María (y los demás)

Guillermo Altarriba

Director de contenidos de CinemaNet. Periodista y politólogo por formación, dibujante y cinéfilo por vocación. Creo que pensar el cine para cambiar el mundo es una meta difícil y loca: por eso vale la pena dedicarle tiempo y esfuerzo. VTR.

Nely Reguera firma con María (y los demás) su primer largo como directora, y la película refleja el mimo y la pasión de quien inicia una aventura. No es una obra titubeante –la hoy directora ya trabajó como asistente en El perfume-, pero sí frágil. Delicada como un pétalo, como la fina línea que separa comedia y drama. Como la vida de María, una existencia posmoderna y desarraigada.

María sueña que escribe, pero no se atreve a presentar su novela. María sueña que ama, pero no encuentra correspondencia a la altura de su deseo. María es Bárbara Lennie y Bárbara es María: retrato no buscado de una generación que navega sin puertos fijos. En mi crítica para Pantalla 90 reflexionaba sobre la naturaleza espiritual de la sed acuciante de María, pero a la película aún se le puede sacar más punta.

Pensada desde el punto de vista de la reflexión en valores, la historia de María es una historia de valentía: de una vida vivida a la deriva pasa a tomar las riendas. De negar la realidad pasa a afrontarla con todas sus consecuencias: la película termina ofreciendo un espacio a la esperanza, pero no es un final edulcorado. Es un final realista al estilo de aquellas pintadas parisinas de hace unas décadas: “sed realistas, pedid lo imposible”.

En lo cinematográfico, es una película agradable como un paseo y divertida como una buena conversación: transcurre sin estridencias, entre un clima tranquilo que incita a la empatía. Las interpretaciones de Lennie y los demás poseen esa extraña cualidad de lo real, como si de repente la pantalla de cine dejara de ser tela que refleja la luz y pasara a ser una ventana abierta. Una cualidad sutil, un hechizo que parece que vaya a romperse en cualquier momento y que, milagrosamente, se sostiene a lo largo de la hora y media que dura la película. El colofón de esta pequeña obra de orfebrería que es “María (y los demás)”.

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