Película basada en la novela de tintes autobiográficos de W. Somerset Maugham titulada Servidumbre humana. Publicada en 1915 se considera su obra maestra y está situada entre las 100 mejores novelas en inglés del siglo XX. Uno de los grandes narradores de su tiempo que se va engrandeciendo con el paso de los años.
La película de John Cromwell supuso el espaldarazo a Bette Davis en sus papeles de mujer malvada con su primera nominación al Óscar. Este director, gran artesano del cine, rozaba la genialidad y supo sacar partido a las magistrales interpretaciones de Davis y Howard. Una novela rio que tuvo que ser comprimida a hora y media. Muy bien condensada, permite entrever el desarrollo de otros personajes tan solo esbozados a lo largo de la cinta.
La película es una delicia en cuanto al análisis de los recursos técnicos de la época y al estilo teatral propio de algunos films de los años treinta. Destila esa luz propia y el aroma del cine mudo. Brutalmente sincera, la película no deja indiferente. Como señaló José Luis Garci en Qué grande es el cine, es la mejor versión de la obra original, con un estilo ágil y muy dinámico para la época. (Una segunda versión de la misma obra sería en 1946 interpretada por Paul Henreid y Eleanor Parker)
A nivel técnico podemos resaltar muchos primeros planos mirando al espectador, como imágenes fijas; los experimentos con el sonido; la utilización de barridos con la cámara; el desenfoque en los encuadres y las elipsis brutales que le dan gran agilidad.
Las estructuras del cine mudo se observan a lo largo de toda la película. Saltos desconcertantes, fotos de cartas, calendarios y anuncios que nos permiten recorrer e indagar en la psicología de los personajes con un estilo “demodé”. Cruel, seca y muy dura, es una película especial de una época especial.
En cuanto al contenido, no puede ser más actual. Las heridas y complejos de un hombre bueno que se ve atormentado y obsesionado por una mujer que le humilla constantemente. Se muestra la debilidad humana capaz de tirar por la borda lo más valioso con tal de mantener su obsesión. Al final se trata del recorrido vital, en lucha contra las pasiones, de un hombre con una tara física desde su nacimiento que se siente esclavizado por un deseo irracional que anula su voluntad.
La fascinación de Philip por Mildred, una mujer que no tiene encantos, raya en el masoquismo. Se siente esclavo, atraído, encadenado y amarrado desde el inicio sin saber cómo salir de ahí. Asume su destino en muchas ocasiones con fatalismo. Preparado para sufrir, incapaz de soltarse de esa cadena si no es por la muerte de Mildred. Hay ataduras irracionales que solo se superan con la muerte. El mismo Philip se muestra duro con Norah y Sally, las únicas que lo estiman y comprenden. Es un hombre débil psicológicamente, incapaz de llevar las riendas de su vida.
La mujer fatal, parece en un principio de forma discreta para ir poco a poco mostrándose como una mujer fría que humilla al protagonista masculino constantemente. Finalmente, como en otros finales de películas del cine negro anterior a la II Guerra Mundial, su personaje es castigado por los guionistas, refugiándola en la locura para llevarla finalmente a la muerte. Como un retrato de Dorian Grey, la protagonista se va deteriorando a lo largo de la obra. Por el contrario, el personaje masculino encarna el arquetipo de un anti-héroe que será transformado positivamente al final de la historia.
Para una persona con limitaciones físicas y temperamento delicado, las dificultades por encontrar la estabilidad y la plenitud humana son muchas. La primera es aceptar la propia condición, amarse y respetarse a sí mismo. Para una persona que desea crecer y mejorar en la vida otra de las condiciones es no admitir que nadie ponga freno a sus deseos más nobles. De no ser así quedará arrastrado por los más bajos. Las humillaciones que acepta de Mildred son un reflejo de las humillaciones que él mismo se inflige a sí mismo, su autodesprecio.
En esta película es el amor incondicional de dos mujeres buenas, Norah y Sally, lo que le permite abrir los ojos frente a la maldad de quien se aprovecha de su bondad innata. Si Philip logra al fin pasar página será con esa condición, olvidar el pasado y mirar al futuro con esperanza sobre todo en sí mismo.