Monstruos University es la precuela de la exitosa Monstruos S.A. en la que los protagonistas, Mike y Sully, se nos presentan como dos universitarios que deberán limar sus asperezas para acabar siendo grandes amigos. La opiniones que ha suscitado entre los críticos son diversas, y no son pocos los que creen que no alcanza el nivel de anteriores producciones de Pixar. Sin embargo, el film mantiene algunas señas de la compañía como la calidad en la animación, y resulta narrativamente agilísima y muy entretenida. Además, aporta valores como la amistad, el compañerismo, el esfuerzo personal y el trabajo en equipo.
ESTRENO RECOMENDADO POR CINEMANET Título Original: Monsters University |
SINOPSIS
Mike Wazowski y James P. Sullivan son una pareja inseparable, aunque no siempre fue así: cuando se conocieron, estos dos monstruos tan diferentes no se soportaban. Monstruos University nos cuenta cómo Mike y Sulley superan sus diferencias y acaban siendo grandes amigos.
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CRÍTICAS
[Jeronimo José Martín – COPE]
Nacido en Michigan en 1976, Dan Scanlon se licenció en Arte y Diseño en la Universidad de Columbus. Se inició en la animación en 2000, como dibujante de storyboards en largometrajes menores, como Joseph: Rey de los sueños, La sirenita 2: Regreso al mar o 101 Dálmatas 2. Al año siguiente, ingresó en Pixar, donde trabajó en los storyboards de Cars y Toy Story 3, escribió y dirigió con John Lasseter el corto Mate y la luz fantasma —incluido en el DVD de Cars 2— y echó una mano en Indomable. Y, mientras tanto, en 2009 escribió, dirigió, produjo, montó e interpretó por su cuenta el falso documental Tracy. Ahora, Scanlon debuta como director en solitario en Monstruos University, una divertida precuela de Monstruos S.A., en la que Pixar confirma la altísima calidad de su animación, pero también su cierta crisis creativa, sobre todo de carencia de ideas originales.
La película desvela que el ojo con patas Mike Wazowski (Billy Crystal / José Mota) y el peludo gigante James P. Sullivan (John Goodman / Santiago Segura) no fueron siempre amigos inseparables. Desde su más tierna infancia, el estudioso Mike soñaba con convertirse en un Asustador de Niños, de modo que hizo todo lo necesario para entrar en el más prestigioso centro de enseñanza de esa materia: la Monstruos University (MU). Pero allí tiene que sufrir las crueles burlas de los alumnos más chulos, entre ellos del popular y vago James P. Sullivan, Sulley, que procede de un antiguo linaje de grandes asustadores. Por culpa de su desenfrenado espíritu competitivo, ambos son expulsados del prestigioso Programa de Sustos de la Universidad, dirigido con mano de hierro por la espeluznante Decana Hardscrabble (Helen Mirren). Sólo podrán reintegrarse si ganan los demenciales y alocados Sustijuegos. Pero, para ello, deberán trabajar juntos con la única fraternidad que los acoge, los Oozma Kappa, compuesta por los monstruos más frikis y marginados del campus.
Técnicamente magnífica, narrativamente agilísima y con varias secuencias muy espectaculares, Monstruos University resulta muy entretenida, desarrolla con vigor un par de subtramas de intriga e incluye algún que otro momento emotivo en su decidida exaltación de la amistad, el compañerismo, el esfuerzo personal, el trabajo en equipo y las principales virtudes básicas. Sin embargo, el guion se ciñe demasiado a la fórmula habitual de la comedia universitaria gamberra —aunque sin sus habituales zafiedades—, no sorprende casi nunca —“ni por fuera ni por dentro”, que diría Fito— y a ratos se acerca demasiado a la sucesión acumulativa de gags, característica de la mayoría de las producciones animadas de DreamWorks y del binomio Blue Sky-Fox. Una falta de ambiciones que acrecienta la inquietud de los buenos aficionados a la animación, siempre ansiosos de obras maestras, como Los Increíbles, Ratatouille o Toy Story 3.
[Decine21]
Yo quiero ser asustador de niños
“Que yo recuerde, siempre quise ser un asustador de niños”. En el a priori improbable caso de que Martin Scorsese hubiera dirigido Monstruos University, quizá habría parafraseado la frase de Henry Hill con la que principia Uno de los nuestros y arrancado así la nueva película de Pixar, precuela de Monstruos S.A. Pues la cinta se retrotrae primero a las orígenes, Mike Wazowski como tierno infante que a pesar de su aspecto canijo sueña con ser asustador de niños, lo que pasaría por estudiar en la Facultad de Sustos de la prestigiosa Monstruos University. Ya en edad universitaria y aceptado en las aulas, coincide con James P. Sullivan, o más familiarmente, Sully, con aspecto bastante más monstruoso además de que pertenece a un ilustre linaje de asustadores. No se llevan demasiado bien, y es que son muy diferentes, no sólo por su pinta externa, sino por el carácter: Mike es alguien seguro de sí mismo, estudioso y trabajador, mientras que Sully no pega chapa, confía en su talento natural y en la herencia familiar. Las circunstancias les obligarán a formar equipo en un fraternidad universitaria de “pringados”, pues la única forma de asegurar su continuidad en la institución es triunfar en los sustijuegos, tradicional y reñidísima competición de sustos con otras fraternidades.
Pixar se licencia con “summa cum laude” en la primera precuela de la compañía; y quizá haciendo honor a las ideas del film, da la alternativa a novatos en la dirección y el guión. Pues Monstruos University cuenta con el debut en la dirección de largos de animación del desconocido Dan Scanlon, también coguionista, y la contribución al libreto de los más bien novatos Daniel Gerson y Robert L. Baird; aunque sin duda, trabajo en equipo como el que también se postula en el film que comentamos, han aportado mucho los más curtidos John Lasseter, Andrew Stanton y Pete Docter en las reuniones creativas.
Como puede imaginarse, la animación es perfecta. En algunos terrenos -el pelo de Sully-, ya estaba casi todo dicho en Monstruos, S.A., pero aquí asombra el fotorrealismo del campus y de algunos objetos, ya resulta difícil distinguir entre lo que es animación y lo que es un objeto fotografiado de verdad. Hay pasajes especialmente logrados -las incursiones nocturnas, en la fábrica y en el campamento, con un suspense digno de una buena cinta de terror, o la fiesta de “ingreso en sociedad”-, pero nuevamente es un sólido y entrañable guión el que sostiene el conjunto.
La amistad es una idea sobre la que pivotan algunos de los mejores filmes de Pixar –la trilogía de Toy Story, Buscando a Nemo…- y aquí también es capital, ese afecto mutuo que ayuda a superar las diferencias. También llama la atención la invitación a la cultura del esfuerzo -hay que estudiar, prepararse para ocupar el puesto en la vida que a uno le toca hincando los codos…-, al cultivo de los propios talentos, y al desarrollo de la fuerza de voluntad. También, frente a la cultura del individualismo, se aboga por el trabajo en equipo, todos tienen algo que aportar. Y quizá, guiño a Steve Jobs, se recuerda que uno a veces puede no encajar en el sistema, pero eso no tiene por qué impedir sacar el genio y las cualidades que uno tiene dentro, en servicio a los demás.
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