Esta divertida comedia costumbrista juega con los tópicos raciales desde una perspectiva ligera y amable. El debutante director ha plasmado en ella buena parte de su propia experiencia personal. A su buen hacer detrás de las cámaras se suman unas interpretaciones aún mejores para una película que subraya con buen humor y entrañable emotividad el valor de la familia unida, el trabajo bien hecho y la riqueza de la multiculturalidad.
ESTRENO RECOMENDADO POR CINEMANET Título original: La cage dorée. |
SINOPSIS
María y José Ribeiro llevan casi trienta años viviendo en un buen barrio de París, en la planta baja de un elegante edificio. Esta pareja de inmigrantes cae bien a todo el mundo en el barrio: María, una excelente portera y José un encargado de obra sin parangón, se han convertido con el tiempo en personas indispensables en la vida cotidiana de todos los que les rodean. Tan apreciados y tan integrados que el día en que finalmente se les presenta la ocasión de cumplir el deseo con el que durante tanto tiempo han soñado —volver a Portugal en las mejores condiciones— nadie quiere dejar que se vayan. ¿Hasta dónde serán capaces de llegar para retenerlos? Lo que es más: ¿tienen María y José, de verdad, ganas de marcharse de Francia?¿De abandonar su preciosa jaula dorada?
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CRÍTICAS
[Jerónimo José Martín – COPE]
Durante los años 60 y 70 del siglo pasado, emigraron a Francia un millón de portugueses. Como el matrimonio Ribeiro, formado por María (Rita Blanco) y José (Joaquim de Almeida), que llevan casi treinta años viviendo en un buen barrio de París, en la planta baja de un elegante edificio. Allí han criado a sus dos hijos: la casi treintañera Paula (Barbara Cabrita) y el casi veinteañero Pedro (Alex Alves Pereira), que se sienten totalmente franceses y ocultan o disimulan sus humildes orígenes lusos. María es una excelente portera y cocinera, y José, un responsable encargado de obra. Así que ambos caen bien a todo el mundo, y se han convertido en indispensables en la vida cotidiana de sus vecinos. Son tan apreciados y están tan integrados, que el día en que finalmente se les presenta la ocasión de cumplir su sueño —volver a Portugal en las mejores condiciones—, todos intentan impedir que se vayan.
Esta divertida y fresca comedia costumbrista juega con los tópicos raciales desde una perspectiva ligera y amable, cercana a la que adoptó en 2010 Philippe Le Guay en “Las chicas de la 6ª planta”, sobre las hilarantes andanzas de un grupo de criadas españolas en el París de los años 60 del siglo pasado. “La jaula dorada” es el primer largometraje como director del actor franco-portugués Ruben Alves, que ha volcado en él gran parte de su propia experiencia y se lo dedica a sus padres en los créditos finales. Bien dirigida y mejor interpretada, la película subraya con buen humor y entrañable emotividad el valor de la familia unida y del trabajo bien hecho, así como la riqueza de la interculturalidad, muy presente en las mejores películas francesas de la última década.
Elogio especial merece la evocadora banda sonora del prestigioso músico y compositor lisboeta Rodrigo Leao, que se completa con unos cuantos temas preciosos de cantantes tan significativos como Linda de Suza (“L’étrangère”, “Ó Malhão Malhão”), Quim Barreiros (“Bacalhau a Portuguesa”), Catarina Wallenstein (“Prece (o Fado)) y, cómo no, la mítica Amália Rodrigues, la Reina del Fado, de la que se incluyen “Fadinho da Ti Mariu Benta” y la sensacional “Uma Casa Portuguesa”, cuya letra aporta un buen resumen del sugerente enfoque de la película: “La alegría de la pobreza está en esta riqueza de dar y ser feliz”. Por todo lo dicho, no sorprende que “La jaula dorada” ganara el galardón del público en los Premios del Cine Europeo 2013 y que haya sido vista por 1.200.000 espectadores en Francia y por casi 800.000 en Portugal.
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