Llega a España el tercer trabajo de la directora alemana Maren Ade, una película que, a pesar de plantear temas interesantes como el encuentro con el «yo», sufre de una falta de ritmo patente.
Título Original: Toni Erdmann |
SINOPSIS
Winfried (Peter Simonischek) es un padre infantil cuyo modo de relacionarse con el mundo pasa exclusivamente por la broma. Inés (Sandra Hüller) es su hija, una mujer capaz de aguantar el ritmo de vida de un mundo adulto en el que lo «adulto» consiste en organizar la reunión más importante del año, vivir por el trabajo y no por su propia felicidad. Winfried intentará relanzar la relación con su hija e irá a visitarla a Rumanía: una visita que la llevará a replantearse su actual concepción de la vida, la relación con los que quiere y su carrera.
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CRÍTICAS
[Guillem Lisicic. Colaborador de Cinemanet]
«¿Eres feliz?» pregunta Winfried/Toni Erdmann a su hija, en una de las mejores secuencias de la película. Ella elude responder directamente; luego comenta la jugada con unas compañeras acerca de la ridiculez de la conversación con su padre, pero podemos afirmar que esta es una de las preguntas a partir de la cual se estructurará su vida.
Este es uno de los puntos más interesantes de esta cinta: a partir del encuentro humano con el otro, el yo no puede dejar de preguntarse acerca de cuál es el sentido de la propia vida. Parece rechazar la pregunta, pero no podrá dejarla de lado. Es de agradecer, sin duda, que se sigan planteando dichas preguntas y se miren a la cara pero es, desde mi incapaz punto de vista, prescindible.
Sinceramente, me han parecido interesantes algunos aislados momentos pero «Toni Erdmann» se hace larga, demasiado larga, lo que acaba pesando a lo largo de la película. Además, hay bajones en el guion. Se podría recortar aquí y allá y podría ser una película más apetecible pero, de momento, no tengo intención de volver a verla. En un futuro, tal vez.
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