Título original: Pranzo di Ferragosto |
SINOPSIS
Gianni, un romano del Trastevere, vive en la casa familiar con su madre viuda. El día antes de la fiesta de Ferragosto, el administrador de la comunidad le sorprende con una propuesta muy poco habitual: que acoja a su madre en su casa durante los dos días festivos. A cambio, le ofrece deducirle las deudas que ha acumulado durante años en los gastos de la comunidad. Gianni acepta, pero poco después el administrador se presenta no sólo con su madre, sino también con su tía. Todo se va enredando cada vez más y poco después su amigo y médico de cabecera, que tiene que estar de guardia en el hospital, le lleva también a su madre… Gianni, agobiado y sobrepasado por el choque de personalidades de las cuatro mujeres, se dedica heroicamente a tenerlas contentas. El resultado es que una bocanada de vitalidad, de locura y de frescura invade la vieja casa en el centro de Roma.
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CRÍTICAS
Roma, ciudad cerrada
En Italia se conoce como Ferragosto el duro verano alrededor de la fiesta de la Asunción, el 15 de agosto. Ese día, los pocos que no están de vacaciones de verano se toman el puente y salen fuera, y es tradicional que los comercios estén cerrados, y que la gran ciudad se quede vacía, a excepción de algún que otro turista. Pero Gianni, humilde ciudadano de Roma de mediana edad, no se puede ir de vacaciones a ningún sitio, porque tiene que atender a su madre, de avanzada edad, y por su falta de recursos económicos, ya que ni trabaja, ni se esfuerza por buscar empleo. El administrador de la comunidad de vecinos en la que vive, al que debe un montón de dinero, le ofrece el descuento de algunos gastos a cambio de que se quede ese día con su anciana madre, ya que tiene previsto salir fuera con la ‘querida’. Gianni acepta a regañadientes, pero se encuentra con que al día siguiente el administrador le deja no sólo a su madre, sino también a una tía. Además, el médico de Gianni también necesita que éste se quede con su madre…
El prestigioso cineasta italiano Matteo Garrone produce el debut como director de Gianni Di Gregorio, su ayudante de dirección y coguionista en Gomorra y El embalsamador. El propio Di Gregorio interpreta -con bastante convicción- al protagonista de esta comedia algo sarcástica, pero de tono extremadamente amable, que en su retrato de la picaresca enlaza con las memorables comedias de los 60 que solía protagonizar Alberto Sordi. Además, rueda con inusitado realismo, y a excepción de Alfonso Santagata (el administrador) utiliza actores no profesionales, haciendo de sí mismos, al estilo de las viejas películas del neorrealismo italiano.
Las cuatro señoras con las que acaba compartiendo su casa el protagonista despiertan una gran simpatía, en papeles que probablemente sean muy parecidos a ellas mismas. No resulta nada extraño que el film se haya ganado al público y haya sido un gran éxito en Italia.
Di Gregorio ha desarrollado el guión a partir de un hecho real, pues su administrador le pidió que cuidara a su madre aunque él se negó. La anécdota le sirve para describir la relación con los ancianos, y en cierta forma como crítica a una sociedad donde impera el egoísmo de muchos individuos para los que suponen una carga, cuando les surge la oportunidad de alguna frívola diversión. Narra también el ambiente veraniego del Trastevere, el cautivador barrio de Roma donde él mismo nació, con valiosos detalles costumbristas.
He de confesar que lo primero que me llamó la atención de esta obra, antes aún de haberla visto, fue su corta duración; y poco después, que tan poco tiempo de metraje diera lo suficiente de si como para recibir los premios a la “Mejor Ópera Prima Luigi De Laurentiis”, a la “Mejor Película Premio Pasinetti” y a la “Mejor Película Premio Arca Cinema Giovanni”, en el 65º Festival de Cine de Venecia.
En primer lugar, hay que decir que la “película” acusa un primer y gran inconveniente: la total ausencia de conflicto, hecho que puede provocar que el espectador salga de la sala pensando que le han tomado un poco el pelo. Aunque también es verdad que Vacaciones de ferragosto ofrece algo más de una hora de material agradable de ver: buenas interpretaciones y algunos elementos rescatables, como la actitud del protagonista ante una situación molesta y desconcertante, que acepta con alegría y que termina por reportarle una cierta satisfacción.
La “trama” es la siguiente: Gianni –interpretado por el propio Di Gregorio-, es un hombre que vive con su madre, a quien dedica toda su atención, muy al estilo italiano. Cuando se acerca la señalada fecha de ferragosto, en la que año tras año la ciudad de Roma queda desierta debido al agobiante calor, su casa se convierte en una especie de hostal en el que conviven él, su madre, y otras tres ancianas. Esta situación viene propiciada por la generosidad de Gianni, pero fundamentalmente por el agobio que le supone una deuda económica que saldará con su administrador si se hace cargo de la madre de éste durante, en principio, un par de días.
Si bien no es una película que merezca ser despellejada, tampoco cabe el excesivo halago. El periodo de convivencia de Gianni con las cuatro ancianas, que se han instalado cómodamente en su casa, es la esencia de esta obra amable, aunque insuficiente, que en determinados momentos se torna aburrida. La ambientación está bien, las interpretaciones, especialmente las de las cuatro mujeres, también son dignas de mención, pero no sé hasta qué punto nos estamos acostumbrando a que a cualquier filme se le reconozcan méritos inmerecidos.