ha. |
SINOPSIS
Frances vive en Nueva York, aunque en realidad no tiene un apartamento. Frances es aprendiz en una compañía de danza, aunque no es realmente una bailarina. Frances tiene una mejor amiga llamada Sophie, pero ahora mismo no se hablan. Frances quiere mucho más de lo que tiene, pero disfruta de la vida con inexplicable alegría y despreocupación.
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CRÍTICAS
[Jerónimo José Martín – COPE]
Hijo del crítico de cine y novelista Jonathan Baumbach, y esposo de la actriz Jennifer Jason Leigh, el neoyorquino Noah Baumbach se ha ganado una merecida fama en el ámbito del cine ‘indie’ a través de comedias dramáticas —más dramáticas que cómicas— como “Una historia de Brooklyn”, “Margot y la boda” o “Greenberg”. Ahora se toma las cosas más a la ligera en “Frances Ha”, una urbanita fábula moral en riguroso blanco y negro, y con fuertes ecos de la Nouvelle Vague y del primer Woody Allen, sobre todo de “Manhattan”. Baumbach la ha escrito con la actriz Greta Gerwig, que protagoniza el filme. Ella fue candidata por su trabajo al Globo de Oro 2013 a la mejor actriz de mejor comedia o musical, y la película optó a los Independent Spirit Awards en las categorías de mejor película y montaje.
Frances (Greta Gerwig) es una joven de 27 años que malvive en Nueva York de apartamento en apartamento. A pesar de su edad, sigue persiguiendo su sueño de ser bailarina y coreógrafa en una compañía de danza, donde la dejan estar como aprendiz y tutora de niñas. Ahora comparte piso con su íntima amiga Sophie (Mickey Sumner), y disfruta de la vida con alegría y despreocupación, aunque sólo llega a fin de mes con la ayuda de sus padres. Pero Sophie deja el apartamento y se echa novio. Así que Frances vagabundea por los pisos de sus diversos amigos, enfrentándose sola y de frente con su lamentable existencia.
La película tiene un tono malhablado, sofisticado y cultureta, lo que la aleja del gran público no iniciado. Además, su constatación de la patética y vacía inmadurez de Frances y sus amigos —extensible a tantos veinteañeros— ni analiza a fondo sus causas ni decanta en propuestas de mejora demasiado profundas sobre el amor, la amistad, el trabajo, el triunfo o el desafío del paso del tiempo. Sin embargo, se acaba imponiendo la contagiosa vitalidad y el incombustible optimismo de la desconcertada protagonista, maravillosamente encarnada por Greta Gerwig y mimada por la cámara de Baumbach, tan incisiva en los pasajes cómicos —algunos, muy divertidos— como en los dramáticos, que incluyen varias situaciones de rotunda emotividad. Además, a través de la brillante fotografía de Sam Levy —con abundante y gozosa profundidad de campo—, el cineasta neoyorquino vuelve a sacar brillos a su ciudad natal, y los acompaña con una sugerente banda sonora de George Drakoulias, completada con varias canciones muy significativas, como “Modern Love”, de David Bowie. O sea, que “Frances Ha” entusiasmará a los incondicionales del cine ‘indie’ y gustará moderadamente al resto de amantes del buen cine.
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