Título original: My sister’s keeper. |
SINOPSIS
La vida de Sara y Brian Fitzgerald, la de su pequeño hijo y la de Kate, su hija de dos años de edad, quedarán alteradas para siempre al enterarse de que Kate tiene leucemia. La única esperanza de los padres es tener otro niño para salvar la vida de Kate. Y así la pequeña Anne es concebida fruto de la ingeniería genética para ser compatible con su hermana.
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CRÍTICAS
La leucemia de Kate desde que tenía 2 años ha marcado la vida de la familia Fitzgerald. Tanto, que incluso la pequeña de la casa, Anne, fue concebida fruto de la ingeniería genética para que fuera compatible con su hermana y luchar, así, contra un cáncer que no remite.
Nick Cassavetes, hijo del famoso director, se interesó por la novela de Jodi Picoult “Mi sister’s keeper” para abordar un tema tan serio como el cáncer infantil y la cercanía de la muerte en una joven familia.
Cassavettes ha llevado a cabo una adaptación muy sentimental sobre este grave asunto. En la línea de su consagrada, y también sentimental “El diario de Noa”, para la que contó con el mismo guionista, la banda sonora y la ruptura de la línea temporal son las bases para buscar la lágrima fácil. En algunos momentos, literalmente de clip musical, se les ha ido la mano y eso resta fuerza a los pequeños momentos de reflexión y autenticidad que la película podría ofrecer sin abandonar la emoción.
Y es que además, los continuos y prolongados saltos al pasado ralentizan la trama, que se convierte en una serie de sucesos para que el espectador contemple, sin hacer avanzar la acción ni aportar una visión sincera de los personajes. Por otra parte, la voz en off de cada uno de ellos mastica en exceso los datos, las emociones y su visión, en un juego de puntos de vista plano y algo mentiroso para el espectador, como se verá al final de la película.
En la parte argumental, salen temas propios de este tipo de situaciones, como el que los padres apenas se den cuenta de lo que necesitan sus otros hijos, los no enfermos, al mismo tiempo que emerge el tema de debate principal: el derecho a ser concebido exclusivamente por amor y no con un fin instrumental, por muy loable que parezca.
Por otra parte, el juego de despistes con sorpresa con el que se abordan algunos de estos asuntos -como el de la emancipación médica para no ser sometida a continuas intervenciones bajo la presión de salvar la vida de su hermana- deja algo confuso al espectador, al que no se le brinda ningún otro argumento que un conjunto de frases de libro vacías de realidad y llenas, supuestamente de poesía. Esta parte está provocada, sobre todo, por la ausencia de un sentido trascendente en todo el recorrido, realmente, doloroso de Kate y su familia.
Sin embargo, lo cierto es que se puede aprovechar para reflexionar sobre estos asuntos, que están al día de lo que la tecnología sin antropología puede provocar, como el bebé medicamento o el ensañamiento terapéutico que los padres, con buena intención, a veces intentan infligir a sus hijos para mantenerlos a su lado.
Leucemia infantil
Lacrimógeno film dirigido con eficacia por Nick Cassavetes (Alpha Dog), a partir de su guión escrito en colaboración con Jeremy Leven, basado a su vez en la novela de Jodi Picoult. La historia presenta a la familia Fitzgerald, que vive en una idílico chalet cerca de la costa de California. Sin embargo, la vida de los componentes de la familia dista mucho de ser idílica puesto que la pequeña Kate enfermó de leucemia a los pocos años. Como es lógico los padres quedaron entonces desolados, al igual que su hermanito. Las esperanzas de vida de la niña no eran muchas y el matrimonio decidió entonces tener otra hija, Anne, concebida in vitro. Todo se preparó artificialmente para que el cuerpo de Anne fuera perfectamente compatible con el de Kate, de modo que su organismo pudiera suministrarle todo lo necesario a la enferma. Han pasado onces años de aquello, años de operaciones, de estancias en el hospital, de diversas enfermedades… y la salud de Kate sigue siendo precaria. Un buen día la pequeña Anne se presentará a un abogado y le pedirá que le ayude para demandar a sus padres por los derechos de su cuerpo.
La desisión de Anne plantea una preguntas muy serias: ¿Cuál es el límite de la paternidad? ¿Hasta qué punto los padres pueden disponer de la vida de los hijos? ¿Cuándo el amor puede convertirse en egoísmo? Cassavetes responde a estas preguntas con claridad y hay en el fondo una sólida crítica al utilitarismo del ser humano y a la máxima de que «el fin justifica los medios», aunque se trate incluso de casos muy especiales. También se advierte del peligro que supone para la convivencia no aceptar el dolor y rebelarse contra la realidad.
El director acierta al no desarrollar los hechos cronológicamente, pues correría el riesgo de aburrir y contristar demasiado; en su lugar, introduce las reflexiones de cada miembro de la familia acerca de la situación de Kate y de cómo su enfermedad ha influido terriblemente en sus vidas. Esto da un poco de aire a la opresiva historia, a la vez que permite introducir oportunos ‘flash backs’. De todas maneras es innegable que se trata de una película de estilo «americano», es decir muy triste y forzadamente emotiva, de modo que el director no evita introducir las consabidas escenas hiper dramáticas, algunos momentos sentimentales un poquito rebuscados (como el de la playa) o ciertos diálogos tan literarios que resultan difícilmente extrapolables a una niña. En cuanto al reparto, la jovencita Abigail Breslin (Pequeña Miss Sunshine) prosigue con mucho talento su meteórica carrera de actriz infantil y Alec Baldwin borda su pequeño papel de abogado. Pero es Cameron Díaz quien más sorprende en su poco agraciado rol de madre. Su trabajo es de una sobria madurez interpretativa, equilibrado y convincente.
Parece una película interesante!! En el programa Pantalla Grande hablan de ella: http://www.cinemanet.info/2010/01/pantalla-grande-16012010/